The Queen Elisabeth National Park
Dos semanas recorriendo Uganda en coche
Comienza nuestra ruta por Uganda con el Toyota. Después de gastar cuatro días en Kampala haciendo el reportaje sobre el ébola para “El País”, todavía nos queda una semana más o menos para conocer todo lo que podamos de este deseado país. Dos insoportables horas de atasco saliendo de Kampala nos han dejado exhaustos. Tenemos previsto hacer una parada en Masaka, una ciudad de la Región Central, a unos 130 kilómetros de la capital.
La línea del Ecuador
En la ruta Kampala hacía Masaka nos encontramos con el ecuador, una línea marcada en la carretera y una escultura en forma de circulo. En el lugar hay pequeñas tiendas de artesanía, algunos cafés y unos turistas locales haciéndose las fotos de rigor.
Masaka
Fundada como un centro de comercio hindú a principios del siglo XX sufrió más que ninguna otra ciudad la guerra contra Tanzania de 1979.
La guerra tanzano ugandesa fue un conflicto armado librado entre las Repúblicas de Tanzania y Uganda desde el 30 de octubre de 1978 hasta el 11 de abril de 1979. La guerra término con el derrocamiento del dictador ugandés Idi Amin y la ocupación militar tanzana de toda Uganda.
Idi Amin Dada, el “carnicero de Uganda“
Idi Amín Dadá gobernó Uganda como un dictador de 1971 a 1979. Cuando finalmente fue derrocado dejó tras de sí más de 300.000 cadáveres, miseria y devastación. Sus atrocidades eran incontables: mostraba las ejecuciones en directo por televisión, mutiló el cadáver de una de sus esposas y no pagó por ello. Su gobierno dictatorial le ha llevado a ser denominado como «El carnicero de Uganda», pues está considerado uno de los déspotas más crueles de la Historia.
En el “Banda Lodge”, situado en un enclave natural vamos a comer. Los dueños según la guía que llevamos son dos daneses que se establecieron aquí hace unos cuantos años.
Hemos coincidido durante la comida en el lodge con una familia británico catalana con la que hemos heco “migas”. Recién llegados de visitar gorilas de montaña, vienen emocionados. Ha sido una de las mejores experiencias de su vida. Nos han dado buenos consejos para nuestro próximo destino “The Queen Elisabeth National Park”.
A Uganda se viene a ver el gorila de montaña
Los gorilas de montaña son el gran reclamo turístico de Uganda, un tesoro del reino animal de valor incalculable que, sin embargo, no evita que este pequeño país africano siga siendo un gran desconocido para el turismo.
Me gustaría haber visto gorilas en Uganda porque debe ser algo inolvidable según dicen los afortunados que han vivido esta experiencia. Observar durante una hora a los gorilas en Uganda cuesta 800 euros. Vivimos una terrible crisis con desigualdades sociales y miseria y en África todavía más sangrantes. Nos parece una frivolidad en estas circunstancias ver gorilas. Me voy a arrepentir siempre. Quien sabe si en otra ocasión, me de la vuelta la cabeza, cambie de opinión y vuelva a Uganda a disfrutar de algo que debe ser imborrable.
Dónde ver a los gorilas de montaña
Los gorilas de montaña solo viven en la densa vegetación del parque nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi y, en menor medida, en la cordillera volcánica de Virunga, que comparten el parque nacional de los Volcanes (Ruanda), el parque nacional de Virunga (República Democrática del Congo) y el parque nacional del Gorila de Mgahinga (Uganda).
Entre todos ellos, el mejor lugar para ver a estos fascinantes primates es la Selva Impenetrable de Bwindi, una densa jungla al suroeste del país, casi en la frontera con la RD Congo, que ocupa más de 32.000 hectáreas y dónde la única manera de acceder es a pie. No hay caminos, carreteras ni nada que se le parezca y es el hogar de más de la mitad de la población de gorilas del mundo con casi 500 ejemplares, que por suerte ha aumentado en los últimos años (en 1970 se censaron 250).
Cómo conseguir los permisos
Para acceder a Bwindi necesitarás un permiso especial que se debe solicitar con al menos dos o tres meses de antelación y que cuesta 800 dólares (algo menos en temporada baja). Es caro, pero en la vecina Ruanda cuestan 1.500 dólares y es la única manera de asegurar la conservación de una especie única a la que se debe cuidar con mucho mimo.
Además, los permisos son limitados, nominales y con una fecha cerrada. Únicamente otorgan entre seis y ocho por cada familia de gorilas, evitando de esta manera el impacto negativo que podría generar la entrada ilimitada de turistas.
El Toyota tiene una avería
De camino, el Toyota anuncia avería al repostar en una gasolinera. Es un coche viejo pero parece que soportará las rutas y parques nacionales de este país. Nos ha costado barato, 40 dólares al día. Es fuerte y pesado y se conduce bien. Lo van a arreglar sobre la marcha los empleados de la estación de servicio. La meta de hoy era llegar a “Queen Elisabeth National Park” pero la avería nos está retrasando dos horas. Da rabia reconocer que se nos echa la noche encima y que no nos queda otra que dormir en la próxima ciudad de camino, Mbarara.
Mbarara
Mbarara es una ciudad al sudoeste de Uganda a unos 266 km de Kampala. Es el mayor centro urbano en el oeste del país y un importante nudo de transporte. Situada en la carretera a Kabale, y muy cerca del Parque Nacional del Lago Mburo. Fue fundada a finales del siglo XIX. Durante mucho tiempo fue un lugar polvoriento antes de experimentar un auge económico y demográfico en los últimos veinte años.
La ciudad es para los viajeros un lugar de paso de camino a los parques nacionales del oeste del país (The Queen Elisabeth, Bwindi, etc)
Hemos llegado conduciendo de noche a un hotel que no viene en la guía pero que nos han aconsejado. Es una nigerianada de las buenas por hortera pero tiene un restaurante fantástico donde hemos comido (estábamos hambrientos) el mejor pollo de nuestra vida. El hotel es limpio y barato. La pena es haber perdido la oportunidad de llegar a Queen Elisabeth y poder estar una noche más en el parque pero en África se tuercen las cosas cuando menos te lo esperas.
Xaquín se ha ventilado ocho horas con un tráfico infernal atravesando algún que otro casco urbano donde siempre hay retenciones importantes hasta que hemos llegado a Queen Elisabeth Park.
The Queen Elisabeth National Park
“The Queen Elisabeth National Park” es un espacio protegido que constituye la reserva más visitada de Uganda. Se encuentra en el oeste del país a unos 376 kilómetros de Kampala.
El parque fue fundado en 1952 como “Parque Nacional Kazinga” y renombrado dos años después para conmemorar la visita de la Reina Isabel II de Inglaterra a Uganda. Alberga mas de 95 especies de mamíferos y más de 600 especies de aves. Hace frontera con “Virunga National Park” en el Congo. Es el parque más visitado por los leones que escalan árboles y también por su magnífico “Kazinga Channel. No hemos visto ni leones en árboles ni demasidos animales salvo búfalos que los hay por todas partes.
Al parque se puede entrar con vehículo propio como el nuestro (de alquiler) y realizar la ruta por tu cuenta pero ver animales es complicado si no llevas un buen guía. A la entrada del parque hay guías que se ofrecen para acompañarte por unos 20 dólares. Nosotros estábamos tan agotados del viaje y preocupados por no llevar nada reservado para dormir que no caímos en ese detalle.
“The Kazinga Channel” es lo mejor de todo el parque. Separa los dos inmensos lagos, el lago George y el lago Edvar con una fantástica vida animal entre ambos. Elefantes, hipopótamos, antílopes, búfalos, cocodrilos viven en este canal.
Tenemos lodge, ha habido suerte.
Nos vamos a quedar en “The Queen Elisabeth Bush lodge” y en qué hora. Hubiera sido un problema no tener sitio para dormir con este cansancio y cayendo la tarde. Este lodge lo había fichado en la guía que llevamos de Uganda y además, nos lo había recomendado algún otro contacto por el camino.
Nos recibe Patrick, un chico encantador con una amplia sonrisa de oreja a oreja. Entre las opciones que nos ofrece para dormir, nos quedamos con la tienda de campaña. Es pequeña y no tiene baño privado sino uno comunitario a unos 30 metros de la tienda. Confieso que siempre me han fascinado las tiendas de campaña porque te permiten disfrutar de los sonidos de la noche africana.
La tienda de campaña cuesta 60 dólares, lo cual es algo a tener en cuenta. Uganda es caro y tres semanas recorriendo el país necesita un buen presupuesto. Sin embargo, la idea de levantarme durante la noche al baño en un campamento totalmente abierto a la selva y a los animales no me hace mucha gracia.
El lodge está lleno. La cena es fantástica y muy cuidada. Cada mesa con su candil frente a “The Kazinga Channel” en torno a un fuego de campamento.
Al volver a la tienda para dormir. ¡Oh sorpresa¡, nos topamos con un enorme hipopótamo campando a sus anchas. Un guarda de hotel viene a echarnos un capote con la linterna. La cosa no tiene gracia. Cualquiera se atreve a salir de la tienda de noche. He hecho intentona de madrugada y me he encontrado con otro enorme elefante al abrir la cremallera de la tienda. La luna llena permite observar un auténtico desfile de hipos comiendo entre las tiendas. Además, se escuchan hienas merodeando a la búsqueda de algún que otro resto de comida.
Hemos llegado tarde para buscar un guía para un safari mañana. El lodge nos proporciona un contacto. La africanada del día, carísimo (60 dólares por cabeza), un verdadero jeta y una verdadera tomadura de pelo.
El tipo nos recoge en un super coche de safari 4*4 muy aparente. Desde el momento uno, no se separa de su móvil. Le importa un verdadero pito si vemos animales o no. Lo de tener el teléfono pegado a la oreja, según dice es porque le avisan donde ver a los animales. No ha logrado localizar ni el primero. Le vamos avisando nosotros para que detenga el coche si hay algún búfalo o elefante.
Viajar a la aventura sin llevar nada reservado
Hay algo que me gusta por encima de todo viajando por África, el decidir sobre la marcha. No quiero tener nada reservado porque eso determina mi camino. Disfruto no llevando nada escrito, haciendo el camino a cada hora, a cada minuto, dejándome llevar, cambiando de opinión, modificando la ruta con la excusa de algún detalle que me ha llamado la atención o simplemente porque estoy cansada o porque de repente me apetece ver un bosque o un lago en concreto. Mañana, a lo mejor quiero conocer alguna cosa diferente.
La libertad de viajar por África sin tener nada previsto
A veces, trae consigo problemas, al llegar a un sitio, no encuentras nada para dormir y las fuerzas te fallan después de una panzada de kilómetros y tensión. Eso nos ha pasado hoy, hemos tenido donde dormir por los pelos.
Mañana nos vamos a Murchinson Falls National Park que no ha sido fácil
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