Huambo y las Cataratas Kalandula
Cuarta etapa de un viaje recorriendo Angola en coche
Huambo
Domingo, 20 de agosto
Tras cuatro días en Menongé nos despedimos de este lugar tan hóstil e inóspito situado en una región remota de Angola, minada con minas antipersona y minas antitanque, material bélico y reliquias abandonadas de su cruenta guerra. Cuatro días profundizando en la realidad de esta parte del país y en la herencia de una guerra de más de 20 años. Ha sido estremecedor.
Hecho el trabajo, ahora podemos seguir nuestro camino recorriendo en coche Angola
Nos vamos con pena, es complicado acercarte a conflictos olvidados que te recuerden que tu mundo de bienestar no es la única realidad de nuestro planeta poniéndote los pies en la tierra en una nueva lección africana.
El viaje desde Menongé a Huambo (segunda ciudad del país) ha sido largo pero hemos llegado a buena hora, a media mañana. Nos hemos quedado en el Hotel Ekuikui que no es bonito pero que esta bien situado.
Huambo
Huambo es una ciudad acogedora y muy hermosa. El color verde invade las calles arboladas. Se ha hecho un importante trabajo de repoblación de árboles en su entorno. Es una ciudad tranquila y sobre todo encantadora.
Huambo siempre tuvo importancia económica por ser la parada más notable y obligada en la ruta del Ferrocarril de Benguela, lo que generó un tejido industrial primordial.
En los años 20, durante la época colonial, la ciudad fue uno de los principales motores para los portugueses en Angola, razón por la cual, en 1928, la rebautizaron como “Nova Lisboa” .
El nombre de la ciudad procede de “Wambu“, un antiguo reino de Angola.
En 1975, tras la independencia de Portugal, los angoleños decidieron que la ciudad recuperase su nombre original, Huambo
Los años negros de Huambo (1975-2002)
Debido a la guerra civil de Angola, Huambo se convirtió en uno de los escenarios más sangrientos del conflicto. Gran parte de sus infraestructuras fueron destruidas o inutilizadas. Las personas llegaban en masa para refugiarse en la ciudad. Fueron años muy duros y muy tristes.
Con los acuerdos de Paz en 2002, Huambo fue considerada una prioridad en el proceso de reconstrucción de Angola. Hoy, la ciudad ha recuperado toda la vida y esplendor que perdió tras el conflicto.
Actualmente, visitar Huambo con sus calles organizadas y arboladas, sus jardines, sus casas coloniales, su color, la amabilidad de sus habitantes, su tranquilidad… es todo un placer para los sentidos. Es una ciudad bellísima, un remanso de paz para el viajero.
Nos queda poco tiempo para disfrutar de la ciudad inmensa y maravillosa.
Las Cataratas de Kalandula
Angola tiene infinidad de secretos maravillosos pero este lo tiene muy bien guardado, escondido en la selva
Al noroeste del país se encuentran las segundas cataratas más grandes de todo el continente africano, Las Cataratas Kalandula, solo le hacen sombra las Cataratas Victoria descubiertas por David Livingstone.
Las Cataratas de Kalandula miden 105 metros de alto por 400 metros de ancho. El responsable de alimentarlas es el río Lucala. Esta maravilla natural que tiene forma de herradura se encuentran en la provincia de Malanje. Dicen que algunos aventureros se atreven a nadar en sus aguas.
La mejor época para visitar las cataratas es en temporada de lluvias porque las cascadas se pueden ver en todo su esplendor. Si quieres visitarlas los mejores meses son enero, febrero y marzo.
Si eres un viajero y no te gustan los turistas, este es tu sitio. Podrás disfrutar de ellas tranquilamente y en soledad. Estan situadas rodeadas de selva tropical, lo que hacen del lugar todo exuberancia y esplendor. Es complicado dar con ellas porque están en un lugar recóndito pero se llega.
Si viajas a Angola es uno de los imprescindibles. Se encuentran ubicadas en el río Lucala, el más importante afluente del río Kwanza, a 80 km de la ciudad de Malanje, capital de la provincia del mismo nombre y a 420 km de Luanda.
Pero si las cataratas son una sorpresa todavía te espera otra más, “La Pousada Caliandra da Serra“, un hotel situado en las mismas cataratas, un premio para el viajero tras un largo y cansado día de ruta, una pousada portuguesa que tiene la misma exquisitez y atención que encontrarías en Portugal. Un lugar único para no olvidar.
Hay que volver a Luanda. Nos vamos con la pena de abandonar este paraíso desconocido pero mañana volvemos a Madrid.
Se acaba nuestro maravilloso viaje recorriendo tres semanas Angola en coche, no tardaremos en volver. Este país es único, bellísimo, interesante, y el mayor de sus tesoros, los angolanos, gente acogedora, amable que hacen que el viajero se sienta como en casa.