Samburu Reserve y Lago Naivasha
(Continuación de Nairobi, tierra de románticos aventureros)
Un viaje de 24 días por Kenia, segunda parte
7 de septiembre
Llevamos unos días conociendo Nairobi pero ahora el viaje debe continuar.
En Kenia aunque descubras el país por tu cuenta y a la aventura sin tener nada previsto, hay que ir de safari y para hacer un safari en Kenia, hay que contratar un coche, guía y campamento donde dormir.
Con José Serrano, dueño del campamento “Enkewa” en Masai Mara, he negociado desde Madrid, 9 días de safari (dos días en Samburu Reserve, dos días en el Lago Naivasha y cinco en Masai Mara). Este país tiene muchísima oferta (agencias de viajes, agencias de alquiler de coches, lodges, campamentos, tour operadores, etc.). Me he vuelto loca intentando organizarlo por mi cuenta hasta que comprendí que lo mejor era dejarlo en manos de José.
Llegue a José Serrano a través de un libro de Javier Triana, “Matumbo, una crónica de las entrañas de Kenia”. En uno de sus capítulos hablaba del campamento Enkewa de José y de los masais. Me interesó mucho lo que leí y llamé a José, la verdad que fue una decisión muy acertada.
Los dos primeros días de los nueve los vamos a pasar conociendo la Reserva de Samburu.
Al “Hotel Stanley” de Nairobi y a las siete en punto de la mañana viene a buscarnos, “Ngota“, nuestro driver y guía los próximos dos días. Nos va a llevar a Samburu Reserve. Tiene buena pinta el plan. Ngota es muy enrollado y no para de hablar contándonos cosas. El coche es el típico ‘Game Viewer’ o coche de safari, aparcado a la puerta del Stanley.
Cuenta historias sin parar. Es afable, simpático, bravucón, grandote, de sonrisa amplia y un vozarrón que te deja sordo, más que hablar, pega gritos.
Comenzamos el camino hacía la Reserva de Samburu. El paisaje de este país es absolutamente maravilloso, muy cambiante. En seis horas llegaremos a la reserva.
Ngota cuenta que el Monte Kilimanjaro se incrusta en Kenia (desde donde puede observarse) pero pertenece a Tanzania. El mejor lugar para disfrutar de su impresionante presencia es desde Ambroseli Park. El Kilimanjaro pertenecía a Kenia pero fue un regalo de la reina Victoria a su nieto, el Kaiser Guillermo II de Alemania. Posteriormente se ajustaron las fronteras.
También nos cuenta que los famosos flamencos del Lago Nakuru (una de las grandes imágenes de Kenia) han emigrado al Lago Bogoria porque el cambio climático esta haciendo estragos en este país aumentando el nivel de las aguas y haciendo imposible que los flamencos puedan alimentarse en ellas.
El lago Bogoria es un pequeño lago salino y alcalino que se encuentra en una región volcánica de Kenia, un poco al norte de la línea ecuatorial. El lago es poco profundo.
El paisaje camino de Samburu es espectacular, lleno de acacias. Se pueden contar hasta 52 tipos diferentes, maravillosas, sublimes conviviendo en Kenia. La acacia es uno de mis árboles favoritos porque lo identifico con este continente.
A veces, el paisaje es agreste pero la mayor parte de la ruta desde Nairobi a la Reserva de Samburu es un paisaje verde, frondoso exuberante y espectacular. Esta lleno de pinos y frutales, una increíble vegetación que evoca a Zimbabue y a veces a Sudáfrica. Es una maravilla recorrer este increíble país. Supera todas mis expectativas.
Atravesamos el White Kenia, la zona de los blancos, de camino a Samburu. Es una zona de plantaciones de té y café dónde varios británicos muy ricos siguen establecidos.
Además, pasamos cerca del Monte Kenia en el gran valle del Rift
El Gran Valle del Rift y el Monte Kenia
El Gran Valle del Rift (Rift Valley) es una fractura geológica que encontramos en África, con una extensión de casi 5000 kilómetros de largo. Un gran valle que recorre Mozambique, Kenya, Tanzania, etc… terminando en el Mar Rojo.
Valle del Rift significa “grieta”, menuda grieta. Una enorme trinchera de miles de kilómetros, como una gran cicatriz que atraviesa Kenia de norte a sur.
Los primeros habitantes del planeta procedían del Gran Valle del Rift, en concreto de Etiopía. Han aparecido muchos fósiles de las especies que precedieron al homo sapiens.
Esta gran zanja es la cuna de la humanidad
El gran Valle del Rift es una bañera donde nuestros antepasados decidieron dejar de andar a cuatro patas. Hay 7 lagos en el Rift Valley, cuatro arcaícos y tres de agua fresca. La gran grieta, trinchera o valle está salpicada de lagos y volcanes desde el Turkana al Natrón pasando por el Baringo, el Nakuro, el Ninvasha, etc. Todos menos el Lago Victoria están en el Rift Valley.
Esta mañana, el Monte Kenia no se puede ver porque está lleno de nubes
Ngota, nuestro driver, dice que en la actualidad el monte más alto de Kenia es el tanzano Kilimanjaro con sus 5.895 metros pero hace mucho tiempo, el más alto era el Monte Kenia (segunda altura de África) con 5.199 metros pero las erupciones de los últimos milenios han ido reduciendo su tamaño y por tanto, su liderazgo. Los geólogos calculan que hace muchos años pudo alcanzar los 7000 metros de altura.
Los kikuyus creen que en las alturas del Monte Kenia reside el dios supremo, Ngai
Según la mitología de los kikuyus (el grupo étnico más numeroso de Kenia que habita en las tierras del interior, en la zona del Monte Kenia y el Valle del Gran Rift), el propio dios Ngai puso allí la nieve para establecer el carácter sagrado de la montaña. Contemplado desde la lejanía, el Monte Kenia parece pintado en blanco y negro, a causa de la piedra basáltica y la nieve. De ahí, le viene su nombre original en lengua local Ke’Nyaa que quiere decir avestruz, el ave cuyo macho recubre su cuerpo de plumas negras y blancas.
El primer blanco que lo contempló fue un misionero alemán al sevicio de la iglesia anglicana, Johan Ludwig Krapf, el 3 de diciembre de 1849 aunque no le creyeron ¿como iba a haber nieve tan cerca del Ecuador y de la costa tropical?. Le sucedió lo mismo al misionero alemán Johann Rebmann al que también tildaron de visionario los geógrafos de Londres. El 13 de septiembre de 1899, una expedición (el francés Joseph Brocherel, Cesar Ollier y Halford MacKinder) alcanzaron la cumbre de la montaña.
Samburu Reserve
Tras un viaje fantástico aunque cansados llegamos a la puerta de Samburu Reserve hacía las dos de la tarde.
La Reserva Nacional de Samburu que se extiende a ambas orillas del río río Ewaso Ng’iro es uno de los parques más pequeños de Kenia: también de los más bellos y con mucha fauna salvaje. El Parque es muy rico en elefantes, jirafas, antílopes, familias de leones y muchas avestruces.
Cuando apenas hemos recorrido cien metros, Ngota se para en seco, parece que un leopardo ha matado un impala. Los buitres en los árboles esperan su turno pero no se acercan al botín. Del leopardo ni rastro. Tras media hora esperando, nos vamos, es posible que el leopardo no vuelva hasta la noche. La visibilidad no es buena. La Reserva de Samburu tiene mucho arbusto. Es sabana semidesértica.
De camino a nuestro campamento vemos que esta reserva esta llena de animales, cebras, jirafas, impalas y elefantes.
Nuestro campamento en Samburu Reserve se llama “Ashnil Samburu Camp“. Se encuentra a la orilla del río Ewaso Ng’iro a su paso por la reserva. Esta protegido con alambradas electrificadas y barra de seguridad con guardas custodiando la entrada.
Nos recibe un relaciones públicas informándonos de los horarios de las comidas, cenas y desayunos. Nos adjudican la cabaña nº 15. El campamento debe estar lleno por que es la penúltima cabaña y hay que recorrer un buen trecho para llegar a ella. Es una tienda de campaña grande, espaciosa con una enorme cama que te permite ver un poco de selva, la triste alambrada que te separa de los animales imposibilita disfrutar de la noche africana. A mí me gusta dormir sin vallas, ni alambradas…… así es como de verdad se puede escuchar la noche en la sabana.
El “Ashnil Samburu Camp” es un típico campamento sin sabor, ni personalidad. Tiene todas las comodidades del mundo pero con tanta medida de seguridad, a mí no me gusta. Me da la sensación de poder estar en la sabana o en una playa de Canarias. Solo veo piscina, restaurante, cercos y enrejados pero no la autenticidad de la naturaleza africana. De vez en cuando, algún elefante despistado se acerca a la alambrada por si pilla algo.
Nos espera Matu, nuestro camarero que se va a hacer cargo de nosotros cuando vayamos al comedor. Instalados en nuestra lujosa tienda de campaña, nos vamos de safari.
La verdad es que Samburu es precioso. El río Ewaso Ng’iro roza el campamento. No es profundo por lo tanto no tiene hipopótamos pero hay muchos elefantes y hemos visto también leones.
No hemos visto búfalos pero si que hemos visto impalas y la cebra típica de Samburu. Es una cebra diferente a la cebra común con unas líneas muy pequeñas que distorsionan y dificultan la caza a los felinos volviéndoles locos. Las líneas regulan el calor de su cuerpo.
Hay poco turismo en la Reserva de Samburu. Debe ser por el Covid, apenas te cruzas con algún coche en el camino.
Hacía el año 2002, los furtivos fueron una amenaza muy seria para la vida salvaje en los parques kenianos, y en el de Samburu, ese año mataron veinticinco elefantes, la pieza más deseada por el márfil. Pero el sistema de vigilancia y protección de la policía del país, en concreto, el grupo de rangers, ha funcionado perfectamente los últimos años y la amenaza del furtivismo está disminuyendo.
El sistema que se emplea en Kenia para acabar con el furtivismo es sencillo, furtivo visto, furtivo muerto
La ribera del río Ewaso Ng’iro es bellísima con su cauce casi desnudo, con terraplenes e islotes y el agua casi roja oscura o marrón formando caprichosas curvas. Familias de elefantes cruzan el río y se dan chapuzones durante las horas de calor.
He descubierto la gacela jirafa que nunca había visto. Utiliza sus patas delanteras para bajar las ramas más altas, pueden alcanzar hojas tiernas de arbustos espinosos muy altos que forman la mayor parte de su dieta, junto con insectos, flores, frutas y enredaderas, No comen pasto, ni requieren agua.
En un campamento como éste la noche africana no tiene sabor
Me ha gustado Samburu como reserva pero no el campamento, que hará las delicias de mucha gente por cómodo pero le falta la esencia. No se escuchan los sonidos de la selva africana a pesar de estar a la orilla de un río. Nada que ver con las inolvidables noches en el Delta del Okavango (Botswana) o Mana Pools (Zimbabue) cuando dormíamos en tiendas de campaña sin ninguna protección.
Es un campamento donde vienen de luna de miel algunas parejas y matrimonios que no quieren complicarse la vida y sólo buscan seguridad y tranquilidad en eso que llaman “Africa” y que debe ser muy exótico.
En la Reserva de Samburu no se pasa miedo como en Zimbabwe cuando acampas solo en mitad de la noche, aquí todo está protegido, todo es perfecto, todo es fácil pero no tiene el encanto del miedo, de la aventura, del vértigo de la noche, de los sonidos que te cortan el pensamiento y la respiración. Hienas que merodean tu tienda, rugidos de leones en la noche. En un campamento como este se pierde la esencia de África.
Lago Naivasha
Continúa la ruta. Nos vamos a otro campamento en el Lago Naivasha. Salimos de Samburu muy pronto, a las siete de la mañana rumbo al lago.
El lago Naivasha es un lago africano de agua dulce localizado a las afueras de la pequeña ciudad de Naivasha, en el condado de Nakuru. Es uno de los lagos del Gran Valle del Rift. Durante la ruta de llegada a Naivasha nos encontramos de bruces con el Ecuador.
Pasando el Ecuador
A mitad de camino, Ngota dice que nos vamos a parar en el Ecuador para ver una demostración del efecto Coriolis que hace que el agua depositada en un barreño gire en un sentido u otro dependiendo a que lado de la línea del Ecuador nos situemos.
Tienen montado un chiringuito bastante hortera preparado para vender al turista todo lo relacionado con el ecuador y sus fuerzas magnéticas. Una pequeña nave muestra todo tipo de artesanía y recuerdos para guiris. Un tipo se ofrece a hacer una demostración con una palangana del efecto Coriolis que ha resultado muy curiosa.
Me produce cierta emoción pisar, cruzar, atravesar la línea del ecuador o meridianos.
Seguimos nuestro camino hacia el Lago Naivasha. Hemos pasado de nuevo por el Monte Kenia. Hoy también estaba cubierto de nubes.
Nos vamos a hospedar en el campamento “Camp Carnelley’s” a la orilla del Lago Naivasha. Es un sitio curioso con aire de backpacker. La habitación 13 (la que nos han adjudicado) no tiene baño. Es cutre no, lo siguiente y para ir al baño por la noche tengo que atravesar 30 metros entre rugidos de hipopótamos, “ni de coña”, toca poner el grito en el cielo y por fin, nos dan una pequeña cabaña con vistas a la orilla del lago, fantástica. Ha sido la “africanada” del día. Creo que los tipos de la entrada al campamento nos han adjudicado lo primero que se les ha ocurrido.
Tras la primera ojeada desalentadora, el campamento es increíble, soberbio y fantástico. A la orilla del lago, cientos de pájaros, águilas pescadoras, cormoranes y flamencos hacen las delicias de los que paran por aquí. Es un paraíso. El campamento tiene un restaurante en una magnífica palloza con unas ensaladas que jamás encontrarás en otro lugar del mundo. Un auténtico lugar con sabor africano lleno de mochileros que dan el toque aventurero al lugar.
La experiencia en el lodge del lago Naivasha está resultando mucho más genuina que el “pijo” “Ashnil Samburu Camp” de Samburu Reserve.
Esto es irrepetible. Nos vamos a ver hipopótamos. Naivasha es otro de los grandes lagos en el Valle del Rift. “Aguas agitadas” es su traducción a la lengua local de los masais por sus fuertes tormentas repentinas. Se encuentra muy cerca de la pequeña ciudad de Naivasha. En un chiringuito del town nos han pegado el palo del día. Nos han cobrado un pastón por darnos una vuelta en barca, ver unos cuantos hipos dormidos, alguna águila pescadora comiendo pescado y acercarnos a conocer Crescent Island.
Crescent Island
Nos acercan en la barca como parte de la excursión a Crescent Island que de isla no tiene nada. En realidad es una península a la que se puede acceder por carretera o en barca. Lo único que tiene de interesante es que en ella se rodaron algunas de las escenas de la famosa película de Sydney Pollack, “Memorias de África“. Se introdujeron algunas especies para el rodaje que permitieron ambientar determinadas escenas sin que el equipo y los actores corrieran peligro.
Hay alguna jirafa, impala, dik dik, cebra, ñu, gacela, e hipopótamos que se pueden ver con cierta facilidad por la isla y sus inmediaciones. Es un lugar para guiris que no merece la pena por el dinero que te cobran.
Kenia es carísimo y se pasan a sacarte las pelas por todo pero esta excursión por el lago y visita a Crescent Island lo supera con creces. Volvemos a nuestro campamento “Camp Carnelley’s” que es fantástico lleno de increíbles pájaros que te envuelven por todas partes.
Después de cenar hay que ir a nuestra cabaña que se encuentra a la orilla del lago. Le he preguntado a la gente del camp si es peligroso por los hipos y cocodrilos y no dicen ni que si ni que no.
A pesar de que los cocodrilos en África se cobran varios centenares de vidas humanas, esas cifras son superadas con creces por víctimas de hipopótamos que cada año son responsables de miles de muertes. El hipopótamo, especialmente el hipopótamo común es una especie muy agresiva. Por ello, están considerados como uno de los animales más peligrosos del continente. De hecho, es el animal que más muertes causa en África entre humanos, solo superado por el mosquito de la malaria o paludismo. El hipopótamo desarrolla un comportamiento muy territorial dentro del agua, estableciendo zonas de dominio por cada hipopótamo macho.
El cocodrilo es el animal considerado más temible quizás por su forma de sorprender a sus presas. Asalta sin piedad en el agua a los nadadores y sobre todo a la gente que viaja en pequeñas canoas pero también acecha a sus víctimas en tierra escondidos entre los matorrales próximos a los ríos, lagos y zonas pantanosas.
Mañana hemos decidido subir al Volcan Longonot
10 de Septiembre
Ayer acabamos agotados así que hemos dormido diez horas. En la orilla del lago Naivasha hay mosquitos pero con la mosquitera nos están respetando.
Longonot National Park y el Volcán Longonot
El volcán Longonot es una excursión muy recomendable si te gusta el senderismo. No defrauda sino todo lo contrario pero su ascensión es dura. El premio, los increíbles paisajes que se ven desde la cima.
El volcán se encuentra muy cerca de Naivasha y a unos 70 km de Nairobi (hora y media en coche). El entorno que rodea al volcán es un parque nacional. “Longonot National Park“. Para la ascensión hay que pagar en la puerta una entrada, 26 dólares por persona. Se puede aparcar el coche y hay un bar donde cargar las pilas. No es obligatorio llevar guía. A la entrada del parque nos dicen que llegar a la cima no tiene perdida.
Como en la entrada nos han dicho que no hacía falta guía, nos hemos venido arriba y hemos decidido subir solos. A los diez minutos hemos reculado porque no teníamos ni idea de por donde tirar y perderse aquí no tiene gracia.
Aunque dicen que no hay depredadores, he visto algún búfalo. Echando leches viene a nuestro rescate, Robert, un guía del parque. El ascenso es duro de cojones. Una escalada no apta para principiantes. He estado al borde de la lipotimia en más de una ocasión pero al final, he conseguido subir al cráter y ver lo que hay debajo.
La vista del interior del cráter es un misterio fantástico. Robert dice que son árboles altísimos y que está lleno de leopardos. A mi me parece indescifrable y tenebroso. El descenso ha sido mucho más fácil. Un total de siete kilómetros y medio muy duros pero que merecen la pena.
Nos volvemos al campamento, la tarde la vamos a dejar para disfrutar de este lugar único lleno de increíbles pájaros y de vegetación exhuberante. El auténtico paraíso terrenal. Hacemos un fuego a la puerta de nuestra cabaña y del pequeño restaurante del camp nos traemos algo para comer mientras nos quedamos más que atontados con la fogata escuchando los misteriosos sonidos del Lago Naivasha, de lejos el rugido de los hipos inunda la noche.
Mañana nos vamos a “Enkewa Lodge” en Masai Mara