Kédougou, la entrada al País Bassari, un viaje de 20 días recorriendo Senegal y Guinea Bissau, 6 parte

(Continuación de Bafata, una bonita ciudad de Guinea Bissau, un viaje de 20 días recorriendo Senegal y Guinea, 5 parte)

Kolda (Senegal), 27 de julio

Seguimos nuestro viaje de 20 días por Senegal y Guinea Bissau. Ahora abandonamos Guinea y volvemos de nuevo a Senegal.  Hemos cogido un sept place de Bafata (Guinea) a Kolda (Senegal). Pillamos los asientos del medio. La experiencia de ir sentados en los asientos traseros de un sept place nunca ha sido buena aunque este medio de transporte está rigurosamente controlado en Senegal.

Esperando en la Grand Routiere de Kolda

En la gare routiere, te adjudican tu plaza en el coche que parte cuando está lleno. Hay países que este protocolo es un cachondeo pero en Senegal funciona bien.

Una chica con su bebe en Kolda

Hemos llegado a Kolda en el sur de Senegal. Nos quedamos en el Hotel Hobbe. Es bonito y muy agradable. Tiene una piscina en el centro de unas pallozas entre mucha vegetación. Un remanso de paz para los viajeros fatigados. Una gazelle, la cerveza senegalesa y un baño en la piscina para relajarse de un viaje cansado. En Senegal como  hay turismo, las piscinas están bastante limpias y te puedes bañar. En el resto de países del África negra, los hoteles muchas veces tienen piscina pero es imposible bañarse por lo sucia que está el agua.

Recuperando fuerzas en Kolda

La habitación que nos dan es preciosa, grande, espaciosa con una cama enorme y muy africana. Tienen unas telas de colores chillones y todo tipo de objetos africanos. Muy confortable. Hemos dado la ropa para lavar, traemos casi todo sucio. Nos hemos encontrado con unos españoles. Charlando con ellos pertenecen a una empresa española que está haciendo carreteras en Senegal. Llevan aquí un par de meses. Según nos cuentan su vida en esta ciudad se resume del trabajo al hotel a beber cerveza y del hotel al trabajo.

En alguna ocasión, nos hemos encontrado con trabajadores españoles destinados en África que muchas veces no saben sacar el jugo ni disfrutar de los placeres de este continente y se recluyen en los hoteles como si fueran remansos de paz y seguridad. No conocen África y se vuelven a España sin conocerla. Estos chicos son simpáticos y hemos estado un buen rato charlando con ellos pero demuestran un gran desconocimiento de esta ciudad y del país.

Kolda fue la capital de un reino fula en el siglo XIX. Tiene el gran legado fula y su lengua y su cultura son predominantemente fula. Los fulas son uno de los más numerosos y extendidos grupos étnicos de Africa occidental. Están presentes de Senegal a Sudan y de Mauritania a Nigeria. La lengua es el factor unificador entre los diferentes grupos fulas.

Kolda no es bonita pero tiene unos lugares bellísimos junto al río. Una vez por semana dobla su población cuando desde Mali se acercan los comerciantes para mercadear vendiendo sobre todo, sacos de arroz, cacahuetes y telas y todo tipo de productos.

Un hombre en Kolda

Kolda también ha sido origen de muchos sueños frustrados en el Atlantico de camino a la deseada Europa. El 21 de abril de 2007 un cayuco zarpaba en silencio de la isla de Diogué. Sus 160 ocupantes, jóvenes de Kolda, pretendían alcanzar Canarias como otros muchos por aquellos tristes años. Sin embargo, su barca desapareció para siempre en lo que ha sido una de las peores tragedias de la inmigración hacia nuestro país.

Una mujer en Kolda

Paseando por el mercado vemos el anuncio de un concierto de una coral de Gambia en una iglesia católica que comenzará a las ocho y media de la tarde. Nos vamos a acercar. El concierto empieza como era de esperar a las once y media de la noche, tres horas después de lo previsto para mi desesperación europea. Esto es África.

Antes de comenzar el concierto hay un ambiente fantástico en los alrededores de la pequeña iglesia llena a rebosar. Una monjita blanca se mueve entre el jolgorio. Donde hay africanos disfrutando de ocio siempre hay bebida, comida y mercadeo aunque sea a la puerta de una iglesia.

La coral esta resultando de lo mejor que he visto en África. La gente se esta poniendo como loca sin parar de cantar y bailar. Cada vez más espontáneos salen danzando al pasillo de la iglesia. Es increíble como se mueve esta gente, el ritmo les sale por las orejas. Es es uno de esos momentos mágicos e inéditos que nos regala este continente. Un viejete se lanza con sus movimientos seductores al pasillo de la iglesia dejándonos absortos. Mañana nos vamos a Kédougou para entrar en el territorio Bassari.

Kédougou (Senegal), 28 de julio

En el desayuno hemos visto al grupete de españoles irse al tajo con todos sus aparejos de topógrafos. En la gare routiere cogemos un sept place a Tambacunda, primera etapa del viaje de hoy que serán unas cuatro horas de coche. La segunda etapa será a Kédougou. La ruta ha sido larga y solo hemos comido unos anacardos de camino.

Kédougou es la ciudad más grande del sureste del país pero mantiene un aire muy de pueblo con altísimos árboles y calles de tierra roja. Su mercado es famoso por las famosas telas de Indigo. Kédougou es bonita pero lo más importante es que es el punto de partida para visitar el País Bassari.

Llegamos al hotel hechos polvo. Uno de los mejores hoteles de Kédougou, le Bédik está lleno. Nosotros nunca llevamos nada reservado, así que es normal llevarse alguna que otra sorpresa. Nos instalamos en el hotel de al lado, muy africano con unas pallozas en torno a una piscina pero con agua limpia.

El hotel de al lado del Bédik

El hotel Bédik lo que tiene mejor es su preciosisima terraza a corte del río Gambia donde vamos a esperar a Alpha Diallo, un guia con el que hemos contactado porque queremos que nos lleve al País Bassari. Esta terraza es una de las más fantásticas que uno pueda imaginar.

La maravillosa terraza del hotel Bédik

El río Gambia baja espléndido con el color de los ríos africanos, lleno de vegetación y majestuoso. Los ríos africanos siempre han ejercido fascinación en mi. Si este continente tiene belleza por todas partes, sus ríos me han embrujado desde el primer momento. Hay una barquita a remo que cruza de lado a lado el río. Llega Alpha Diallo, nuestro nuevo guía, musulmán, serio, puntual y muy agradable. Se presenta a la hora acordada ni un minuto antes ni un minuto después, nada normal entre africanos con un concepto muy diferente a nosotros del tiempo. Alpha es originario de la zona, conoce las mejores rutas a través de las colinas y se lleva bien con la gente de los poblados Bassari.

El río Gambia a su paso por Kédougou

Alpha nos explica sobre el mapa, la ruta que haremos para internarnos en el corazón de País Bassari. Acordamos el precio. El recorrido por el País Bassari serán dos días completos de la mano de nuestro guía. Xaquín quiere hacer trekking, así que vamos a subir dos montañas ni más ni menos para poder llegar al País Bassari.

Un poblado Bassari

Llevaremos un 4*4 y dormiremos en un campamento donde no vamos a tener ni agua corriente. Habrá que ducharse con un cubo y dormir en una choza de una pequeña village. Es la única manera de acceder al País Bassari donde no hay hoteles ni nada que se le parezca. Empezamos la ruta con mucha ilusión.

Las chozas donde dormimos en el village de camino al territorio Bassari
Las chozas donde dormimos en el village a la entrada del País Bassari

Acompaña a Alpha, su sobrino David, un chico de unos veinticinco años muy majo.

Nuestros guías al País Bassari

Cuando estábamos llegando a la village para instalarnos, he visto una de las imágenes más impresionantes de todos mis periplos africanos. Nunca lo había visto ni seguramente tendré la suerte de volver a ser testigo de algo tan excepcional. No llevaba la cámara a mano y no pude hacer una foto que inmortalizase ese momento.

Era un chico vestido únicamente con unas plumas y algunos abalorios que recorría la selva como parte de un rito de iniciación a la madurez completamente solo. Este chico tiene que permanecer tres meses vagabundeando por la selva acompañado exclusivamente por una lanza para defenderse de los animales y alimentarse, viviendo solo, sin ninguna otra comunicación con el mundo exterior. Su figura andando con paso seguro, su expresión sería y responsable, su determinación me han dejado muda. Para cualquier periodista esta es una imagen impactante.

Mujer Bassari con sus abalorios

Los Bassari es una de las etnias más antiguas de Senegal que todavía persiste con sus ritos animístas.

Un poblado Bassari

El País Bassari es el nombre genérico que se ha dado al territorio que ocupa la región de Kédougou. Entrar en el País Bassari es introducirse en el mundo rural senegalés más auténtico. Son las tribus más autóctonas con un modo de vida en su estado más original. La mayoría de tribus se ubican entre colinas. Viven en poblados construidos con piedra roja de montaña con tejados de caña.

Una mujer Bassari

Llegar a los poblados Bassari está resultando complicado. No se puede llegar ni en coche ni en 4*4. La única forma de poder llegar a uno de sus poblados es subiendo y bajando a pie las montañas que los separan de cualquier civilización. Una pista de tierra sube por los montes hasta el primer poblado.

Las montañas para llegar al País Bassari

Hace mucho calor y pienso que jamás voy a conseguir ver a los Bassari. Tras un esfuerzo enorme que casi acaba conmigo llegamos al primero de sus villorios. Las mujeres Bassari corrieron a ver a la blanca que se acercaba a visitarlas para conocer su forma de vivir. Querían charlar, tocar, husmear, llenas de curiosidad.

Nuestra llegada a un poblado Bassari

Llegar al País Bassari es reencontrarse con las civilizaciones más olvidadas. Entre finales de abril y mayo, los Bassari celebran los ritos iniciáticos que marcan el paso de una edad a otra. Es la ocasión para invocar a los espíritus de los antepasados.

Otra mujer Bassari

La pobreza de los Bassari sorprende. Nosotros traemos como presente varios kilos de sal. Una cosa tan sencilla como la sal es muy valorado por este pueblo. Siempre que llegas a un poblado debes llevar algún regalo.

Una vieja Bassari

Los Bassari son una etnia alegre con una sonrisa siempre presente entre su gente. En las aldeas Bassari, las mujeres cocinan, los niños corren por el poblado, los hombres dormitan bajo los árboles como siempre ocurre en África.

Mujer Bassari con su bebe

Mañana nos vamos a Sant Louis para internarnos en la parte norte del país bordeando el río Senegal que hace frontera con Mauritania.

 

 

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