El descubrimiento del coloso Namibe y Lubango

El descubrimiento del coloso Namibe y Lubango

Segunda etapa de un viaje recorriendo Angola en coche

Namibe y el Desierto de Namib

Agosto

La primera parte de nuestra ruta de tres semanas recorriendo en coche Angola ha sido bajar la costa atlántica desde Luanda haciendo paradas en el Milladoiro de Lua, Cabo Lledo, Sambé, Lobito y Benguela disfrutando de la generosidad y buen carácter del angolano además, de la belleza inenarrable de este país.

Hace unos años viajando en avión a Namibia, desde el aire observamos una línea azul celeste larga e intensa. Era el Océano Atlántico que acariciaba el rojo intenso del desierto de Namib. Di por hecho que ya estaba llegando a Namibia pero era la gran Angola que tiene el desierto frente al mar. En Angola todo es posible.

Costa de Angola desierto de Namib

La mayor parte de la costa de la provincia de Namibe, al sur del país, está surcada por uno de los desiertos más antiguos de África: el Desierto de Namib, cuyo nombre significa en lengua nama “enorme”.

Y no es para menos, porque este inmenso paraje de dunas, cañones y horizontes lunares tiene una extensión de 81.000 kilómetros cuadrados. Empieza en la costa de Namibia, desde el río Orange, y abarca hasta el río Kuanza, en Angola. Aunque resulte sorprendente, en este desierto pueden encontrarse desde oryx, antílopes y avestruces, hasta osos marinos, que viven gracias a las corrientes frías procedentes de Benguela.

La costa del desierto de Namib es fascinante, desoladora, inquietante y sobrecogedora

El objetivo de hoy era llegar la la Playa de Soba que se encuentra en medio de acantilados y desierto.

Ha sido imposible reservar y dar con el el precioso lodge en la Playa de Soba situado en lo alto de un acantilado. Se nos ha torcido el día sin conseguir encontrar el dichoso campamento. En un viaje como éste siempre hay alguna etapa condenada al fracaso, que estresa y desanima al viajero, hoy ha sido uno de esos días.

Playa del Flamingos Lodge Desierto de Namib Namibe Angola

Desde Benguela a Namibe con la pickup hemos conducido más de cuatrocientos kilómetros, llegando agotados, además de, otros ochenta kilómetros por un camino de tierra sin ver ni un alma, tan solo un par de pickup en sentido contrario. Un penoso viaje con la sensación de que el coche se va a quedar clavado en la arena del desierto o que vamos a pinchar. Con el cansancio al llegar al desvío de la Playa de Soba nos lo hemos pasado.

Una pista para llegar a Namibe en Angola

Unos chicos que apenas balbucean portugués nos han explicado que el desvío a la Playa de Soba y al lodge está junto a una torreta. Hemos encontrado la dichosa torreta pero la sorpresa del día es que para llegar al lodge todavía nos quedaban otros 25 km de arena de desierto. Además, no tenemos reserva en el hotel (imposible contactar con ellos) cabe la posibilidad de que no haya una cabaña para nosotros. Sin reserva no nos podemos arriesgar a estas alturas del día.

Cambio de planes, vuelta a Namibe con un enfado de los que hacen historia. Como era de esperar, elegimos el hotel más feo y anodino de la ciudad. Sin haber probado bocado desde el desayuno no estamos en el mejor momento para tomar decisiones acertadas. El día ha sido un fracaso al perder la oportunidad de conocer la Playa de Soba. Todo viaje a la aventura sin llevar nada previsto tiene el riesgo de que haya algún día fustrante y decepcionante.

Namibe o Moçamedes es una ciudad apacible y tranquila con un gran puerto de pesca y de transporte de mineral y diamantes procedente de interior de Angola. La ciudad se fundó a mediados del siglo XIX por colonos portugueses que vieron el gran potencial que tenía este punto clave entre el Atlántico y el Desierto del Namib. La metrópoli ha crecido convirtiéndose en una de las ciudades más prosperas y pobladas de Angola.

Namibe conocida como Mocamedes Angola

Esta ciudad de origen portugués tiene un encanto especial. Pasear por el centro de la ciudad significa disfrutar de los edificios con fachadas de distintos colores típicos de la arquitectura portuguesa, calles amplias e iglesias junto al mar como la Paróquia de Santo Adrião. También un punto clave de la ciudad es el mercado llamado Mercado 5 de Abril, donde podrás comprar todo tipo de productos.

El paseo marítimo de Namibe se llama La Marginal lleno de restaurantes y cafés con vistas a la pequeña bahía de la ciudad. Comer pescado y mojarlo con vino portugués es uno de los placeres de esta ciudad mientras observas el frenético trajín del puerto.

Las playas limpias y desiertas con agua cristalina y dunas. Así son las playas de Namibe, en el sur de Angola, donde el desierto se encuentra con el océano Atlántico. Acceder a las playas es una aventura pero disfrutarlas es un infinito placer.

Las playas más famosas son Playa Amelia, Playa de las Barreiras, Playa de las Miragens, Playa dos Flamingos, Playa dos Navios, Playa Azul e Baba, la Bahía de las Pipas, la Bahía del Mucuyo, Playa Lucira y la Foz del Río Cunene, conocida por su resistente colonia de tortugas verdes. Mención aparte merece la Bahía de los Tigres, donde se pueden avistar ballenas y delfines aunque a la Bahía no vamos a poder ir por las mareas en esta época que hacen del lugar un sitio inaccesible

Mañana intentaremos encontrar en el desierto de Namib, otro de los lodges que queremos conocer “El Flamingo” en mitad de la nada

No hemos comido nada en todo el día, así que nos vamos al Restaurante Club Náutico que nos han recomendado. Es una preciosidad, regentado por una pareja de portugueses, tiene el sabor de la vieja Lisboa. Se encuentra ubicado en la Marginal como llaman en Angola al paseo marítimo.

Estamos en agosto y hace un frío que pela. Los angolanos a la estación que va de mayo a agosto, la llaman “El Cacimbo“. No sé si es porque es zona de desierto o porque es invierno en Angola pero en cuanto se echa la noche, las temperaturas caen en picado. Hemos traído cazadoras ligeras y ni un sólo jersey, así que estamos congelados la mayor parte del día sobre todo en el desierto. La portuguesa del restaurante me ha tenido que dar una manta para poder soportar la cena. Estaba absolutamente aterida. Los pantalones cortos y bermudas siguen sin salir de la maleta. Casi todos los días el cielo es gris, espeso y plomizo y no sale el sol.

Empezamos un nuevo día y ruta, dejando aparcado nuestro cabreo y la tarde fallida de ayer, son cosas que pasan en un viaje tan largo.

Llegar al Flamingo Lodge, nuestra apuesta de hoy

Pickup de pescadores de pesca deportiva en el Flamingos Lodge Desierto de Namib Namibe Angola

El Flamingo lodge está situado en un entorno espectacular, al principio del Desierto de Namib, en medio de acantilados y frente a una playa virgen donde no hay nadie. Es un lugar aislado de una belleza inenarrable.

Vamos a intentar llegar al Flamingo que está situado en el mar. Tendremos que atravesar desierto y pistas de arena durante más de 25 km. Tampoco hemos podido contactar con el hotel ni por correo ni por teléfono, deben estar incomunicados.

Supuestamente el desvío al lodge se encuentra entre Namibe y Tombua, a 45 km de Namibe.

Cartel anunciando el Flamingo's Lodge Namibe Desierto de Namibe Angola

Llenamos el depósito hasta arriba, y por fin, aparece el dichoso desvío. Pero ¡ojo! cuando llevamos dos kilómetros comiendo arena, nos damos cuenta de la triste realidad, imposible hacer los 23 km restantes hasta el Flamingo por los terribles botes y saltos que da nuestra pickup que nos van a destrozar el cuerpo.

El paisaje es sobrecogedor, turbador e inquietante, no se ve un solo ser vivo, además, no llevamos GPS, Angola, en cuanto sales de una ciudad te quedas incomunicado. Nos ha dado miedo seguir la ruta hasta el lodge con el coche botando como un loco.

Nos damos la vuelta y de camino a Tombua avistamos un puesto de policía junto a la carretera. Hasta ahora han sido amabilísimos y nunca nos han importunado. Habíamos leído en algún blog que había corrupción y que la policía te pedía alguna mordida pero nosotros no hemos visto nada de eso sino todo lo contrario.

Bon día, bon día”. No nos atrevemos a llegar al Flamingo Lodge porque creemos que no vamos a llegar con tanto bote y que el coche se va a descuajeringar. El poli de turno sentencia, “hay que quitar presión a las ruedas y solo así, podréis llegar”. Nosotros somos un par de ignorantes en cuanto a coches, ruedas, presiones y demás, por no saber, no tenemos ni idea de cambiar una rueda. El poli se ofrece a bajarnos la presión de las ruedas y nos asegura que así, llegaremos sin problema al Flamingo. Dicho y hecho, empieza por una, otra, otra hasta bajar la presión de las cuatro, en diez minutos, así son los angolanos, de la gente más hospitalaria que nos hemos echado a la cara en África.

Nos despedimos de esta gente tan profesional e intentamos alcanzar de nuevo el Flamingo. El coche rula mucho mejor, así que nos arriesgamos, no sin temor porque el paisaje es desolador. Aquí aterra un pinchazo, no pasa nadie por estas pistas y en el Flamingo no saben que estamos de camino.

Por fin, llegamos al lodge, nos salen al encuentro los trabajadores que son encantadores. La sudafricana que lo gestionaba hasta ahora se ha pirado y parece que se ha instalado según nos cuentan en otro lodge en Barra de Dande.

Playa del Flamingos Lodge Desierto de Namib Namibe Angola

La belleza del Flamingo es difícil de explicar. Se encuentra situado en mitad de la naturaleza más brutal rodeado de paisajes espectaculares. El lodge dispone de bungalows muy básicos con baño privado. La clientela está formada en gran parte por pescadores deportivos en busca de grandes presas y algún descolgado como nosotros.

Este lugar es un paraíso auténtico. El desierto llega al mar. Nos han dado un bungalow que no tiene llave bastante sencillo pero hay agua caliente y ducha (suficiente). Vamos a desayunar, comer y cenar aquí. No hay nada de nada en muchos kilómetros a la redonda. El lodge tiene cinco trabajadores y salvo nosotros y un grupo de pescadores deportivos sudafricanos acomodados en tiendas de campaña, no hay ni un alma.

Esta belleza lo compensa todo. Hay una cabra que se pasea entre las mesas del pequeño restaurante. El lugar es una preciosidad pero la cabra me ha caído mal desde el minuto uno. Camina como si fuera una reina y en cuanto hemos estirado el mapa de carreteras encima de una mesa para diseñar la ruta de mañana, no se lo ha comido de milagro. Ante el escándalo que hemos armado, ha reculado dando media vuelta con aires de marquesa, pero antes con la mirada nos ha venido a decir, “al primer descuido, me meriendo vuestro mapa”, no hay quien aguante a esta cabra repolluda.

Hace un frio que pela y en el restaurante aunque tiene unas mamparas para protegerte de la brisa del mar en la gélida noche del desierto, te congelas vivo.

Este lugar es bellísimo, corta el aliento, paraliza los sentidos, te deja mudo pero también es turbador y estremecedor como lo es todo en el desierto. No he visto muchos lugares tan abrumadores como este. Al sentarnos a comer en el pequeño pero acogedor restaurante al aire libre, nos han traído más de diez platos diferentes, Ha resultado complicado hacerles entender que nosotros comemos muy poco y ligero y que no necesitamos tanta comida. La explicación que nos han dado es que es su manera de agasajar al huésped. Si es así, no hay más que decir, nos hemos comido unos pescados fantásticos acompañados de arroces, patatas, purés, carne y todo lo que uno se pueda imaginar.

Desierto de Namib en el Flamingos Lodge Namibe Angola

Que amabilidad. La cabra es orgullosa y aunque se muere por un banquete no se digna a merodear para no recibir otro bocinazo por nuestra parte, así que se ha tumbado a ver que se cuece alrededor.

Playa de Flamingo's lodge Namibe Angola

Por la tarde, solo queda pasear por la playa de arena del desierto recorriendo la línea de costa negra y roja según el tramo. Una costa inacabable e infinita mientras escuchamos las olas brutales de un océano muy violento. La costa angolana este aislada de la civilización por el Desierto de Namib. Parece que en este lugar del mundo, te pudiera engullir el mar y nadie se enteraría. Solo pensarlo, sobrecoge a los más valientes.

El pequeño restaurante del Flamingo literalmente colgado de un acantilado invita a sentarte a ver el mar y a leer saboreando la soledad de este maravilloso lugar del mundo.

Para cenar, han vuelto a traer bandejas y bandejas de pescados, mejillones, pollos, patatas, ensaladas varias porque es su forma de agasajar el huésped. El día se ha acabado y no queda otra que dormir mientras las olas rugen en la noche helada del desierto. Pocas veces en mi vida, he pasado tanto frio. La noche no ha sido la mejor, imposible conciliar el sueño. Mil sombras acechan en la noche de insomnio del Namib.

Mañana nos vamos a Lubango, otra de las ciudades importantes de Angola despidiéndonos de los nuevos amigos del Flamingo. Es tan hospitalaria esta gente que en otra pickup nos han acompañado los 25 kilómetros de desierto que nos separan de la carretera a Lubango para que no tengamos ningún problema.

Pista de tierra en el Desierto de Namib camino de "Flamingo Lodge" Angola

Lubango

De Namibe a Lubango hay doscientos kilómetros (14 de agosto)

El camino de Namibe a Lubango es fácil y rápido. La carretera está muy bien, eso si, buscar una gasolinera donde haya un compresor de aire con el que recuperar la presión de las ruedas se convierte en una misión complicada, o está roto o no tienen.

Sierra de Leba Lubango Angola

Llegar a Lubango es impresionante. Se atraviesa una zona fantástica de Angola de impresionantes montañas de 2000 metros de altura.

Conducir la carretera de Serra de Leba es otra de las maravillas de este país

La carretera de la Serra de Leba es un icono en el mundo del motor. Muchos motoristas y coches llegan sólo hasta Lubango para disfrutar con el éxtasis de las curvas de una de las carreteras más hermosas y famosas del país.

Sierra de Leba Lubango Angola

Conducir a través de estas vertiginosas curvas es pura adrenalina, se te sale el corazón, casi no puedes disfrutar del paisaje debido al vértigo, un viaje de infarto pero también lleno de belleza.


En lo alto de la montaña, hay un mirador desde donde se disfruta de todo el valle. Un paisaje espectacular que a medida que avanzas se hace más abrupto con desfiladeros que paralizan. Al cruzarte con un camión se te corta la respiración. Atravesar el Atlas de Marruecos es un juego de niños comparado con esto. Lubango aparece soberbia entre macizos espectaculares nada más atravesar la Sierra de Leba. Una experiencia indescriptible

En Angola hay buenas carreteras

Como las carreteras son buenas. Hay dos o tres vías principales en buen estado, no hemos llegado cansados desde Namibe.

Vamos a quedarnos en el “Casper Lodge“. La guía que llevamos dice que es el mejor lodge de Lubango. Es bonito con muchos pájaros y algún impala campeando por el jardín pero demasiado lujoso para mi. Hemos pillado habitación o cabaña por los pelos, mañana hay una peregrinación a la virgen y estaba todo lleno.

El restaurante está atendido impecablemente con camareros uniformados atentos a cualquier señal o gesto. Los dueños son portugueses que se pasan el día fiscalizando al personal. Mucho expatriado se deja caer para el lunch y también una buena procesión de locales emperifollados.

Lubango es la segunda ciudad más grande del país después de Luanda. Se encuentra situada en medio de montañas de más de 1.700m de altura. Es una ciudad muy bonita y tranquila. El nombre de Lubango procede de un jefe tribal. Durante la época colonial, la ciudad se llamó “Sá da Bandeira” volviendo después a su nombre original.
Lubango no paró de crecer gracias a la línea de ferrocarril que la conectaba con la costa de Benguela. La economía de la ciudad se basa principalmente en la agricultura y también en la ganadería. Una ciudad con un entorno espectacular rodeada de plantaciones de tabaco, cereales y frutales que le otorgan un aire maravilloso y lleno de paz.

Fenda da Tundavala, una de las bellezas de Angola

Valerio se nos ha subido al coche para llevarnos a Tudavala Lubango Angolal

Se nos ha ocurrido preguntar a un tipo por la calle que por donde se iba al acantilado de Fenda de Tundavala que está fuera de la ciudad. El hombre se ha subido de un salto al coche y se viene con nosotros. De nuevo tengo que repetir que así son los angolanos, gente hospitalaria y generosa.

Los acantilados de Tudavala Lubango Angola

Fenda da Tundavala es un impresionante abismo natural de más de 2.200 metros de altitud. Se encuentra en la provincia de Huíla. Es una ventana natural con vistas al Desierto de Namib, de una belleza sobrecogedora. Es uno de los lugares naturales mágicos que tiene la ciudad y es considerada una de las bellezas de Angola. Las comunidades nativas lo consideran “el lugar donde se refúgian los espíritus de sus antepasados”

Desde arriba se tiene una vista impresionante del Namib y de los alrededores de Lubango.

Cuesta describir tanta belleza y hasta llegas a comprender porque la gente local de Lubango dice que entre las rendijas de la Fenda se refugian las almas de sus ancestros.

Se encuentran a unos 18 km de Lubango pero es muy fácil acceder con cualquier coche porque la carretera es buena y está en buen estado, además tiene un aparcamiento gratuito.

Los acantilados tiene turismo local que se acerca hasta aquí, quizás para reunirse con sus espíritus ancestrales. Escuchar las canciones de los locales es otra experiencia única, canciones de África. El lugar es sobrecogedor, de una belleza indescriptible que te da una idea de lo que este país tiene por descubrir. Absolutamente maravilloso.

Como siempre ocurre en África cuando menos te lo esperas se presenta un problema. De vuelta al Casper Lodge, cayendo la noche, un conductor desde otro coche hace señas hacia una de nuestras ruedas, joder está deshinchada. No habíamos notado nada de nada porque la pickup es un tanque así que junto a Valerio (nuestro nuevo amigo) comenzamos a buscar algún lugar donde nos puedan echar una mano. No tenemos ni idea de cambiar ruedas. Aunque Valerio es lento en tomar decisiones ha encontrado una casa privada donde un tipo nos ha hecho un claro diagnóstico, un pinchazo y de los gordos. Hoy ya no podemos hacer mucho más.

Mañana el plan era irnos a otra zona de Angola pero con este pinchazo ya veremos si podemos arrancar o no. La cena en el Casper nos ha hecho olvidar que tenemos un buen problema con el coche.

15 de agosto

Nos hemos levantado casi de noche para intentar arreglar el pinchazo. Lo primero preguntar en el Casper si conocen algún lugar donde nos lo puedan solucionar. Los mismos guardas de seguridad de la puerta del lodge se ofrecen voluntarios. En 20 minutos tienen todo listo. Después de cambiarnos la rueda, nos derivan a un taller junto a la Catedral de Lubango especializado en neumáticos.

En el taller repiten el diagnóstico, boquete de los gordos. Arreglamos el agujero y colocamos la rueda debajo de la pickup. El arreglo 5000 kuanzas (5 euros) y luego dicen que Angola es el país más caro del mundo. No entiendo nada.

Hemos solucionado el problema solo a medias porque llevamos una rueda de repuesto un tanto delicada. Nos vamos a una nueva parte de Angola, una ciudad llamada Menongue para conocer de primera mano, el problema de las minas antipersona y antitanque.

Se nos ha hecho tarde con el rollo de la rueda para ponernos hoy en marcha. Según nuestro GPS estamos a 700 km de Menongue. No queda otra que echar otra noche en Lubango pero nos vamos del Casper porque me gusta cada noche cambiar y dormir en un sitio diferente. Tengo alma de vagabunda.

El nuevo hotel esta situado junto al Casper lodge. Se llama “Kimbo do Soba“. Es bonito sobre todo su restaurante, africano y decorado con una estética exquisita. Nos han dado un bonito bungalow, así que nos vamos a recorrer Lubango que es una ciudad preciosa.

Nos acercamos a una peregrinación que se celebra hoy en la Capilla de Nossa Senhora do Monte que se encuentra junto a la Estatua de Cristo Rey, lo más destacado de la ciudad de Lubango. Es un santuario de peregrinación religiosa de gran simbolismo e importancia para la comunidad católica.

Cientos de personas suben por una colina hasta la cima donde se celebra una misa concelebrada. Emprendemos la marcha montaña arriba y vamos superando los puestos policiales, creo que por el hecho de ser blancos . Llegamos al mismo altar donde nos sitúan en primera fila. Hay bailes, personalidades, políticos, cánticos y muchísima gente. Al final, gracias al pinchazo, hemos cambiado de planes pudiendo ser testigos de una celebración religiosa que en África no tiene precio.

Lubango

Hemos dado con un restaurante portugués muy bonito. Todavía quedan muchos portugueses en Angola y por tanto, cocina portuguesa. La tarde la hemos dedicado a pasear diseñando la ruta de mañana. A primera hora nos pondremos en marcha.

Lubango

El Mercado de Chibia, un lugar para descubrir las etnias de este país

Mercado de Chibia, cerca de Lubango, mujer de etnia

A 6 kilómetros de Lubango, al sur del pueblo de Chibia se celebra un mercado de animales. Pastores de diferentes tribus de la parte sur de Angola se reúnen para vender el ganado. Es un espectáculo único porque son gente de etnias muy diferentes, Muhilas, Muhimbas, San, Himbas, también grupos descendientes de Khoe-san, como los Kwisi, los Kwepe o los Kuvale y los Zemba, una ocasión única.

Mercado de ganado de Chibía, mujer de tribu angolana

Tras semana y media recorriendo Angola, país que nos ha sorprendido de forma increíble por su belleza, variedad de paisajes, casi todos de infarto, el angolano es muy especial, dulce, amable, educado y hospitalario lo que hace que el viajero se encuentre cómodo durante su periplo. Es tan fantástico este país que todo sabe a poco. Hemos disfrutado de costa, desierto, océano, ciudades como Luanda, Benguela, Lobito y Lubango.

Una mujer angolana

Ahora toca cambiar de tercio. No queremos solo paisajes bonitos, resorts, lodges, piscinas y mercados. Ahora toca profundizar y conocer la realidad de Angola.

Un chico de Lubango

La historia de este país es cruenta con una descolonización que acabó en guerra por una eterna lucha por el poder. Las consecuencias de este sangriento pasado, es que todavía hay terrenos minados. Es uno de los países de minas antipersonas o antitanque donde hay centenares de personas que han perdido un brazo o una pierna amputada por una explosión. Pasar por este país sin acercarnos a conocer esta realidad y problema tan grave sería una frivolidad y nosotros no somos frívolos sino que amamos África y a los africanos. Hemos elegido el territorio donde se libró una de las batallas más sangrientas de Angola, la batalla entre UNITA y MPLA y para allá, nos vamos.

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