Guinea Conakry, la gran olvidada

Vuelvo a África. Reconozco que esta vez con cierto temor. Acabo de salir de una complicación de un catarro mal curado al que no he hecho caso en más de diez días. Es un grave defecto que herede de mi madre, supongo, y es que nunca escucho a mi cuerpo.

En algún momento, se me ha pasado por la cabeza no ir a Guinea Conakry por si tengo una recaída, dejándome calentar la cabeza con las recomendaciones de la gente que tiene sentido común, “no vayáis“, “un país sin nada“, bla bla bla. No he dejado que esas ideas se apoderarán de mis deseos de volver a África aunque Guinea no es el lugar que más me estimule en este momento. Compré los billetes sin informarme sobre el país. La única referencia que tenía es que el ébola hizo estragos por ser uno de los más pobres de África. Era el viaje más barato que tenía en ese momento Air Marroc. Intenté localizar sin éxito una guía y poco después, navegando encontré un blog y cuatro notas en Google. Hicimos un par de llamadas a un asturiano que regenta el “Hotel Palm Camayenne Conakry” en la capital Conakry con la respuesta más desesperanzadora:”Xaquín no hay hoteles en el país, no hay carreteras, no hay nada de nada, salvo en la capital”

Con esta información las ganas de ir a Guinea Conakry se redujeron considerablemente pero el billete ya estaba comprado y sin derecho a cambio. Si las cosas se ponen feas en Conakry, nos quedaría la opción de escapar en un ferry hacía Freetown, capital de Sierra Leona. Tampoco me hace gracia, subirme a un viejo corcho flotante atestado de gente porque las playas de Freetown sean espectaculares.

Este viaje está gafado desde el principio. El tránsito en Casablanca con Ramadán nada más y nada menos va a durar siete horas. Lo más curioso es que el aeropuerto está lleno de gente vestida de blanco. Impresionante, van a visitar la Meca. Una imagen fantástica.

El avión a Conakry es un avión pequeño. Me sorprende el increíble paisanaje, amigable, risueño y guasón. Un autobús nos acerca a nuestro avión, entre los guineanos todo son bromas, empujones, risitas y un no parar de hablar. Mujeres charlatanas, incansables van subiendo entre carcajadas al avión. Imposible callar al personal. Mas bien parece una clase de niños revoltosos y juguetones. Podría pensarse que se conocen de algo o que da igual, al guineano como le gusta llamarse tiene ese carácter dulce y bromista.

Conakry puerto Guinea

El viaje dura muy poco porque Conakry está un poco más abajo de Dakar. Tres horas y media desde Casablanca en las que el personal no ha parado de hablar, reír y cuchichear. El carácter del guineano me ha sorprendido y conozco a muchos africanos. Al llegar al aeropuerto, por supuesto, la gente del hotel que nos tenía que venir a buscar, ni rastro, era de esperar. Los trámites de la aduana fáciles y rápidos.

Al final, hemos cogido un taxi. Si uno cree que después de conocer gran parte de África, numerosos países, infinitos perfiles de africanos ya lo conoce todo y que África ya no le va a sorprender, si uno piensa que Guinea Conakry no tenía nada guardado porque no había muchas expectativas sobre este paupérrimo país, se equivoca. Después de haber viajado tanto, este lugar nos tenía reservada,

una de las imágenes más sorprendentes de África

En el taxi, en la noche guineana, recorriendo la ciudad camino del hotel, uno se esperaría una ciudad muerta, oscura y negra, si acaso, un candil, alguien solitario deambulando por las calles de la ciudad. No que va, Conakry esta llena de gente en la madrugada jugando al futbol, invadiendo la calzada y ocupando el espacio de los coches. Cientos de jóvenes con camiseta siguen furiosos al balón. Les importa un pito que un coche se los lleve por delante, no ven más que la pelota entre gritos y risas. Se empotran contra el coche mientras nuestro taxista fuera de si, suelta improperios con medio cuerpo fuera de la ventanilla. La escena es cómica pero no deja de ser tan amable, bonita, africana, inocente y franca que de nuevo, mudos y estupefactos, cada un de nosotros dos, en nuestros adentros, hemos pensado lo mismo. Este viaje solo por ver esta maravillosa imagen ya ha merecido la pena.

África es hermosa y surrealista. Tenemos una reserva hecha desde Madrid para dormir en el hotel Riviera Taouyah Hotel. Al llegar, un tipo malhumorado dice que no le consta la reserva y que no hay ninguna habitación preparada para nosotros. Dada la situación toca poner el grito en el cielo. Nos pregunta si nosotros somos Diana López, no señor, respondemos, somos Xaquín López y su esposa. Pues, no hay habitación.

En África o pegas un puñetazo en la mesa en ciertas ocasiones y lanzas un ronco estertor que sea capaz de asustar a un elefante o duermes en la recepción del hotel Riviera Taouyah. Hemos optado por lo primero, puñetazo, agarrada de las llaves de la tal Diana y a la habitación como un par de poseídos (llevamos en aeropuertos desde ayer al mediodía). Ha ido bien la cosa. No nos ha molestado nadie y hemos dormido de maravilla. Así es África, todo puede dar la vuelta en un minuto.

"Riviera Taouyah Hotel" en Conakry (Guinea)

Guinea Conakry, 1 de abril

Guinea, con capital en la ciudad de Conakry, obtuvo la independencia de Francia en 1958. Es un país de suelo montañoso, ya que está recorrido por el macizo del Futa Yalón; la fuente de los tres ríos más grandes de África Occidental: el Níger, el Senegal y el Gambia. El país limita con Guinea-Bissau y Senegal al norte, Mali al norte y este, Costa de Marfil al este, Liberia y Sierra Leona al sur y el océano Atlántico al oeste. La lengua oficial es el francés, aunque sólo el 20% de los guineanos la practican, ya que hay más de 20 dialectos locales no oficiales. El 85% de la población es musulmana, habiendo otras minorías religiosas. Guinea posee las mayores reservas mundiales de bauxita, que es el mineral más exportado, junto a oro y diamantes. A su vez, tiene un enorme potencial hídrico y agrícola. En 2015 el país experimentó un gran receso económico debido a la epidemia del Ébola que atacó a su vez otras regiones colindantes como Liberia y Sierra Leona.

Amanece en Conakry y como las expectativas son nulas, la ciudad sorprende. Conakry ocupa una península con mar por todas partes, un mar salpicado de cayucos y pescadores.

Pescadores en Conakry (Guinea)

He cogido muchas moto-taxis en África. Me he caído de ellas hacía atrás, de cabeza, de lado, etc. Nos hemos quemado con el tubo de escape, lo cual en África no es una broma porque nunca sabes como va a evolucionar una quemadura, lo más normal es que se infecte.

Las motos en África para trasladarte son peligrosas. Hay un porcentaje altísimo de accidentes a diario.

Moto taxis en Conakry (Guinea)

Me había jurado y perjurado que jamás iba a volver a coger una moto taxi más porque te juegas el pellejo pero en Conakry funcionan

Es una forma rápida y barata de moverte por la ciudad, así que me veo de nuevo en una moto atravesando la ciudad, dejándome de nuevo seducir por lo indescriptible que es saltar socavones, hacer piruetas con la moto, sortear a los coches, pasar entre camiones, o jugarte el tipo pero reconozco que es una incomparable manera de conocer la capital.

A estas alturas, cruzo los dedos esperando que el próximo segundo, me embista un coche o camión por cualquier lado. Hemos salido ilesos del trayecto al “Hotel Palm Camayenne Conakry” que regenta el asturiano que nos dijo que fuera de la capital, Conakry no hay ni carreteras ni hoteles. El suyo es un hotelazo junto al mar que cuesta 200 pavos, lujoso y magnífico pero prefiero mil veces el hotel donde nos quedamos, pequeño, recogido y más familiar.

«Hotel Palm Camayenne Conakry»

La gente local dice que si hay hoteles y carreteras por el país, así que nos venimos arriba y decidimos aventurarnos emprendiendo un viaje por Guinea. Si nos sale coche para alquilar, intentaremos llegar a las fuentes del Niger, el gran objetivo de este viaje, o por lo menos ver el gran río.

Me gusta Conakry. Ahora en Ramadán, la ciudad parece que dormita durante el día pero cuando cae la tarde empieza la vida, la vida de África. Después de romper el ayuno, la gente se prepara, un olor a brasas lo llena todo, un gentío que enloquece por minutos. La ciudad es una fiesta con un ambiente fantástico.

Una calle de Conakry (Guinea)

Nos ha invitado José, un funcionario español a cenar con su mujer y unos amigos. La cita es otro hotel de Conakry a las nueve.

Después de varias llamadas ya tenemos coche y chofer para recorrer el país. “Supuestamente” nos recoge mañana a las siete de la mañana.

Aunque hay que madrugar, no podemos desaprovechar la amabilidad de esta gente que nos ha invitado a compartir cena con ellos. Es un lujazo conocer a los expatriados porque siempre tienen algo interesante que contar.

El hotel “Riviera Royal Hotel” donde vamos a cenar tiene dos restaurantes, uno de ellos está lleno de familias rompiendo el ayuno del Ramadán con las galas puestas y cientos de chillones niños revoloteando por todas partes.

José, su familia y unos amigos nos esperan en el otro restaurante, situado en una gran terraza, mucho más tranquilo. Son encantadores. Tienen dos hijos adolescentes maravillosos, Uno de ellos no se acaba de adaptar porque echa de menos a sus amigos de Madrid y al otro le ha atrapado esta nueva forma de vida en Conakry tan distinta a España. Una escuela de vida la que tienen aquí. Son unos afortunados y lo saben apreciar. Cuando regresen a nuestro país ya no serán los mismos, se llevarán este continente en su cabeza y en su corazón.

La cena transcurre tranquila con otros dos expatriados más, John y su mujer, un hispano británico que trabaja en explotaciones mineras. Lo más curioso es que a John le interesa la exploración británica en África y colecciona mapas victorianos sobre el descubrimiento del río Níger. Es un sueño conocer a un tipo tan peculiar. No estoy acostumbrada a darme de bruces con gente que se interese por lo que a mí me apasiona.

Conakry, 3 de abril

A las siete y media ya estamos desayunados esperando con impaciencia al chofer. El tipo se presenta a las diez diciendo que es por el Ramadán. Nos ha fastidiado el día porque a esa hora ya es tarde para ponerse en carretera. Salir de Conakry nos ha costado tres horas y eso que es domingo. El terrible tráfico y los atascos representan uno de los más graves problemas de muchas ciudades africanas.

Kindia

La primera parada va a ser la ciudad de Kindia, a 136 kilómetros de la capital. Es un paisaje montañoso y verde.

El hotel Masabi Residence francoise en Kindia

En Kindia hay un hotel francés con un buen restaurante “El hotel Masabi Residence francoise”. Un lugar con aire africano, limpio, agradable y bien atendido. Hemos comido y descansado antes de ponernos de nuevo en ruta hacía Mamou.

Seguimos la ruta entre montañas, Las montañas de Futa. El paísáje es bellísimo, a veces, recuerda a Zimbabue aunque la vegetación es muy diferente.

Guinea Conakry es el África mas auténtica y ancestral

En cuanto te introduces en el país empiezas a sentir un África milenaria y primitiva que solo queda ya en esta parte del mundo. No se parece a nada. No es Uganda, no es Kenia ni Zimbabue. Es Guinea Conakry. Echaba de menos este África genuina y complicada.

Paisaje de Guinea Conakry

No es un viaje recomendable para viajeros que no estén apasionados por el África atávica y compleja

El director asturiano del “hotel Palm Camayenne” nos dijo: “fuera de Conakry no hay hoteles ni carreteras“. José, el funcionario dijo lo mismo. Tenían razón, fuera de la capital es difícil encontrar un hotel que cumpla las necesidades más elementales.

Por fin, llegamos a Mamou. En este viaje solo he encontrado una vieja guía con un compendio de países, entre ellos, Conakry, donde tenía seleccionado un hotel llamado “Baly’s Cristal“. En Google no parecía que tuviera mala pinta. Llegamos agotados porque las carreteras en Guinea (por llamarlo de alguna forma) son terribles pero TERRIBLES. Nada más llegar, nos enseñan una habitación y se nos cae el alma a los pies. Es una cueva sin luz y casi sin agua.

Una carretera en Guinea Conakry

Hacía años que no veíamos por África una opción tan cutre. Hay que buscar plan B. Existe un hotel a 50 km de aquí. El chofer enfila. Después de 60 km, se decide el tipo a preguntar a los parroquianos. Se ha confundido. No podía faltar la africanada del día. Vuelta a Mamou al hotel Baly’s con las orejas gachas.

Como no queda otra, el hotel Baly’s ya no nos parece una cueva oscura y mal ventilada ni tampoco el dueño un tipo tan antipático. El restaurante tampoco tiene mala pinta y nos comeríamos un hipopótamo.

En África es mejor no descartar algo a primera vista porque siempre las cosas se dan la vuelta. La habitación es cutre pero está limpia y la cama tiene mosquitera que aquí es muy importante. El baño si que tiene agua caliente y abundante y el pollo que nos han dado para cenar es el más rico que hemos probado en los últimos años, espectacular.

Además, el dueño debe tener un trauma por no haber estudiado porque ante un mapa de Guinea colgado en la recepción nos ha dado una clase magistral sobre regiones, etnias y lenguas. Y habíamos descartado el hotel Baly’s, de un plumazo.

Respecto al conductor, además de soso y antipático es tonto pero un tonto peligroso y cabezota. Se ha negado a preguntar todo el tiempo aunque le habíamos avisado.

Faranah a orillas del río Niger

En Mamou hemos dormido razonablemente bien, saliendo pronto de ruta. Destino Faranah para ver el río Niger. La primera parte de la carretera no ha estado mal porque los chinos han construido y arreglado calzadas y pistas en este país olvidado. Donde no han llegado los chinos ha sido lamentable, una carretera terrorífica a pesar de llevar un Toyota como un tanque y con chofer.

Coches hasta arriba en Guinea Conakry

Hemos elegido para dormir el “Hotel del Niger“. Un hotel muy básico cuyo propietario es un español de Ciempozuelos, Pedro. El hotel tiene una gran piscina profunda y vacía que su dueño ha cerrado porque un chico se ahogó hace tan solo una semana durante una reunión con amigos rompiendo el ayuno del Ramadán.

Hotel del Niger Faranah Guinea Conakry

Pedro lleva veinte años por estos lares. Se dedicó en Mali al negocio del oro y también en Burkina Faso hasta que la cosa se puso fea en aquella zona. Le iba muy bien pero tuvo miedo. El negocio del oro es complicado y peligroso si además, hay yihadistas por medio, la cosa no es una broma. Así que se largó muy a su pesar instalándose aquí.

El “Hotel del Niger”, es un hotel dedicado sobre todo a albergar durante meses a sociedades mineras en sus instalaciones. “Eso es lo que de verdad me da dinero, el resto del tiempo sobrevivimos a la espera de una nueva sociedad minera” nos dice Pedro.

La gente de Rio Tinto ya se ha hospedado en más de una ocasión en su hotel. Añade “pagan de maravilla“. También ha tenido como clientes a los chinos durante más de seis meses. Los chinos se trajeron a sus cocineros gestionando su propia cocina, acuerdo al que llego con ellos. Le pagaban por adelantado y le dejaron mucha pasta.

Se lamenta que en la actualidad, los chinos levantan sus propios campamentos no dejándose caer por su hotel. Sonríe al recordar que era imposible conseguir que las chicas de la limpieza entraran en las pallozas ocupadas por ellos a limpiar. Cuando abandonaron las instalaciones, lejía y el estropajo tuvieron que dar buena cuenta de todo.

En la actualidad, Rio Tinto y los chinos se están repartiendo un yacimiento. Es el más grande del mundo. Hasta nos ha contado un pajarito que la explotación del nuevo yacimiento va a cambiar el clima de Guinea. Tiene oro de la mejor calidad. En un principio, según Pedro, el yacimiento iba a explotarlo, Rio Tinto pero el gobierno de Guinea para sacar más tajada decidió dividir el yacimiento en dos concesiones, una para Rio Tinto y la otra para los chinos.

Los chinos están construyendo un tren para llevar al mar la extracción del mineral. Lo curioso es que el nuevo tren no va a pasar por ninguna ciudad importante en un país que no tiene línea ferroviaria y que donde las comunicaciones son terribles.

Dos niños de Guinea Conakry

Las Tierras Raras

Esto demuestra lo que le importan a chinos o al gobierno, los pobres guineanos. Nada de nada. Es absolutamente sangrante. Los chinos vienen a llevarse hierro y minerales de las “Tierras Raras“, como lo llaman aquí. Se trata de 17 minerales vinculados de alta conducción eléctrica y de difícil acceso que se han convertido en indispensables para la producción de tecnología.

Tierras raras” es el nombre común de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio)

La reciente historia de Guinea Conakry

Le pregunto a Pedro porque Guinea es tan pobre sin infraestructuras ni carreteras, sin nada. Me recuerda que Guinea fue la primera colonia que se independizó de los franceses y que Charles de Gaulle la castigó. Los franceses cuando se fueron destruyeron todo dejando a los guineanos a su suerte. Ni siguiera tienen CFA o la moneda como el resto de los países que formaron las ex colonias francesas. Conakry tiene su propia moneda.

Entre los siglos XVI y XIX, las costas de Guinea fueron uno de los principales puertos para el comercio de esclavos: los países europeos secuestraron a millones de personas de diferentes territorios de África, que fueron tratadas como mercancía y transportadas hasta América para fundar nuevas colonias.

Hasta el siglo pasado, la actual República de Guinea era conocida como Guinea Francesa por su origen colonial: los franceses establecieron allí una colonia en 1890 para controlar la explotación de los recursos naturales. Cinco años después pasó a formar parte del África Occidental Francesa, un conjunto de territorios africanos bajo dominio francés.

El movimiento de independencia guineano fue liderado por Ahmed Sékou Touré, una de las principales figuras de la descolonización en África.

Guinea se independizó de Francia en un referéndum en 1958 y Touré se convirtió en presidente, pero estableció un régimen represivo en el que sus opositores eran detenidos y asesinados. Touré gobernó hasta que murió en 1984 y fue sucedido por Lansana Conté, quien también se aferró al poder hasta su muerte durante más de 20 años.

Alpha Condé fue presidente de Guinea desde el 21 de diciembre de 2010 hasta el golpe de Estado militar del 5 de septiembre de 2021.

A lo anterior se unió la crisis sanitaria por la epidemia de ébola que sufrió el país, declarada en marzo de 2014. Fue oficialmente finalizada en abril de 2016.

Dos niños en Guinea Conakry

Pedro es un hombre tranquilo y muy franco. A veces, su mirada trasmite soledad, posiblemente como consecuencia de ser por más de 20 años, un expatriado. La imagen de la piscina vacía me recuerda constantemente que un chico perdió aquí la vida hace una semana.

Piscina del Hotel del Niger en Fatanah Guinea Conakry

Pedro intentó salvarle, piensa que pudo ser un corte de digestión tras romper el ayuno del Ramadán pero como aquí no se hacen autopsias… es una suposición. Diagnosticaron ahogamiento y se quedaron tan anchos. El que no se quedó tan ancho fue Pedro porque un par de horas más tarde vinieron los gendarmes hablándole de negligencia criminal que en África se llama “venimos a por nuestra mordida y esta vez de las gordas” “eres blanco y el chico se ha ahogado en tu casa, es Ramadán y necesitamos hacer caja y si no es Ramadán también y tu, lo vas a pagar

La muerte en África se procesa de una forma tan diferente a nosotros que muchas veces no podemos entender con nuestra mirada occidental. En África, la gente se muere de repente y no pasa nada, sin dramatismo, la muerte y la vida van de la mano como algo inherente a cada día.

Mujer haciendo la colada en el río NIger Guinea Conakry

Pedro nos cuenta que en los remolinos del río Niger a su paso por Faranah mueren un buen número de africanos que apenas saben nadar. Dos días antes de morir el chico en la piscina del hotel se ahogaron en el río otros dos chicos.

África es así, indomable e incomprensible

Pedro nos abre su corazón. Tiene una hija de su primer matrimonio en España que ya tiene dos hijos adolescentes. Está divorciada de un coronel de Mali al que conoció en el barrio madrileño de Lavapiés. Además, tiene a su hija Fatima que vive con él en el hotel.

Fátima nos va a acompañar a conocer el río Niger. Esta hasta arriba de gente. En el río se lava de todo, desde motos, bicis, cacharros, colada y los propios africanos. Al caer la tarde, se concentra toda la chiquillería de Faranah. Nos hubiera gustado acercarnos a las fuentes del río pero no tenemos tiempo.

A las orillas del río Niger en Guinea Conakry

Fatima dice que no conoce España y que le gustaría estudiar medicina.

Una mujer en Faranah Guinea Conakry

Faranah es una ciudad llena de vida. Allí donde pones el ojo, te encuentras una postal imborrable. Escenas cotidianas en cada rincón, chicas cosiendo, vendedoras de fruta, mangos, piñas, niños con juguetes artesanales, hombres a la fresca charlando, muecines llamando a la oración, bebes a la espalda de su madre, motos, coches cargados hasta donde la imaginación no llega, una ciudad fantástica.

Una mujer cosiendo en Faranah Guinea Conakry

Hemos dormido de maravilla bajo nuestra mosquitera, la primera idea es parar de nuevo en Kindia de vuelta a Conakry.

Desde Mamou a Kindia, la carretera es buena. Los chinos están haciendo las
carreteras de este país y se puede ver con facilidad a los obreros chinos trajinar
con la maquinaría que han traído en contenedores desde China, los mismos
contenedores que se llevan la madera, minerales, hierro, etc.

Este país está maldito.

Guinea Conakry Kindia

Es el África mas pobre, más abandonada, olvidada por todos y todo.

Guinea Conakry tiene un grave problema, la contaminación

Cada poblado de Conakry es un enorme basurero de bolsas de plástico, botellas, una verdadera aberración. Los gerifaltes del gobierno están más preocupados por su dinero que en traer expertos que solucionen el trágico daño ecológico que afecta al mar y a su ecosistema.

Una mujer en un poblado de Guinea Conakry

Las islas situadas enfrente de la capital, Conakry en las que Robert Louis Stevenson se inspiró para escribir su maravillosa “La Isla del Tesoro” se han convertido hoy en el basurero de la capital.

Reventón de una rueda en una carretera de Guinea Conakry

Estamos hasta las narices de nuestro conductor y sobre todo de su patrón. Ayer tuvimos un reventón con el coche que nos hizo perder dos horas por los poblados buscando un gato para poder cambiar la rueda. 

A pesar de que el coche nos ha costado un pastón por alquilarlo rápido y mal, Mustafá, el dueño no deja de pedirnos más dinero y más dinero. En África, a veces, los acuerdos verbales los lleva el viento. Dice que ha nacido en Washington y que es militar (esto último siempre lo hacen para amedrentar). Como estamos hasta las narices del tipo, nos volvemos a Conakry un día antes de lo previsto, mañana volamos a España.

Llegamos a la capital agotados, deseando quitarnos de encima a estos dos y abrazar la civilización, llevamos cuatro días incomunicados. Ahora toca disfrutar del mar. Hemos elegido el hotel “Le Petit Bateau”

Hotel Le petite Bateau en Conakry Guinea

Le Petit Bateau” ha sido un premio a nuestro agotamiento tras la africanada del día. Un hotel con el océano Atlántico besándole por ambos lados y una brisa que se te mete por cada poro de la piel.

La africanada del dia

Llegando a Kindia para hacer una pausa y comer, un poli nos ha dado un silbatazo en un control.

Nuestro chofer se ha pasado todo el viaje saltándose controles de la poli ante nuestro estupor. Esta vez no se ha salido con la suya. Como es Ramadán, la gente busca un dinerito extra para cuando rompe el ayuno y los polis lo van a conseguir multando a dos blanquitos con un chofer, la tormenta perfecta.

Nuestro conductor con orejas gachas detiene el coche. Nosotros que ya estamos de casi vuelta de todo y nos sabemos de memoria códigos y señales, con cara de idiotas, miramos al tendido como si la cosa no fuera con nosotros mostrando indiferencia.

Hace un sol que te parte en dos. Tras una media hora de calor sofocante seguimos sin debajo de una sombra sin que nadie nos haga caso. Quien conozca África se dará cuenta de que nos están probando, política de desgaste, a ver quien puede más. Son capaces de tenernos aquí hasta que se haga de noche.

Nuestro chofer con pachorra y resignación africana espera cualquier gesto mientras los gendarmes siguen a golpe de silbato parando coches. Detrás de mi, escucho a una gendarme entrada en carnes y despatarrada “los blancos tienen que pagar 30 euros”.

Me están tocando las narices y es hora de actuar. Me dirijo a nuestro Toyota, cojo tranquilamente mi maleta y me voy a donde nuestro conductor espera con cara de cabra medio degollada. Alto y firme (para que me oiga todo el mundo) digo que me voy a Kindia haciendo dedo y que le espero allí ya que conmigo no va la cosa.

Dicho y hecho “mano de santo”. Los gendarmes han entendido el mensaje. El blanco se larga y no hay mordida. Esto es África y en cinco minutos, coche, chofer y nosotros estamos camino de Kindia donde nos espera una deliciosa cerveza fría.

“Le petit bateau” se encuentra situado en plena bahía de Conakry. Tiene una piscina de agua salada y aceptablemente limpia. Recuerda al Hotel du Lac de Cotonou pero sin trasiego de expatriados que tenía aquel.

Mañana nos vamos a acercar a “las islas de Los” son un grupo de pequeñas islas costeras de origen volcánico pertenecientes a Guinea localizadas en la costa atlántica frente a la capital, Conakry. El archipiélago está formado por tres islas principales: Tamara, Kassa y Roume.

Dicen que la novela “La isla del tesoro” (1881-1882) de Robert Louis Stevenson está inspirada en la isla de Roume

Isla de Kassa Conakry

Vamos en piragua a la isla de Kassa. Nos vamos a hospedar en el “Hotel Bamare”. Nos espera Loren, un francés que gestiona el hotel y que habla por los codos. El trayecto a Kassa dura media hora con un mar bastante picado, desde la piragua vemos una preciosa village de pescadores y después el hotel Bamara.

Hotel  Bamare en la isla de Kassa en Conakry

Varias pallozas muy básicas y el mar por todas partes. Comparten con nosotros el campamento tres chicas que trabajan en una ong de Lobe. La playa es paradisiaca pero tiene un grave problema de contaminación (por lo menos la isla de Kassa).

En Conakry existe un sistema de eliminación de plásticos y basura muy singular, “échalos al mar”, y todos los residuos de la capital llegan a las islas de este archipiélago. La famosa isla de Stevenson se ha convertido en un vertedero.

Esta situación tan grave no parece que le importe ni a los chinos ni a los franceses que dejaron a Guinea en la estacada y mucho menos a los gerifaltes del gobierno. Bañarse en el océano es rozar plásticos y residuos nada agradable porque parece una barracuda o cualquier otro bicho del mar. Un nuevo delito ecológico olvidado de África que va a acabar con el ecosistema del mar.

En la village de pescadores hay barcos oxidados medio hundidos y encallados. Los críos de la village han encontrado entre hierros el juego perfecto. Salvo este delito ecológico la isla es preciosa llena de palmeras y arena blanca con decenas de piraguas que surcan el mar.

Niños en la isla de Kassa Guinea Conakry entre barcos oxidados

Guinea Conakry, el África más olvidada, olvidada por los franceses, olvidada por los gerifaltes de cada pésimo gobierno, olvidada por el mundo, olvidada por los propios guineanos que miran a su país con resignación africana.

País de míticas fuentes de ríos

El río Niger en Guinea Conakry

Guinea Conakry, país de gente amigable y de pobreza extrema, complicado y duro de roer. No hay carreteras ni infraestructuras para el turismo, un país sin turistas. Guinea es un país hermoso, verde, montañoso, exuberante, el país del nacimiento y fuentes de los grandes ríos africanos, el río Niger, el río Gambia y el río Senegal.

País de poblados inenarrables de vida africana auténtica, genuina y desconocida.

Un poblado de Guinea Conakry

He recorrido África de cabo a rabo y esto es otra historia. Es una verdadera inmersión en el África más profunda para espíritus fuertes y valerosos, amantes de la esencia más desconocida de África porque Guinea es complicado. Cuatro días sin conexión de ningún tipo, incomunicados. Cuando llegas a un lugar, o no hay agua o no hay luz. Hacer una inmersión en Guinea Conakry es desconectar del mundo, introducirte en un paraíso de escenas olvidadas pero maravillosas. Recorrer este país es es una recompensa para el viajero amante de las emociones fuertes. El guineano siempre tiene una sonrisa que mostrar. No hay turismo y se nota.

En Guinea Conakry he superado mis expectativas con creces. Vuelvo a España con muy buen sabor de boca y muchas granas de volver. Me he reconciliado con el África más ancestral donde cada día se convierte en un reto. Conakry es un regalo para espíritus y amantes del África extenuante donde nadie te regala nada y cada segundo es una lucha sin cuartel, cerveza caliente, pollos esqueléticos, Nescafe y margarina.

Barcos y cayucos en Guinea Conakry

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