Senegal, mucho más que cayucos
Senegal es el país más turístico del Africa del Oeste y la joya de la corona de la francofonía. Todo esto y mucho más convierten a este país en uno de los más fuertes candidatos a la hora de elegir el primer destino en el Africa Negra.
Dakar es una de las grandes capitales del occidente africano, por eso merece la pena dejarse llevar por sus calles del Plateau atestadas de gente y colorido, sus mercados, escaparse a la playa de N’Gor o incluso a la isla de Gorée, aunque su historia como base de operaciones de los traficantes de hombres, hasta la abolición de la esclavitud en 1815, esté siendo revisada.
Propongo dos rutas: una hacía el norte, Saint Louis, el Parque Nacional de las Aves de Djoudj y Podor
Dividimos el viaje en dos rutas: una hacia el norte, para visitar la gran ciudad isla de Sant Louis, patrimonio de la humanidad.
Es un centro comercial y pesquero de primera magnitud, por eso elegimos este enclave para la gran experiencia senegalesa: subirse a un cayuco y acompañar a los pescadores en una jornada de faena en el océano Atlántico. Por una razonable cantidad de dinero se puede intentar negociar una singladura en cayuco con los pescadores tan dura como enriquecedora.
El siguiente destino es la mítica ciudad de Podor, a orillas del gran río Senegal al norte del país. La visita merece la pena aunque sólo sea para escuchar, desde la terraza del hotel, al muecín llamando a la oración en la orilla de en frente, en Mauritania.
Por cierto, la zona está plagada de vistosas y únicas mezquitas subsaharianas, que se caracterizan por sus vigas de madera asomando por la puerta y los muros.
La otra ruta: la Casamance
La segunda ruta es al sur en el ferry que sale de Dakar y nos lleva a Zinguinchor, en el corazón de la Casamance.
https://abordodelmundo.com/ferry-dakar-ziguinchor/
Nuestro objetivo es llegar a Kafountine, mito del movimiento rastafari.
Por cierto, es inexcusable visitar su cementerio, donde están enterradas buena parta de las casi 2,000 víctimas del naufragio del Yola, el ferry que cubría la ruta Dakar/Zinguinchor y que se hundió en 2002. Le llaman el Titanic africano.
Música, el famoso djembe; playas donde bañarse –de las pocas del Africa del Oeste donde es posible nadar; gastronomía, habrá que aprovechar el viaje para aprender a preparar el thieboudienne. Es cierto, Senegal lo tiene todo.
Texto: Xaquín López y Sonsoles Meana