Natitingou y el Parque Nacional de la Penjari
Mañana nos vamos a Natitingou y al Parque Nacional de la Penjari
Dos asuntos me llevan a Natitingou. Una ciudad grande y polvorienta del norte de la República de Benin. Reunirme con las monjas del colegio donde estudié que tienen una misión en Tanguieta y el otro asunto, entrar en el Parque Nacional de la Penjari sea peligroso o no.
El viaje desde el Hotel du Lac de Cotonou ha sido agotador. Hemos salido a las ocho de la mañana llegando casi de noche. Encontrar un hotel tan cansados se convierte en una odisea. El confort del Hotel du Lac se ha acabado. Sin embargo, pocas cosas debe haber en el mundo tan fantásticas como recorrer la República de Benin de sur a norte observando lo que te regala el país a cada kilómetro.
Poblados fantásticos en sus quehaceres diarios. Vendedores con sus mercancías en la cabeza, mujeres cocinando, limpiando sus pallozas, niños a la espalda de su madre, pequeñajos con sus malformados ombligos corriendo a tu encuentro, hombres descansando bajo los enormes mangos viendo pasar la vida, Mujeres con hatillos de leña en la cabeza, hogueras con enormes ollas al fuego.
En África se cocina en la calle
Nadie cocina de puertas para dentro. Las ollas están en la calle sobre un tronco ardiente de leña y brasas. Las mujeres vigilan la comida. Es el escenario de una obra de teatro africana llena de vida. Nada ha cambiado desde la última vez que estuve aquí.
El paisaje va mutando. En Cotonou hace un calor tropical porque todo es bosque tropical y océano, pero subiendo hacia el norte del país, te vas metiendo en la sabana. El paisaje también va cambiando lo mismo que el clima que ya no es húmedo sino muy seco. También aparecen más mezquitas y menos iglesias. La ropas de las mujeres cambian a medida que avanzas al norte. El chador empieza a ser el uniforme dejándo los preciosos vestidos típicamente animistas.
La República de Benin jamás decepciona
Es un África tranquila, auténtica y absolutamente inolvidable.
Natitingou
Hemos llegado a Natitingou, agotados. Las carreteras están mejor que en Nigeria donde su estado es lamentable y vergonzoso pero en Benin, en un tramo de 600 km, 100 estaban para volverse loco. Nos ha hecho perder mucho tiempo.
Hemos visto hasta tres hoteles. Nos hemos quedado en el “Hotel Bourgogne”
El hotel Bourgogne es muy básico pero tiene un ambiente familiar y ganas de agradar. Nos han hecho una de las mejores cenas de este largo viaje. Un capitán con vegetales riquísimo.
Natitingou es una de las ciudades más grandes de la República de Benin. Es una urbe de polvo y tierra roja. El pelo se te convierte en una pasta de barro oscuro. Sin embargo, Natitingou es muy bonito y tiene encanto.
Hay una calle principal de donde salen callejuelas llenas de imágenes fantásticas de la vida en Benin. Es una ciudad de paso pero que merece la pena conocer.
18 de febrero
Hemos dormido con mosquitera aunque el hotel deja bastante que desear cuando hay agua falta la luz y cuando hay luz se va el agua.
Ayer hemos gestionado un guía para ir al Parque Nacional de la Penjari. Nos sale por un ojo de la cara pero es que Benin es caro para alquilar un coche y si es un 4 por 4 con chofer mucho más.
Estuvimos en la Penjari hace diez años. Tengo buenos recuerdos. Pudimos ver bastantes animales. En África del Oeste quedan pocos bichos aunque la Penjari es la excepción.
Hace diez años estuvimos en un hotel que se llamaba “Hotel Penjari” y era precioso. Eso se ha acabado. El Parque Nacional de la Penjari hace frontera con Burkina Faso. Tan solo hace ocho meses, los yihadistas de Burkina se metieron en el Parque, matando a un guía local y secuestrando a dos franceses que estaban de safari. El Hotel Penjari ahora lo ocupa el ejercito de Benin para proteger a los pocos turistas (uno o dos al día si hay suerte) de los yihadistas.
Han hecho un nuevo lodge que es donde nos vamos a hospedar. Se llama “Resort Penjari”. Lo regenta una ONG sudafricana. El lodge se encuentra a 15 km de Burkina en el interior del Parque Nacional de la Penjari. Hospedarse aquí en estos momentos da respeto pero no me pienso quedar con las ganas.
Mañana entraremos en la Penjari
Una parada en Tanguieta
Tanguieta es una pequeña ciudad polvorienta pero bonita, pintoresca, de calles rojas, el color rojo de la tierra africana lo llena todo.
Quiero visitar las misiones que tienen las monjas del colegio donde estudiaba de pequeña y que despertaron muy pronto mi primer interés por este continente. Las monjas trabajan en el “Hospital de San Juan de Dios”. Voy a conocer a sor Carmen que da clase a los niños ingresados en el hospital. Además, tienen otra misión en Matarí. Un colegio de niñas escapadas de matrimonios concertados.
Sor Carmen nos explica que es muy arriesgado acercarnos a Matari porque se encuentra en la misma frontera con Burkina y en cuanto vean a dos blancos en un 4 por 4 saltaran las alarmas. Los yihadistas se avisan rápidamente por movil. Hace poco asesinaron a bocajarro a un sacerdote español en este mismo lugar. Esta claro que no voy a poder conocer el internado de las niñas.
Nos despedimos de Sor Carmen que nos cuenta que leyó entusiasmada el libro de Xaquín “Las fronteras se cruzan de noche” sobre el tráfico de niños en la República de Benin. Nos ha emocionado esta mujer.
La dejamos dando su clase a los niños ingresados en el hospital, entre ellos un pequeño con las piernas destrozadas por un incendio y otro al que se las han amputado. Este último dice que se ríen de él, por eso no va al cole y prefiere las clases con sor Carmen.
El Parque Nacional de la Penjari
19 de febrero
El camino al Parque Nacional de la Penjari es largo y polvoriento. Son más de dos horas de baches en 4 por 4 con una tierra roja que se te mete hasta la garganta. Pero llegar allí es un premio al esfuerzo.
Un cartel anuncia Parque Nacional de la Penjarí
Durante la primera hora de camino no ves nada, apenas algún pájaro pero en cuanto te introduces al interior del Parque, los animales empiezan a salirte al encuentro y hay muchos, muchísimos.
La Penjari es una excepción en el Golfo de Guinea para poder ver animales
No tiene mucho que envidiar a los grandes parques de Namibia, Sudáfrica, Zimbabue o Botswana.
Hace diez años estuvimos aquí y no recordaba tantos animales juntos. La razón puede ser que la gestión la tiene una ONG sudafricana. Los sudafricanos tienen mucha experiencia en parques nacionales con animales salvajes. El gobierno de Benin demuestra que ha entendido que la Penjarí es una joya para este pequeño y paupérrimo país.
“El Resort Penjari” es una maravilla. Tiene cabañas y tiendas africanas del mejor estilo safari sudafricano. Resulta caro pasar la noche aquí pero es un regalo a los amantes de la naturaleza. Te ofrece dormir en tu tienda de campaña (totalmente equipada) escuchando la increíble noche en la sabana africana.
El resort esta muy bien atendido. Al llegar nos sale al encuentro, la manager, una francesita encantadora. Esta situado en un alto o montículo. Hay un mirador con unos enormes teleobjetivos para no perder detalle de la pequeña charca donde se acercan a beber los animales. Tiene piscina.
En torno a las zonas comunes, se distribuyen las tiendas de campaña. El resort tiene cinco tiendas. Nos han adjudicado la más lejana a las zonas comúnes, tal y como están las cosas, no hace mucha gracia. Este parque se encuentra a 15 km de la frontera de Burkina y es un lugar amenazado por los yihadistas.
Dos militares hacen guardia a la entrada del parque día y de noche aunque no me da ninguna tranquilidad. En cuanto aparezca la primera amenaza, estos dos salen por pies.
Con nuestro guía salimos de safari a las cuatro de la tarde que es cuando empieza a bajar el sol.
Hay muchos animales
Manadas de elefantes se ven en la Penjari. A diferencia de los elefantes que he visto en otros parques nacionales como Botswana, Sudáfrica, Namibia, etc, que se quedaban impasibles ante la presencia de algún coche, aquí, te hacen frente.
Los elefantes en la Penjari hacen frente
En cuanto detienes el coche, corren a tu encuentro, bien para asustar o para atacar el coche sin cortarse un pelo. Hasta tres veces esta tarde ha pasado lo mismo, sobre todo, si llevan bebes.
Mi conductor dice que no están acostumbrados a ver gente. Me explica que antes de atacar, nos avisarán tres veces. Este chacarita se cree que voy a esperar a ver si me avisan o me aplastan. Nunca había visto una actitud tan agresiva en los elefantes y he visto muchos.
Al llegar al resort, el premio del día
Una fantástica ducha en nuestra tienda de campaña para quitarnos el polvo y cenar. Han hecho un fuego enorme de campamento para ahuyentar a los animales durante la noche.
La cena está muy cuidada y la presentación también. Un menú afrancesado con preciosos manteles y velas en la noche africana de la sabana. No tiene nada que ver con lo que recordaba hace diez años.
Este resort se ha convertido en lo mejor de toda West África.
El único problema que tiene es que el ejercito te tiene que proteger noche y día
Aunque venimos de una zona amenazada por los yihadistas de Boko Haram, estar durmiendo en tiendas con yihadistas tan cerca da miedo.
La cena y la noche han sido una experiencia fantástica. Al caer la tarde, las hienas se acercan al campamento, se las oye, son inconfundibles. Empiezan a gritar y se escuchan muy cerca durante la noche.
Mientras dormíamos, Xaquín ha visto una luz que se acercaba. Vaya susto, la frontera es tan permeable que todo se convierte en una señal de alarma.
Las tiendas de campaña aunque están cerradas siempre queda algún agujero por donde se cuelan los bichos.
Durante la noche, me ha picado algo mientras dormía. Creo que ha sido una enorme araña. Me desperté por el “bocado” y a continuación tenía una enorme inflamación que me va a durar varios días si no va a más. Un susto de muerte, nunca he tenido una picadura tan terrible.
Los días que hemos pasado en la Penjarí han sido fantásticos. No hay turistas
Se puede ir al Parque Nacional de la Penjarí pero existe una amenaza permanente
Los yihadistas saben lo que hay aquí, blancos y dinero y es cuestión de meses una nueva incursión.
La Penjari ha sido lo mejor de este viaje tan maravilloso
La República de Benin es un regalo para cualquier viajero
He viajado varías veces a Benin y lo conozco bien pero siempre te vuelve a sorprender.
Los benineses de Benin son de la etnia fon. Su carácter no tiene nada que ver con sus vecinos nigerianos mucho más risueños y divertidos.
Benin es fantástico, bello, variado, pintoresco. Siempre dije que es el África en esencia. He visto muchos países africanos pero siento debilidad por la República de Benin.