Vuelvo a Angola para acercarme al río Congo

Vuelvo a Angola para acercarme al río Congo

27 de octubre

Navegando el río Congo entre Angola y República del Congo

Vuelvo a Angola. El gigante de África me sedujo este pasado verano. Tras recorrer en coche gran parte de un país tan hermoso e interesante, conocer al angoleño tan amable y acogedor, y por si fuera poco, ahora que se ha devaluado la moneda no queda otra que aprovechar el momento para volver. Hay que recordar que en el 2017 Luanda fue la capital más cara del mundo. Ahora es el momento de Angola. Nos queda país por conocer y nos sobraron kuanzas que hay que gastar.

Esta vez hemos volado con las líneas angolanas porque el vuelo es directo Madrid-Luanda. Apenas tenemos una semana para conocer otra parte de este inmenso país. El viaje ha resultado bueno, sin imprevistos ni sorpresas. Un comandante enrollado nos ha ido contando como atravesamos: Argelia, después Mali, Guinea Ecuatorial, Camerún, Gabón, Congo y por fin, llegamos a Angola.

A las seis de la mañana aterrizamos en Luanda después de haber dormido casi todo el tiempo. La Fiat Pikup del verano la tenemos reservada y nos espera en el aeropuerto, un coche, robusto y fuerte que nos sacará de algún apuro. El gasoil o combustible en Angola es muy barato, así que merece la pena echar más presupuesto en un buen coche.

Nuestra Pickup para recorrer Angola

Salimos triunfantes, cansados y ansiosos con nuestra pikup dispuestos a llegar a la Cabinda (El Congo angolano) pero a la Cabinda va a ser complicado llegar con tan pocos días. Hemos venido tan sólo una semana. El ferry no sale a diario y nuestro avión de vuelta a España no espera. Hemos comido en N’zeto, una ciudad a medio camino de Soyo, la ciudad angoleña, a orillas del río Congo.

Después de pasar por la Barra de Dande (desembocadura del río Dande) que es muy bonita y pintoresca hemos seguido nuestro camino llegando a Soyo cansadísimos.

Barra de Dande en Angola

En Soyo desemboca el río Congo en el Océano formando un estuario. En la ciudad sólo hay cuatro sitios para dormir, un campamento de bungalows que el agotamiento nos ha hecho descartar sin echar siquiera un vistazo, un hotel horrible de chinos en la calle principal, un tercer hotel que estaba lleno y poco más. Como no llevamos nada reservado tenemos un problema. Tiene su lógica, Soyo es la capital del petróleo de Angola y muchas empresas alquilan por meses, habitaciones para sus trabajadores, portugueses, sudafricanos, etc. Así que no queda otra que volver al campamento. Lo regenta un portugués con un restaurante fantástico y ni lo habíamos tenido en cuenta. Situado a la orilla del río Congo entre vegetación exuberante, al caer la tarde se llena con los trabajadores procedentes de las plantas de extracción del petróleo para tomar unas buenas birras heladas, darse un baño en la piscina o ver un partido de rugby.

Campamento de Soyo junto al río Congo Angola

En este nuevo viaje a Angola hace mucho calor, nada que ver con la temperatura de este pasado verano, el Cachimbo de Angola que era una delicia de frescor. Cuando cae la tarde todavía el sol desploma, solo queda, una ducha, saborear un vino frio, preparar la ruta del día siguiente y escribir las sensaciones que provoca esta ciudad.

Estamos en la desembocadura del río Congo, el sueño de cualquier viajero o aventurero africano que se precie. El río Congo representa misterio, incógnitas, enigmas, secretos, interrogantes y claves. No hay forma de entenderlo de otra manera. El río sigue ejerciendo en el viajero la misma inquietud que describió con maestría Josep Conrad en su “Corazón de las tinieblas“.

El río Congo a su paso por Soyo Angola

El río Congo es uno de los míticos misterios del continente negro.

Encontrarte a tan sólo unos metros de distancia del gran río produce ansiedad, deseo, pasión, curiosidad, felicidad, libertad, e inquietud, un conjunto de emociones difíciles de explicar.

Habíamos cruzado hacía unos años el río Congo entre Kinshasa y Brazzavile en barco, un paso de frontera compleja de África. Con las complicaciones que tuvimos no pudimos disfrutar del río ni navegar por él. Ahora junto a su orilla, en este campamento, la emoción es indescriptible. El río negro, tenebroso y profundo, ejerce un hechizo que atrae como un imán sin que puedas encontrar ninguna explicación.

Los viajeros africanos que recorren África, aventureros e insaciables tienen mitos, en algunas ocasiones, nos vienen de la niñez, de las historias que leímos, de los mapas que tuvimos, de las historias de exploración que nos contaron pero sobre todo de un interés inagotable por todo lo que ocurrió en la historia del continente negro.

Alcanzar esos mitos dan sentido a tu vida de viajero. Ya he alcanzado alguno. Pero dos de ellos han significado una emoción indescriptible. Uno de ellos fue alcanzar el lago Victoria, la fuente del Nilo que descubrió John Hanning Speke y el otro es el río Congo tras devorar en mas de una ocasión “El corazón de las tinieblas”

Ahora estamos en un campamento junto al río Congo. Hemos llegado extenuados pero es inenarrable lo fantástico que puede ser ver caer la tarde escuchando a los pájaros de colores que hay en este lugar. Buscamos un barco para mañana. Tenemos varías alternativas pero poca información.

La idea de ir a la Cabinda atravesando parte de la República Democrática de Congo es complicado con una semana de tiempo y sin visado. Hay barcos para ir pero ¿cuando vuelven?. Eso aquí no lo sabe nadie. Ricardo es el manager del campamento. Tiene una niña angolana y varios hijos en Portugal con una mujer portuguesa, historias de expatriados en África. Nos está buscando un contacto para navegar por el río hasta algún poblado y navegarlo. La idea sería llegar a Matadi o a Boma.

29 de octubre Soyo, la frontera con el Congo

Amanece en Soyo, frontera con la República Democrática del Congo y desembocadura del gran mito africano en el Atlántico. Un gran estuario lleno de ríos y manglares forman esta ciudad. Es domingo y el tipo que nos tenía que recoger a las nueve para llevarnos a navegar por el río Congo y acercarnos a alguna ciudad no se ha presentado. Nos vamos a ver la iglesia más antigua de Angola que se encuentra en una pequeña aldea llamada Pinga cerca de aquí. Los portugueses alcanzaron este lugar navegando el río y poniendo en marcha un lucrativo mercado de esclavos.

Iglesia de Pinga (Soyo) Angola

Como en África siempre te encuentras una sorpresa cuando menos te lo esperas, la pequeña iglesia de Pinga es una preciosidad. Es un buen ejemplo de la triste historia de esclavitud hacía América que sufrió Angola. Miles de esclavos salieron de este lugar hacía el nuevo mundo con el beneplácito del rey del Congo. La iglesia como es domingo, está a reventar, llena de chicos y chicas cantando canciones de África. Hemos vuelto a vivir un momento único e inesperado como todo en este continente.

Ahora toca buscarnos la vida. Nos acercamos a un pequeño puerto en un barrio de Soyo donde el paisanaje es para poner los pelos de punta a los más intrépidos viajeros africanos. Están cargando los barcos que van a la Cabinda y al Congo. No nos quitan ojo. Recuerdo todavía lo que fue hacer una foto en el Congo hace unos años. Se nos echaban encima gritando con una agresividad que no había visto nunca en África. Este pequeño puerto está lleno de congoleños. No tardan ni un minuto en acercarse a ver que coño queremos. Mientras nos rodean, se están repartiendo el premio de los dos blanquitos que quieren navegar el río. Dejamos a los tipos negociando o como dicen aquí “ligando” el barco, la hora y el dinero.

Hemos parado en un pequeño bar de un matrimonio encantador. Comentamos que estamos ligando un acuerdo con la gente del puerto para navegar el río. “Ni de coña” se os ocurra meternos en una barca con desconocidos, nos dicen que esta zona al ser frontera es muy complicada. Hay mucho contrabando de combustible y donde hay combustible hay mafias. Aseguran que no sería extraño que una vez en la barca, nos tirasen al océano quedándose con nuestro dinero y no se enteraría nadie.

La pareja se cierra a cal y canto cada noche en su chamizo porque tienen miedo. Nos han dado un contacto seguro para navegar el río. Con el interés que han puesto en nuestra seguridad habrá que hacerles caso. Fredy trabajó 37 años en las líneas ferroviarias angolanas. Nos despedimos comprobando, una vez más, como es el angolano, reflejo de este pueblo que siempre es así, amable, dulce y hospitalario.

Acabo de hablar con un constructor que se sorprende mucho de que de sea la segunda vez que visitamos este país. Dice que el gran tesoro de Angola es el pueblo angolano. Cierto, Angola tiene infinitos tesoros pero la gente de este país es un potencial que no tiene precio para el viajero. Así que vamos a hacer caso a las recomendaciones de los buenos angolanos llamando a su contacto en un hotel. Siempre hay algún memo en el camino y el tipo de la recepción es el rey de ellos. Nos dice que para llamar al señor OIivera (el que gestiona botes y barcazas) hay que esperar a mañana. Para nosotros en un viaje de una semana evidentemente, la palabra “mañana” no tiene cabida, si se trata de navegar el río Congo.

Así que como siempre ocurre en África, nada es lo que parece, la situación da un giro cuando le decimos al tipo que nos han dicho que hablemos directamente con Adrián. Automáticamente llama a Olivera que por supuesto puede llevarnos a navegar por el río y además ahora mismo.

Olivera se presenta en diez minutos, elegimos una barcucha (para nosotros es suficiente) y navegamos el gran río.

Soyo navegando río Congo Angola

Es imposible describir las emociones que uno siente al ver cumplido uno de tus sueños, navegar por el gran Congo. Atravesar manglares, cruzarte con otras barcas y barcazas cargadas de mercancías y de congoleños es algo inenarrable. Es la libertad. No es fácil llegar al río y mucho menos navegarlo por distintas razones. El Congo es indómito y misterioso. Es territorio comanche donde la brutalidad, la falta de un estado, y la existencia de un pueblo que fue masacrado por los colonizadores belgas hace que el europeo no sea a priori muy bien visto. Esa es la primera impresión pero nada aquí es lo que parece.

En este continente siempre encuentro la anhelada libertad que siempre busco liberándome y rompiendo, ataduras, peajes, compromisos y obligaciones. Ahora navego el Congo y me siento en paz.

Soyo 30 de octubre

Abandonamos Soyo. Ha sido una experiencia única, no sólo por lo bonito que es este lugar sino por el campamento que hemos elegido en plena naturaleza junto al río. No olvidaremos nunca este enclave.

La siguiente parada va a ser MBanza Kongo, la capital de la provincia del Zaire. MBanza Kongo, fue la capital política y espiritual del reino del Congo.

La carretera a Mbanza Kongo es más o menos buena. Desde N’Zeto hay algún tramo con socavones. En general las carreteras están bastante bien en Angola. Hay pocas pero los chinos se encargan de parchearlas. El problema es el combustible. De Soyo hemos llegado a N’Zeto y nos hemos encontrado la ciudad sin gasoil poniendo en peligro nuestra ruta. Imposible encontrar combustible.

En la zona hay contrabando y la gente se dedica a trapichear. Por un bidón de combustible que en Angola cuesta 15 dólares, en el Congo pagan 120. Así que rellenan bidones desabasteciendo las gasolineras. Eso es lo que ha pasado hoy. Tenemos todavía la mitad del depósito con gasoil pero el siguiente pueblo se encuentra a 100 kilómetros. Si estuviera desabastecido tenemos un problema grave. La culpa de esto es solo nuestra porque en el viaje del pasado verano por Angola ya nos avisaron de los problemas que hay con el combustible.

Una larga fila de coches espera para repostar. La paradoja de Angola es que escasea el combustible siendo uno de los mayores productores de petróleo.

Por fin llegamos al reino de los reyes del Congo, Mbanza Congo también conocida como São Salvador do Congo. Es la capital de la provincia de Zaire, en el noroeste del país. Situada en una meseta a 570 metros de altura sobre el nivel del mar, la ciudad fue la capital política y espiritual del Reino del Congo, uno de los mayores estados estructurados del África Austral entre los siglos XIV y XIX de nuestra era.

Unos críos se suben a la pickup para ir al colegio (Angola)

El centro histórico de Mbanza Kongo se fue extendiendo en torno al palacio real, la residencia del soberano, el tribunal consuetudinario, los recintos funerarios de la realeza y el árbol sagrado. A su llegada en el siglo XV, los portugueses añadieron a la ciudad indígena, construida con materiales autóctonos, edificios de albañilería edificados al estilo europeo.

Mbanza Kongo (Angola)

Visitar esta ciudad es un privilegio para quien siente fascinación por la historia de África. Es un cúmulo de emociones. El museo palacio de los reyes del Congo cierra a las tres de la tarde pero hemos llegado pasadas las cuatro. Explicamos a un hombre que cuida el jardín que nos gustaría visitarlo. Dicho y hecho, así es el angolano. Estamos fuera de hora pero lo abre para nosotros. El museo que fue el palacio de los reyes guarda en sencillas vitrinas, tronos, coronas, ropajes, trajes reales, armas, lanzas, abalorios, piezas y joyas de los reyes del Congo. Ha venido una guía del museo a explicarnos cada detalle. Tras la visita es obligado llegar al cementerio donde reposan los reyes del Congo. Además ver el Árbol Sagrado denominado Yala Nkuwu, no hay que olvidar visitar , el Túmulo de Doña Mpolo, madre del rey Mbemba Nzinga que según la leyenda fue enterrada viva por desobedecer sus órdenes.

Museo de Mbanza Kongo Angola
Vitrina con trajes de los reyes del Congo Mbanza Congo, Angola

Es una ciudad, grande y bonita, de avenidas de tierra roja. Nos han recomendado el hotel “La Reina de África”. Aunque es bonito y se encuentra en el centro de la ciudad, las habitaciones son oscuras. Nos vamos a quedar en la hospedería, básica pero con un hermoso jardín. Iremos a cenar a La Reina de África que dicen que es uno de los mejores restaurantes de Mbanza Congo

Catedral de Kulumbimbi en el centro de Mbanza Congo
Cementerio de los reyes del Congo en Mbanza Congo en Angola

Una ciudad animada llena de madres con niños, gente joven, mercadeo, trasiego, tiendas pequeñas a reventar. Nos gustaría cruzar al otro lado del Congo para conocer Matadi con nuestro coche pero no tenemos visado. Un policía de Inmigración angolano hace una llamada al colega congoleño del paso fronterizo cercano para ver si es posible. En España sería inimaginable que un funcionario llamase al Ministerio de otro país para aclarar alguna duda, te dirían, pida cita previa y a correr. El compañero del Congo contesta que para ex patriados hay salva conducto de un par de días pero no para turistas (nuestro caso). Habría que hacer un visado. Dado que sólo tenemos cinco días antes de coger el avión de vuelta a España es un poco arriesgado. Lo dejaremos para la próxima aunque Matadi es otro de los retos y mitos del Congo.

31 de octubre

De vuelta a Luanda vamos a hacer dos paradas. La primera en “La Barra de Dande” (desembocadura del río Dande) fascinante lugar de pescadores en el estuario del río. No hubo tiempo en agosto pasado. La carretera de vuelta a Luanda no está mal salvo algún tramo con socavones y problemas con el abastecimiento de combustible.

La Barra de Dande es un lugar de fin de semana para los angolanos (los que tienen mucho dinero). Nos vamos a quedar en “El complexo Pasárgada“. Un sitio precioso donde disfrutar de la desembocadura del río Dande en el Atlántico. Dande tiene un viejo puente de 1975, reconstruído y abierto por el presidente Dos Santos en 2006.

Barra de Dande Angola

El complexo es fantástico, básico pero precioso y agradable, muy africano. El mar nos rodea por todas partes a menos de diez metros de distancia. El puerto muy cerca del hotel es un incesante ir y venir de barcazas que salen a pescar pasando por delante de nuestras narices. Es una imagen fantástica de África. Te quedarías eternamente disfrutando de esta actividad artesanal que seca los pescados al sol para después venderlos. Un olor a pescado inunda todo.

Playa de Barra de Dande Angola

1 de noviembre

La siguiente parada la desembocadura del río Kwanza, el río más importante de Angola.

“El Kwanza lodge” no tiene comparación a nada. Es un lugar absolutamente idílico en la desembocadura del río Kwanza. Hemos pillado habitación por los pelos. Hoteles de Angola que gestiona las reservas nos dijo ayer que no había nada para hoy pero como en África nada es lo que parece, nos presentamos en el lodge.

Kwansa Lodge en la desembocadura del río Kwansa Angola

El lodge es precioso. Nos había quedado también pendiente en agosto. Una pista de tierra con bastantes baches nos lleva al paraíso en la misma desembocadura del río. El Kwanza es el río más grande de Angola porque el río Congo aunque hace de frontera entre Congo y Angola pertenece a Congo. El lodge está situado en el río. Una barra de sedimentos nos separa del océano. El bungalow que nos adjudican esta decorado con un exquisito gusto sudafricano. Los sudafricanos son expertos en decoraciones de naturaleza y el dueño es de Joburg.

Kwanza Lodge Angola

Nos dicen que mañana el lodge estará lleno porque es el día de todos los santos (aquí lo llaman día de los finados) y es puente. Estamos muy cerca de Luanda y este es un lugar para escapadas de fin de semana.

Rio kwnasa Angola

Vamos a navegar por el río Kwanza. Ya hemos navegado muchos ríos en África y no pienso perderme una nueva oportunidad. Un británico y dos angolanos que hablan un perfecto inglés no tienen ningún problema en compartir barco con nosotros. El río es grande y caudaloso pero no tiene el tráfico (por lo menos en esta zona) que tiene el río Congo con un incesante cruce de barcos y barcazas de un lado a otro.

Kwanza lodge es un remanso de paz, pájaros fantásticos, un misterioso río, un lugar para escuchar y dejarse llevar. Cerca hay un pueblo de pescadores, un reloj de una iglesia que anuncia las horas, un grupo de mujeres que van a coger agua con sus bidones amarillos, un lugar fantástico a la caída de la tarde.

Rio Kwansa Angola

Que país tan maravilloso es Angola, un país que engancha, una historia apasionante, lugares increíbles, belleza inenarrable, cómodo para el viajero agradecido por tanta belleza, un pueblo amable, hospitalario y acogedor siempre dispuesto a ayudarte. Nos quedan dos días para volver a España. Este ha sido un viaje express para disfrutar de la libertad de África y alejarte de la rutina de la vida en Europa.

Luanda 2 de noviembre

Bahía de Luanda Angola

Si viajas a Angola debes hacer una parada obligada en Luanda porque la caótica capital tiene mucho que ofrecer. Aunque cada vez queda menos de la Luanda colonial, les gusta demoler los fascinantes edificios coloniales, todavía puedes disfrutar recorriendo su arrebatadora y auténtica Baixa (o barrio bajo) con ese sabor de la vieja Habana. Algunos edificios decadentes, regios y orgullosos testigos de su pasado colonial permanecen pero tienen fecha de caducidad como ha ocurrido en Malabo y Bata (Guinea Ecuatorial), Dakar (Senegal) o Maputo (Mozambique) que en tan solo cinco años se convirtió en una desconocida para mi. Ciudades que van perdiendo su cautivador sabor y reemplazando las viejas construcciones con edificios horribles y horteras construidos por los chinos, verdaderos devoradores de África.

Luanda Angola

Hay que dejar dos días para la gran Luanda. Nos queda mucho por descubrir. Es el día de los finados (aquí se celebra el 2 de noviembre) y se hace puente con lo cual museos (curioso, a diferencia de Europa) cierran festivos lo mismo que las tiendas. Cinco días de puente y nosotros sin enterarnos, la ciudad a medio fuelle.

Luanda Angola

En Lubango encontramos el pasado agosto, una librería con un libro precioso y antiguo sobre la caza en África por cuatro gordas, además, de libros de historia de Angola, etnias, antropología, leguas, costumbres, auténticas joyas. La idea de dejarnos caer por librerías va a ser imposible. Las ciudades africanas los días festivos no son lo mismo, pierden su pulso. Se quedan desiertas, sin tráfico ni gente.

Banco Central de Luanda Angola

Lo primero instalarnos en Casas de Luanda, una guest house, recomendación de nuestro gran amigo Alberto y que conocimos el año pasado. La señora Laura sale exultante a recibirnos con una sonrisa de oreja a oreja, la mano en el corazón mostrando la alegría por nuestra vuelta a Angola, así son los angolanos, muy buena gente. Lleva trencitas y esta irreconocible. Es tan acogedora que ya nos ha preparado la misma habitación de siempre. Un gesto más del dulce y especial carácter del angolano.

Casas de Luanda se encuentra en un lugar muy céntrico, en la Baixa junto al Museo Natural de Historia rodeada de tiendas y restaurantes para comer.

Nos vamos a visitar el Cementerio de las Cruces. Es otra visita obligada porque es un cementerio muy curioso con tumbas de personajes famosos angolanos y combatientes cubanos. Hoy está a reventar. El día de los finados es muy importante en un país católico como Angola. Hay puestos de flores por todas partes y buscavidas con barreño, estropajo y escoba para dejar tumbas y mausoleos como los chorros del oro. Las familias o los amigos del finado se colocan en circulo alrededor de la tumba cogiéndose la mano (como si jugaran al corro de la patata) contándole las novedades al muerto. A veces montán una algarabía de cuidado. Merece una visita sin ninguna duda, no he visto nada igual en mi vida.

En los seis días o siete que llevamos en Angola no nos ha molestado ningún policía. Hay controles pero a nosotros siempre nos miran sonrientes, nos saludan sin problema. Si en algún momento, nos han parado, solo hay que explicarles que eres un turista, y en ese momento, el cielo se abre porque el policía simplemente, te desea buen día y buen viaje.

Angola como ya ocurrió en Marruecos hace unos años está apostando por el potencial turístico. Al día de hoy no hay turismo (no nos hemos encontrado ni al primer europeo a no ser expatriados o portugués nostálgicos, descendientes de colonos) pero esperan que esto vaya cambiando.

Mañana hemos quedado con Joaquín en Casas de Luanda. Fue nuestro chofer el pasado verano. Al irnos, dejamos a un amigo como siempre ocurre en África. Joaquín hombre dulce, prudente, cercano, acogedor, seguro de si mismo en cualquier situación, lleno de iniciativa. Amigo angolano para siempre.

Angola y sobre todo, la capital, Luanda tienen unos contrastes económicos sangrantes. En Luanda hay mucha riqueza y también un peregrinar de la miseria más sangrante, algo habitual es ver a la gente buscando entre las basuras de los edificios o restaurantes algo que echarse a la boca.

Es la realidad de un país donde muy pocos tienen todo y una inmensa mayoría nada. La sangre que derramó Angola hasta el año 2000 sólo sirvió para que unos pocos se llenaran los bolsillos. Esa es otra de las razones de porque quedan zonas minadas en las zonas rurales del país.

4 de noviembre

Joaquin nos espera junto a la pickup con su sonrisa de oreja a oreja. La fidelidad del amigo que vuelve a Luanda y te busca es algo que valoran mucho los angolanos. Es época de lluvias, el calor es húmedo y aplastante pero hoy cae una buena tromba que nos da un respiro.

Es día festivo, todo cerrado en Luanda.

En “Illa do Cabo” (una isla a la que se puede pasar por un puente) hay un ambiente increíble de restaurantes y chiringuitos, además, la playa está hasta arriba de gente bañándose, algo nada habitual en África donde las mayoría de las  playas están desiertas. Luanda es otro nivel.

Una playa de Luanda Angola Illa do Cabo

Hemos visitado la catedral, “Nuestra Señroa de los Remedios” y la Iglesia de “Nuestra Señora de Narazet” del siglo XVII a la que le tenía ganas porque allí es donde llevaron la cabeza decapitada del rey de M’banza Congo dejándola en un muro para que no pudiera reencarnarse.

Nuestra Señora de los Remedios Angola

En la Iglesia de Nazaret están de fiesta, celebran los votos perpetuos de dos monjas. Nos han invitado a pasar la tarde con las hermanas, que mujeres más majas, cariñosas e interesantes. Nos han explicado sus proyectos y en que consiste los votos que han celebrado hoy. Que maravillosos azulejos portugueses tiene esta deliciosa iglesia.

En la Iglesia de Nazaret Luanda Angola


La visita al “Palacio de Hierro” de Gustav Eiffel ha puesto la guinda al final de nuestro viaje de una semana por Angola.

Palacio de Hierro de Gustav Eiffel Luanda Angola

Nos despedimos de Joaquin entre abrazos. Sabemos que pronto volveremos a vernos porque este país engancha y nos queda mucho por conocer.

JOAQUIN EN LUANDA CON NOSOTROS

Esta madrugada de camino al aeropuerto me he encontrado una imagen desoladora, la ciudad estaba llena de zombis en las aceras durmiendo, cientos de personas alineadas para dormir. Son los que no tienen nada en la gran ciudad. Parecían una infinita morgue de cuerpos en fila.

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