Pemba, viajando por Mozambique en 20 días (2 parte)

Pemba, viajando por Mozambique en 20 días (2 parte)

Viajando, recorriendo y conociendo Mozambique a la aventura en 20 días con transporte público

Maputo – Pemba

27 de julio

Volamos con destino a Pemba.

Nos vamos a conocer Pemba, esta ciudad del norte como primera etapa de nuestro viaje

Cogemos un vuelo interno a Pemba porque las distancias en este país son inabarcables para los veinte días que tenemos. El aeropuerto de Maputo ha cambiado, da mil vueltas a cualquier aeropuerto europeo. Se nota que recibe a las fortunas más importantes del mundo que acuden a las paradisiacas playas del Índico donde se encuentran los mejores resort del planeta. Esta lleno de avionetas de lujo.

Mozambique ha evolucionado

Este país es irreconocible en estos seis años. Se ha convertido en un país muy caro. Esta transformación, crecimiento, desarrollo en el nivel de vida de la que solo disfrutan una pequeña oligarquía se va a extender al resto de países africanos. Me hace pensar que volver a África se convierta en algo imposible para nosotros.

Sin embargo, se respira despilfarro como en muchos lugares de este continente donde hay gas y petroleo. El país sigue siendo tan pobre, misero y paupérrimo como siempre.

Sólo unos pocos afortunados tienen acceso al lujo que trae el petróleo

Pemba se encuentra en la provincia de Cabo Delgado. Es la región situada más al norte del país. Limita con Tanzania. Es una provincia emergente porque en los últimos años se ha encontrado gas aunque sigue siendo todavía de las más pobres de Mozambique.

El viaje transcurre con normalidad. Es fantástico ver la costa mozambiqueña desde un avión. El oceano índico en todo su esplendor.


No sabemos que ruta vamos a hacer durante estos veinte días

Mozambique es enorme y tenemos muchas dudas, imposible ver todo. La zona de Teté en el interior que limita con Zambia y Malawi no queremos dejar de verla. El cónsul nos acaba de decir que no es recomendable debido a las luchas entre la RENAMO (La Resistencia Nacional Mozambiqueña conocida como Renamo es el nombre del partido político de oposición más grande) y el gobierno de la Frelimo. Ayer hubo cerca de cien muertos entre los militares desplazados a la zona. En la prensa internacional ni siquiera una reseña.

También quiero ver la provincia del Alto Zambeze, El lago Niassa o Malawi, el tercero mayor de África. Los próximos días iremos decidiendo. Ahora vamos hacía el norte del país y ya iremos viendo por donde bajar a Maputo.

Pemba

Al llegar al aeropuerto de Pemba lo primero que noto es que la temperatura ha cambiado. Es caliente, húmeda y africana muy distinta a la de Maputo donde ahora es invierno africano y se necesita cazadora durante la mayor parte del día. Hay que buscar un hotel y no tenemos ni idea. En un taxi recorremos cuatro hoteles y nos quedamos en una guest house preciosa, escondida, discreta pero en primera línea de playa.

Se llama “Umaca Nanhimbe”. Los dueños son portugueses. Ella es más joven, él tiene cerca de 60 años. Vivió la etapa colonial porque fue soldado militar en la guerra de la independencia. Es sarcástico, amable, ácido y socarrón. Nos vamos a quedar aquí.

Tenemos delante la bahía de Pemba que es la tercera más grande del planeta

Es absolutamente fantástica. Aquí el océano se presenta con majestuosidad. Hay dos hamacas situadas estratégicamente para ver el atardecer que tiene que ser único como lo son siempre en esta parte del continente.

Nuestro hotel de Pemba
Mirando hacia el índico en Pemba


Nunca he visto atardedeceres como en esta parte del mundo, el cielo arde, parece que va explotar en una increible llamarada de fuego. En Mozambique también son soberbios.

Atardecer en Pemba


Vamos a instalarnos y a darnos un baño en el océano. Mi maleta roja ya descansa en una bonita habitación frente al Índico. Hemos quedado a tomar algo con el responsable de la AECI que vive aquí desde hace dieciseis años.

Mirando hacia el Índico en Pemba
Unos pescadores en Pemba

La conversación con Jesús es interesante.

Todas las personas que viven en África se convierten en contadores de historias asombrosas, increíbles y maravillosas

Al final hemos acabado a las tantas tras una cena los tres frente al océano.

Jesús nos explica que los makonde, tribu del norte de Mozambique son guerreros que tuvieron un papel muy importante y decisivo en la lucha por la independencia en este país. Jesús vivió con ellos mientras hacia su tesis doctoral al estilo del famoso libro “El antrópologo inocente” de Nigel Barley. Se dedicó durante un tiempo a estudiar las formas de gobierno de la etnia makonde, una de las más importantes de Mozambique.

Hablamos de proyectos, de la pobreza y miseria de este país.

En esta país, las mujeres mueren al dar a luz

Hay mucho sida, una de las tasas más altas del planeta. Elena, la cooperante que conocí en el avión ya me había dicho que en el pueblo de Namapa con una población en torno a 20.000 habitantes, casi el 80% de la población son portadores de VIH. La gente no lo dice y sigue contagiando. Namapa solo tiene un hospital.

Joven madre con su bebe en Pemba

La gente muere y nadie sabe porque, se mueren sin más. La mayoría de las veces, suele ser por sida porque hay un porcentaje muy elevado de personas sin diagnosticar.

Jesús nos dice que en Pemba cuando la gente enferma y se acerca al hospital, el enfermo no pregunta que le ocurre, ni el médico tampoco se lo explica. le entrega la medicación y se la pauta, sin más conversación. Una forma más de ignorancia y de mirar a otro lado.

Hablamos de la brujería y de los hechiceros que están muy extendidos en Mozambique, incluso entre la gente que tiene estudios universitarios.

Acudir al hechicero es una de las razones de las mujeres que llegan tarde a los hospitales con problemas en el parto y que se mueren

Es uno de los factores que explican la alta mortalidad al dar a luz.

También hablamos de necrofagia. En Pemba, donde vive, en los últimos años, han aparecido unos veinte cadáveres, supuestamente atacados por leones pero que las suturas y heridas no son causadas por animales sino por extirpación de órganos para rituales religiosos. Había escuchado hablar de esto en Abuya (Nigeria) a un empresario español que vive allí desde hace muchos años. La necrofagía, comer cadáveres o extirpar los órganos para hacer medicina tradicional es algo relativamente frecuente debido a que en ello creen la mayoría de los mozambiqueños.

Una chica con su niño en Pemba

Hablamos de las minas antipersona

Mozambique es el país de las minas antipersona. Se cálcula que hay más de 110 millones de minas repartidas en más de 64 países de África.

Mozambique acaba de declararse oficialmente libre de minas antipersona

Después de 20 años de labor y más de 171.000 explosivos desactivados. Se puede decir que ha eliminado uno de los últimos resquicios que todavía quedan de la guerra civil que asoló el país durante 15 años.

Al parecer el país esta desminado aunque Jesús explica que hace poco tiempo una señora saltó por los aires en una aldea de Pemba en el mismo sitio donde había estado con unos compañeros la tarde anterior.

La playa de Pemba

Me cuenta que sin darse cuenta hace unos años se metió en un campo minado y que de pronto, un individuo con escafandra a gritos le dijo que no se moviese, ¡quieto, quieto! y poco a poco, le fueron sacando del terreno utilizando el detector de minas.

Nos sugiere que no nos movamos fuera de los caminos habituales y que en ningún caso, se nos ocurra, meternos en lugares marcados por señales o palos rojos alineados. Es la forma que tienen de avisar del peligro de campos de minas. Todavía es muy frecuente cruzarte con gente mutilada por las minas.

28 de julio

Hemos quedado con el dueño de la guest house para que nos acerque al centro. Va a declarar al Tribunal por un tema “serio” de tierras.

Es un tipo interesante con el perfil de muchos expatriados de no pertenecer a ninguna parte. Dice que era músico, que tocaba la guitarra en un grupo fadista de Viana do Castelo, su ciudad natal. Lleva quince años en Pemba.

La ciudad ha crecido en este periodo mucho pasando de 20.000 a 200.000 habitantes con un éxodo del campo a la ciudad. La policia mozambiqueña no deja de hacer controles de tráfico. Desde ayer, llevamos dos. El portugués con educación saluda a los polis, que nos dejan pasar y a continuación echa pestes de la negrítud. Les llama vagos, mafiosos, corruptos, sinverguenzas, chulos, truhanes, etc.

Nos deja en un sitio precioso para desayunar llamado “starfish”, un lugar regentado por una blanca con mucho sabor con unas vistas maravillosas a la bahía de Pemba.

Paseamos por esta ciudad. Un grupo de mujeres con los críos a las espaldas cogen agua en un pozo. Mi presencia les hace reír. Les pregunto si puedo hacerles una foto, empiezan a posar para mi, de una en una, de dos en dos. Me gusta enseñarles en la pantalla de la cámara las fotos que les hago. A ellas, verse, las vuelve locas. Nunca se han visto y quieren más fotos para volver a verse. Se parten de risa.

Chicas con bebes en Pemba
Madres con sus bebes en Pemba 1

Seguimos nuestro camino, bajando una gran escalera, nos vamos metiendo poco a poco en un barrio de pescadores. Es un barrio musulmán. Lo noto enseguida porque las mujeres llevan la cabeza cubierta y las niñas pequeñas también.

El barrio es precioso. Se llama Paquitequete

Recorremos las callejas. Es una maravilla. La luz cae de pleno.

Pescadores en Paquitequete

La gente parece amable y nos deja pasear tranquilamente. Los niños juegan en la calle, las mujeres cocinan en los patios de las casas. Las chozas son de piedra, cubiertas de zinc, alguna madera las cubre. Son materiales de campo que no cuestan dinero. Esta forma de construir no la he visto por otros lugares de África. Los pescadores nos enseñan los camaroes (o gambones) que traen del mar.

Pescadores nos enseñan camarones

Otros arreglan las redes, Llega un dhow, la embarcación de vela de origen árabe, se caracteriza por su vela triangular y es un barco típico del Índico.

Paquitequete poblado de pescadores en Pemba

Las utilizaban los árabes para acercarse a las costas del Índico y comerciar. Aprovechaban los monzónes para navegar. La embarcación es preciosa y parece que te remonta siglos en el tiempo. Nos hemos perdido. Este poblado es un laberinto. Un hombre nos muestra la salida.

Niña del poblado de pescadores de Pemba
Niña ante su casa en el poblado de pescadores de Pemba
Pescadores en Paquitequete

Nuestro paseo sigue por la ciudad. Nos encontramos una escalera muy empinada con muchos escalones. Por ella bajan varias estudiantes uniformadas. Hago una foto a las chicas.

Comienza otra africanada

Unos escalones más y llegamos al final. Nos esperan dos policías:

-“Bon día” “muito calor”.

Los polis con cara de pocos amigos nos piden la documentación. Tranquilamente se la damos.

-“Hace calor y la escalera es larga”

El poli me contesta: usted ha cometido un delito. Ha hecho una fotografía a un policia y eso esta prohibido en Mozambique.

-“oiga que yo no he hecho ninguna foto a ningún policía”
-“callese y siganme”.

Aparece un policía de inmigración. Quien conozca los signos inequívocos de África ya se ha dado cuenta de que quieren dinero y que con un billete se zanja el asunto pero descarto la idea. El de inmigración dice que si hablamos portugués, le contesto que solo hablo inglés. Como ve que no vamos a soltar dinero y que no hay arreglo posible, se esfuma. Nos quedamos con los otros dos polis, detenidos.

Xaquín les dice: “vayamos pues a la comisaria”. Nos ponemos en marcha recorriendo el camino hasta el cuartelillo. Intentamos no mostrar preocupación ninguna, mirando los puestos de frutas y verduras que nos encontramos durante nuestra travesía con un policía delante y otro detrás.

En un momento dado, hacemos intención de hacer una foto al mar para hacer ver que el incidente no nos produce ningún miedo. Uno de los polis se enfada y amenaza con esposarnos.

Durante el camino, se cruzan con otros polícias, y les explican que van de conduçao de detenidos para nuestro asombro y estupor.

Al llegar a la comisaria, el espectáculo es absolutamente africano. Esta llena de gente, Un pobre detenido sale de una habitación llorando después de haber recibido, seguramente una paliza. Hay arrestados tirados por el suelo, esposados, a los que solo les falta los grilletes y las cadenas. Los familiares también esperan.

Un policía me ordena que me siente en un banco corrido donde hay más gente sentada, y yo le digo que no me da la gana. Empieza a vociferar como un energúmeno, yo muy brava respondo que no me sale de las narices sentarme donde me indica, que solo soy una turista.

Xaquín empieza a ponerse nervioso. Ya estoy harta de africanadas. El comisario nos dice que expliquemos que es lo que ha pasado. Le aclaramos que no hemos fotografiado a la policía y que como es posible que nos pase esto si sólo somos turistas que venimos a dejar dinero a Mozambique. Ante el peso de mis argumentos, se queda sin palabras.

Nos recuerda que en Mozambique está prohibido fotografiar cualquier lugar estratégico

Le pedimos disculpas y nos dejan ir.

No es la primera vez que tenemos alguna situación de este tipo. En Tambacounda (Senegal) también estuvimos en un cuartelillo por haber discutido con el guía que nos quería cobrar más de lo acordado.

En varias fronteras hemos estado retenidos en más de una ocasion, bien por faltar un sello en la cartilla de vacunación, por carecer de la dirección de un hotel, etc, excusas, todas valen para sacar algo de dinero.

La anécdota más increíble de todas fue en el aeropuerto de Lagos (Nigeria). Habíamos comprado una escultura preciosa de madera en una galería de arte. Una mujer joruba, menos mal que pedimos una factura. En el aeropuerto nos intentaron amedrentar acusándonos de sacar patrimonio del país.

Tuvo que venir el agregado de Iberia a sacarnos del entuerto, un chico que había sido testigo de nuestra boda en Lagos unos años antes.

Así es África, corrupta y despiadada con el blanco. La tarde la vamos a dedicar a descansar y recuperarnos del pequeño susto, paseando por Pemba que es una delicia. Mañana nos vamos a Ibo. Nos va a venir a recoger un arquitecto español que tiene unas obras en la isla y que trabaja allí aunque vive en Pemba.

(Continúa en Isla de Ibo. Recorriendo Mozambique en 20 días, 3 parte)

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