Ibadan, otra gran ciudad yoruba
Dos meses de licencia viviendo en África (5 etapa)
(Continuación de Abeokuta, la capital histórica de los yorubas)
Ibadan
Hemos cogido un coche compartido desde Abeokuta
Tras Lagos, Abuja y Maiduguri, nuestro próximo destino es Ibadan. He recorrido gran parte de África en “danfos“(pequeños minibuses llenos hasta reventar) y en coches compartidos pero en este viaje de dos meses por Nigeria, he decidido subir el nivel y siempre que puedo llevo conductor. Un coche compartido se me hace muy duro en este país pero hoy voy a hacer una excepción.
Voy al lado del conductor. En dos horitas estamos en Ibadan, la gran ciudad yoruba. Esto promete, Xaquín va detrás con otros cuatro sujetos como “sardinas en lata“.
Como no podía ser de otra manera, el coche empieza a echar humo
Avería y gorda, en mitad de la selva. Empezamos a protestar. Es algo que no acabo de entender del africano, nadie desaprueba o cuestiona nada, sólo nosotros. Nos juran y perjuran que viene otro coche a buscarnos. El sol cae como un plomo sobre nuestras cabezas. En media hora podemos estar deshidratados. Estoy harta de verlo, el africano siempre acepta su destino y su fatalidad.
Por increíble que parezca en una hora aparece un nuevo coche. Cambio de maletas. El nuevo conductor es un suicida. La manera que tienen los nigerianos de conducir es inenarrable, capaz de acabar con el espíritu más templado y sereno. En un rato ya sólo me queda pegarle un mordisco al conductor. Voy soltando tacos como una energúmena. En el interior de coche, todo es silencio menos mis improperios, quejas y lamentos.
Llegamos a Ibadan
El driver nos deja en el sitio equivocado con nuestras maletas y se larga. En menos de un minuto nos rodea una horda de sujetos cada vez más violentos, incordiando y hostigandonos. Nos cogen las maletas, queramos o no, luchando entre ellos por quien mete a los dos blanquitos en un nuevo taxi.
A gritones y osados no nos gana nadie
Paramos a un taxi que pasa en mitad del lío montado, ignorando a los tipos que nos rodean. Cometemos el segundo error, encrespar y encolerizar todavía más a los agresivos fulanos que empiezan a zarandear el taxi con nosotros dentro. En este momento, no soy consciente de que estoy corriendo mucho riesgo. Si va a más la colera de esta gente, se les puede ir de las manos. A nadie importa lo que les pueda pasar a dos españoles en un cualquier lugar de Ibadan. Nadie sabe que estamos ahora en esta ciudad.
Que duro es moverte por este país, cuando menos te lo esperas, las cosas dan un giro inesperado
El viaje desde Abeokuta a Ibadan ha sido infernal. Estamos para que nos “recojan con una pala”. Ya no aguanto más.
“The International Institute of Tropical Agriculture” de Ibadan
Hemos localizado un lugar peculiar y curioso para hospedarnos a las afueras de Ibadan. Es una escuela de agricultura y se encuentra en un lugar precioso, en plena selva.
El Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) no es un hotel, sino un centro de estudios con algunas instalaciones donde te puedes quedar a dormir. Es el mejor lugar donde alojarse en Ibadan para aquellos que vienen como viajeros o como turistas, naturaleza, belleza, descanso y paz. IITA se encuentra fuera del centro de Ibadan. Las habitaciones para hospedarse están ubicadas en edificios que recuerdan a las residencias de estudiantes, amuebladas con sencillez, pero con todas las comodidades. Es un paraíso donde queremos quedarnos unos días. Perfecto para descansar. Hasta ahora el viaje ha sido demasiado intenso.
Lograr hospedarnos en la escuela ha sido otro dolor. Hemos perdido de nuevo los nervios pero no tenemos fuerzas para buscar otro sitio para dormir. Con el agotamiento y estrés que llevamos encima, “la puñetera burocracia nigeriana” nos ha hecho mandar cien mil absurdos emails para poder hacer nuestro check in.
Aguantamos el tipo y conseguirnos por fin instalarnos. La escuela de agricultura es fantástica. Se encuentra en un complejo de los años 60 en mitad de una exuberante selva llena de maravillosas acacias, palmeras y todo tipo de árboles africanos. Cientos de pájaros canturrean por todas partes. Esto es el paraíso.
Una piscina limpisima y un restaurante fantástico, muy barato y siempre con gente. También hay campo de golf.
5 de febrero
Nigeria es un pequeño continente dentro de África. Se lo escuché a un americano hace unos años que llevaba mas de 40 años viviendo en este país.
Nigeria te desespera, te saca de quicio, juras y perjuras que jamás volverás pero te engancha como nada y te enamora como ningún otro país africano
Su gente tan variada, en el norte, “los hausas“, distantes, musulmanes, con tanta dignidad, tan honestos. “Los jorubas“, alegres, campechanos, felices, divertidos y listos como nadie. Todos te seducen, todos te cautivan.
El nigeriano es diferente
Ibadan es la segunda ciudad yoruba de Nigeria después de Lagos. Es la capital del estado de Oyo, en el suroeste del país. Fue fundada en 1830. Ibadan se encuentra a 125 km de la costa siendo un punto importante entre el Atlántico y el norte. Representa un significativo núcleo comercial para el cacao, algodón, madera, caucho y aceite de palma. Además, la Universidad de Ibadan es la más antigua de Nigeria. El Premio Nobel, Wole Soyinka estudió Inglés, Griego e Historia en esta universidad.
Nos recoge Sony, el taxista de Ibadan que nos salvó con su tartana de la horda de exaltados el otro día. Meterse en su taxi con una camisa limpia es salir más negro que un tizón pero el tipo es muy simpático. Nos lleva a una especie de “Casa del Cacao” , primera decepción. Ni casa del cacao ni leches. Es un aspirante a museo en el piso 23 de un cuestionable y dudoso edificio que se cae a pedazos.
En África, en concreto en Nigeria todo esta roto. Para coger el único ascensor que funciona hay cola. Me lo tengo que pensar. La idea de quedarme atrapada con veinte tipos sudorosos en su interior no me seduce lo más mínimo.
El museo esta hasta arriba de máscaras, trajes, diferentes indumentarias y vestimentas de reyes, monarcas, príncipes y soberanos yorubas, además de distintas herramientas e utensilios de cocina, trabajos artesanales, etc. Tiene una interesante colección de instrumentos musicales. El chico que nos lo enseña, con sus explicaciones pone todo su interés porque no se ha visto en otra igual. Debemos ser los dos primeros visitantes de los últimos años.
Después Sony nos deja en Fresh FM Ibadan, una de las emisoras de radio de esta ciudad. Es la tercera vez que visitamos una radio en este viaje. Nos la hemos encontrado por casualidad. Al entrar todos se ponen firmes ante los periodistas españoles. Esta gente únicamente desea ayudar. Nos dan contactos. Nos enseñan la redacción, nos presentan a todos y quedan en buscarnos un nuevo chofer para mañana.
En la escuela de agricultura estamos en el paraíso, naturaleza africana, exuberante, única e inigualable selva tropical.
La ciudad de Ibadan es preciosa, interesante e inmensa. Paramos en Ibadan hace unos años recorriendo el país. Recuerdo un maravilloso barrio con casas de colores al más puro estilo jamaicano y africano que no he conseguido localizar.
Estos nigerianos tienen vista de lince o un detector de blancos. Me siento observada desde todos los ángulos. Aún en el interior del coche, no se les pasa desapercibida mi presencia.
Como nos movemos en la tartana de Sony, les descoloca. No eres como los otros blancos. Tampoco eres un turista. En Nigeria no hay turismo y además, no es un país para hacer turismo sino para conocer, ver y aprender. Te miran con asombro y desconfianza.
Paseando por la ciudad, nos internamos en uno de sus barrios. A la caída de la tarde, la gente se pone a la puerta de las casas haciendo diferentes tareas domésticas, lavarse, cocinar, charlar con los vecinos. Los niños juegan y se divierten. El chofer se ha quedado esperándonos en el taxi. La gente es amable. Un hombre nos ha subido a su casa para poder ver una vista fantástica de Ibadan. Pero en Nigeria, todo puede darse la vuelta en un segundo. Nos ha salido el bravucón del barrio a tocar las narices pidiendo dinero. Hemos tenido que salir por pies porque aquí, la gente enseguida se altera.
Volvemos a Maiduguri, la ciudad atrincherada por Boko Haram
Los días en Ibadan nos han hecho reflexionar y tomar una nueva decisión, volver a Maiduguri. Nuestro trabajo allí, se puede completar y mejorar. Si ahora salimos del país para recorrer la República de Benin haciendo turismo (me muero por descansar y poder bajar la guardia) ya no tendrá vuelta atrás porque no tenemos visado multientrada. Nuestra estancia en Maiduguri fue demasiado interesante para perder esta oportunidad. Me cuesta tomar la decisión. Pasé mucho miedo en la ciudad sitiada por Boko Haram. Uno de los peores tragos va a ser volar de nuevo pero es una pena no aprovechar esta oportunidad.
El avión a Maiduguri sale desde Lagos, unas dos horas desde Ibadan. Nos cuesta conseguir un chofer. Hasta ahora hemos tenido mucha suerte. Mas que choferes, hemos tenido asistentes, gente con iniciativa que aportaba ideas. En Ibadan está siendo distinto. Solo nos hemos encontrado a chacaritas en busca de dinero.
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