El Cairo, la ciudad más increíble del mundo
Hay tantos Cairos como habitantes tiene esta fantástica ciudad
Tenía pendiente conocer El Cairo desde que escuche a Carmen Palomares, antigua compañera de trabajo y mujer viajada que El Cairo era la ciudad que más le había impresionado en su vida. Es hora ya de conocer la ciudad que me fascinaba cuando estudiaba en la universidad las dinastías egipcias. He aplazado este viaje entre otras cosas porque detesto los lugares turísticos.
Me gusta viajar a mi aire
Ahora es un buen momento porque con el atentado de esta semana cerca de las pirámides de Giza, los pocos viajeros que tengan el viaje reservado lo habrán anulado. Es mi oportunidad para conocer la ciudad mítica y el gran Nilo.
4 de enero
Llego al aeropuerto de Barajas extenuada. Las últimas semanas en el trabajo han sido agotadoras y muy estresantes. Me voy a El Cairo, mi asignatura pendiente. Dicen que es la gran ciudad de África, la que tiene todo, la que aglutina todas las razas y culturas. Una viajera africana tiene que conocer esta gran urbe africana.
Hacemos escala en Casablanca. Hace tiempo que no me dejo caer por una de mis ciudades favoritas de Marruecos. A la vuelta dejaremos un día para perdernos por su medina.
Llegamos al Cairo de madrugada con algo de retraso pero después de un vuelo tranquilo. La ciudad amanece desde el taxi. Atravieso los barrios fascinada. Es una ciudad tan decadente, tan vieja, tan sucia, tan elegante, tan soberbia, tan armoniosa, tan bella y tan dura… Apenas llevo unos minutos recorriendo sus avenidas todavía sin bullicio y ya me estoy enamorando.
Recuerdo las palabras de Xaquin en Madrid enfrascada con mis turnos de trabajo diciéndome: “He conseguido un hotelito fantástico y decadente en el Cairo que se llama Windsor”.
El taxista se acaba de detener en una calle cochambrosa delante de un hotel que se cae a pedazos. Se me ocurre pensar que va a recoger a alguien antes de llevarnos al nuestro. Pero no, dice que ya hemos llegado. No me puedo creer que este sea el idílico y bucólico hotelito del que hablaba Xaquín. Me voy a callar para no empezar mal el viaje.
El Hotel Windsor
El hotel Windsor es un hotel histórico en el centro de El Cairo. Construido en 1893 se ubica cerca de la Plaza de la Opera y en la calle Alfi Bey. Durante la Primera Guerra Mundial sirvió como Club de Oficiales Británicos y gran parte de su interior y de su mobiliario se remontan a ese periodo.
Tan sólo queda hoy una esplendida fachada que se cae a trozos, suciedad, apatía y decadencia. Ni de coña me quedo aquí toda la semana.
Detrás del mostrador dos individuos apenas levantan la mirada ante nuestra llegada. En una mugrienta lista aparece el nombre de Xaquín López. De un viejísimo y decrépito ascensor sale un anciano sucio y desorientado. Nos va a enseñar la habitación que nos han adjudicado.
El hotel debió ser maravilloso hace cien años
Todavía guarda el genuino sabor de entonces pero ahora es un lugar descuidado, oscuro y mugriento.
La habitación es enorme, destartalada con dos camas separadas por una mesilla de principio de siglo junto a un inmenso cuarto de baño con unas cortinas de ducha negras de tanta suciedad. Imposible quedarnos en este lugar.
En un nuevo taxi recorremos la ciudad. Estamos agotados pero tenemos que encontrar un hotel donde quedarnos. No todos los taxistas hablan inglés en el Cairo.
Hemos tenido suerte porque de casualidad nos hemos topado con el “Hotel Flamenco” en el barrio de Zamalek. Nos quedamos aquí. Un desayuno con sabor a oriente, dulces y especias. El hotel se encuentra junto al Nilo y la habitación no puede ser más confortable.
El barrio de Zamalek
Zamalek donde se ubica nuestro nuevo hotel es un barrio residencial de El Cairo que se encuentra en la mayor isla de la ciudad, Al-Gazira. El río Nilo es la referencia de esta urbe como lugar de ocio, como punto neurálgico y como esencia del país.
El barrio de Zamalek tiene agradables calles llenas de frondosos árboles. Aquí se encuentran los comercios más modernos de la ciudad.
Esta ciudad enamora
Hay fuertes medidas de seguridad en las iglesias coptas, tanques con soldados parapetados tras enormes escudos. Mañana es la Epifanía, la gran fiesta de los cristianos ortodoxos coptos. Este día celebran el nacimiento de Jesucristo y su bautismo en el río Jordan.
Las iglesias coptas son el primer objetivo de los islamistas
Esta misma mañana ha habido un atentado en una iglesia copta de El Cairo.
Empezamos a recorrer la ciudad. Da igual la calle o la dirección que elijas, el Cairo es fantástico, cada avenida, bulevar o paseo te deja mudo. Tiene algo que recuerda a Teheran y algo que evoca Marruecos.
Es una ciudad cosmopolita a primera vista pero donde la vida tradicional continua inmutable. Una barcaza pasa por delante de tus narices llena de redes para pescar o un burro tira de un carro lleno de panes recién hechos entre los rascacielos y un tráfico que hiela la sangre.
Tenia razón mi compañera de trabajo, es una de las ciudades más fascinantes que he conocido. Tiene un poco de cada ciudad conocida, lo reúne todo. Se nos ha hecho de noche. Nos metemos a curiosear en una iglesia copta del barrio, parece que hay un funeral. Cenamos en un restaurante cerca del hotel. Estamos agotados.
6 de enero
El cansancio de las últimas semanas me ha hecho dormir como un bebe. El hotel Flamenco tiene una habitación demasiado confortable.
La ciudad te puede desorientar al principio. La mayor parte se sitúa en las orillas del río Nilo. La parte más occidental de la ciudad se encuentra alrededor de Midan Tahrir (Plaza de la Liberación) que es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad. En Midan Tahrir se encuentra una de las joyas de El Cairo, el Museo Egipcio de Antigüedades.
El Cairo tiene dos islas en el río, la isla de Al-Gazira y la isla de Roda. Las pirámides de Giza se encuentran en la orilla occidental a unos 18 km del centro de la urbe. El llamado “viejo Cairo” se extiende al sur del centro de la urbe, mientras que El Cairo islámico ocupa la parte este de la misma.
Nos vamos al barrio copto
Frente al extremo sur de la isla de Roda, en medio de un centenar de callejas, mezquitas, conventos e iglesias coptas aparece el primer asentamiento de la antigua ciudad, “el viejo Cairo”.
Hoy es la fiesta de la Epifania y las iglesias coptas son objetivo islamista. Entrar en cada iglesia supone pasar controles de seguridad y no está exento de riesgo
El barrio copto de El Cairo es fabuloso y soberbio. Hay muchas iglesias pero solo visitamos la iglesia de San Sergio y la Iglesia Colgante. Tenemos mucho que ver.
San Sergio según la tradición se construyo sobre el lugar en el que se alojó la Sagrada Familia en su huida a Egipto. La Iglesia Colgante está construida sobre los restos de una de las torres de la fortaleza de Babilonia.
Nos vamos en el metro a otra parte de la ciudad. Midan Tahrir, la plaza considerada como el centro de la ciudad y donde triunfo la revolución árabe. El metro nos deja junto al Museo Egipcio.
El metro de El Cairo
En el metro de El Cairo, los dos vagones de la cabecera de cada tren se reservan solo a las mujeres para evitar según dicen, miradas o tocamientos. Decido ir en un vagón mixto donde solo viajan un par de mujeres y que está abarrotado de hombres.
Los tickets se compran en función de tu destino. El metro funciona muy bien y es muy rápido.
El mercado de Jan El Jalily
Vamos a conocer el marcado de Jan El Jalily.
Fundado en 1382 cuando el emir Dyaharks El Jalily ordenó la creación de un lugar donde los comerciantes pudieran mostrar su mercancía y guardar los caballos, un caravansar, que todavía pervive en alguna de sus callejas.
Siempre ha sido un lugar privilegiado para los mercaderes armenios, judíos, persas y árabes con sus negocios de sedas y especias. Todavía se pueden ver la estructura original mameluca.
El centro del mercado conserva la auténtica puerta original. Jan El Jalily es una de las referencias turísticas que no se pierde ningún viajero que caiga por aquí. Se puede encontrar de todo.
Le falta muy poco para poder igualar al gran bazar de Teheran hasta ahora inigualable. El bazar de Jan El Jalily se encuentra al otro lado de la mezquita de El Azhar (se cruza por un pasadizo). Aunque he conocido muchos mercados en África, este es único.
Imposible tomar una cerveza. El Cairo es complicado para encontrar un sitio donde comer con cerveza o vino. Nos sentamos en un sitio de comida callejera. Los hay maravillosos saboreando Jan El Jalily mientras nos perdemos por sus callejas.
El Cairo “la madre de todas las ciudades”
En esta ciudad se mezcla todo, olores, fragancias y perfumes, sabores y aromas, colores, tonalidades, lo viejo, vetusto, centenario y longevo con lo nuevo, moderno, actual y fresco. El río con su belleza, elegancia y distinción es la referencia de la ciudad y de el país.
El Cairo, la gran urbe llamada por los egipcios la “madre de todas las ciudades” se extiende a lo largo de las 40 km de orillas del Nilo convirtiéndola en la mayor metrópolis del continente africano. Los viajeros de todas las épocas se han sentido siempre fascinados por El Cairo.
Una ciudad que te sorprende a cada paso, atrapándote. Te va enamorando sin piedad.
El Cairo esta atestado y abarrotado de mezquitas pequeñas y diminutas, grandes, inmensas, monumentales derramadas y diseminadas entre los barrios y casas de la ciudad. Los almuecines llaman a la oración varias veces al día llenando la metrópoli de una música que te transporta a las mil y una noches.
No das un paso sin quedarte con la boca abierta. Las pequeñas tiendas tienen todo tipo de mercancías. Los mercados, los puestos callejeros de fruta con espléndidas naranjas, la comida callejera.
Las casas desconchadas que parece que se caen a pedazos, la ropa tendida, las mujeres asomadas al balcón, observando el pulso de la calle mientras ven pasar la vida.
El Cairo fascina
La razón por la que no hemos venido antes es porque nos echa atrás el turismo que viaja en masa cámara en mano. En este momento, El Cairo provoca miedo. Ahora es objetivo de yihadistas y a los turistas no les gusta tener sobresaltos, huyen de problemas, solo les importa atesorar fotos.
El turismo se ha largado a lugares más tranquilos. Aquí, los tanques del ejercito están a las puertas de las iglesias y de los lugares más emblemáticos. Es una imagen que no se puede fotografiar porque te la juegas.
En los bazares, museos, hoteles, templos por pequeños que sean te encuentras con un registro de la polícía. Los perros entrenados se acercan a los maleteros de los coches en busca de explosivos. Los islamistas tienen en el punto de mira a la ciudad y a sus turistas.
Para Egipto, el turismo ha sido uno de los ingresos más estables del gobierno. Las pirámides de Giza han sido siempre el destino turístico más importante del mundo. El gobierno no esta dispuesto a perder esta batalla. No he visto nunca tantas medidas de seguridad. Esta claro que es AHORA el momento de acercarse a esta maravilla.
Hemos quedado a cenar con un funcionario de la embajada española que vive desde hace unos años en El Cairo. Se llama Tomás. Le gusta esta ciudad, se le ve cómodo. Nos lleva a un restaurante típico cariota. Nos acompaña su pareja, Kate, americana, inteligente, rápida y divertida.
Se van a encargar de buscarnos un guía o un chofer para acercarnos a ver las Pirámides.
El Museo Egipcio de Antigüedades
7 de enero
Hoy vamos a callejear por la ciudad. Quiero conocer el museo egipcio de El Cairo. Me apasiona la historia y cultura del país del Nilo. Me recuerda a los años de facultad cuando estudiaba a fondo las dinastías de los faraones. Siempre me ha fascinado esta civilización de más de 5000 años.
El Museo Egipcio de Antigüedades esta situado cerca de la plaza central, Midan Tahrir. Tiene más de 120.000 objetos que abarcan desde las primeras dinastías egipcias hasta la época romana. Constituye la mayor colección del mundo. Se necesitaría toda una vida para poder conocer sus piezas.
La colección fue reunida por primera vez por el arqueólogo francés Auguste Mariette en 1858
La sala de Tutankamón es la joya de la corona porque muestra su máscara funeraria de oro y piedras preciosas junto a otros 1.700 tesoros encontrados en la tumba del faraón.
En el museo también se encuentra la sala de las Momias Reales que alberga los cadáveres de once de los faraones más poderosos del Antiguo Egipto. La visita te revuelve el estomago pero no deja de sorprenderte estar ante el gran Seti I o el inigualable Ramsés II.
El tiempo se ha detenido en sus cuerpos, uñas, orejas y su pelo intacto que ha perdurado durante varios milenios.
Desde que entras en el museo hasta que te vas se te pone cara de idiota porque no puedes creerte lo que estás viendo.
Queremos contratar un guía para ver lo más importante del museo. No tenemos mucho tiempo para perdernos por sus desorganizadas, caóticas y desordenadas salas.
Ni tres pasos hemos dado cuando comienza una lucha encarnizada por conseguir nuestros servicios entre los guías que esperan a la entrada del museo.
Nos adjudican a Aman, un guaperas que no tiene ni idea de nada. El tipo cobra una pasta gansa pero no se sale ni una palabra del guion que se ha aprendido de memoria.
Si le haces cualquier pregunta o bien no contesta o a todo te dice que si. Es un memo que tiene varias cuentas pendientes con el resto de los guías porque en cuanto nos damos la vuelta, se pelean entre ellos como perros sin ningún disimulo.
Lo que hay en este museo no tiene nombre
Lo tiene todo. Es muy anárquico. Los objetos se apilan en vitrinas o en cajas. Una locura para cualquier amante de la cultura egipcia.
Me voy enfadada por no haber visto ni una décima parte de sus tesoros.
La tarde la dejamos de nuevo para perdernos por El Cairo. Nos olvidamos de rutas y de lugares turísticos, toca dejarse llevar.
La Ciudadela
En un taxi llegamos a la Ciudadela de Saladino sobre la colina de Mokattam, en el Cairo Islámico. Es una de las fortificaciones militares medievales más importantes del mundo. Al-Nasir Salah ad Din Yusuf ibn Ayyub conocido como Saladino construyó la fortaleza declarada Patrimonio de la Humanidad como residencia real y para proteger la ciudad de los ataques de los Cruzados.
Desde la Ciudadela por primera vez puedo ver las pirámides de Giza.
Desde aquí hay una vista imborrable de la ciudad salpicada de cientos de mezquitas, pequeñas, imponentes, soberbias que se dispersan por el viejo Cairo.
Abandonamos la Ciudadela dejándonos llevar por las callejas. El paseo es indescriptible por maravilloso. Descubrimos la ciudad más pintoresca, musulmana, pequeñas casas desvencijadas pero bellísimas que evocan un pasado esplendoroso.
En cada esquina, un descubrimiento. Esta ciudad no se puede comparar a nada. Es increíble. La gente es amable y solicita. No deben perderse muchos turistas por estos lares porque no paran de decirnos, “bienvenidos, bienvenidos”.
Sin buscarla, nos damos de bruces con la mezquita Ibn Tulun, la más antigua de El Cairo (siglo XI). En esta mezquita siempre hay musulmanes realizando sus oraciones. El paseo nos abre los ojos y el espíritu a El Cairo más desconocido, el que no viene en las guías.
Las panaderías me recuerdan a Teheran, tiendas maravillosas de especias, frutos secos, carnicerías, todo tipo de pequeños comercios. Todo un prodigio para los sentidos.
Llegamos a la plaza de Miden Tahrir, agotados. No se cuantos km hemos hecho paseando la ciudad. Un taxi, una pausa en el hotel para salir a cenar en un pintoresco restaurante carioca.
Mañana nos vamos a Guiza al hotel Mana House (Marriot)