Bafata, una bonita ciudad de Guinea Bissau, un viaje de 20 días recorriendo Senegal y Guinea, 5 parte

Bafata, una bonita ciudad de Guinea Bissau, un viaje de 20 días recorriendo Senegal y Guinea, 5 parte

(Continuación de Bissau, un viaje de 20 días recorriendo Senegal y Guinea Bissau, 4 parte)

Ha resultado misión imposible acercarnos al Archipiélago de las Bijagos, no nos queda otra que hacer cambio de planes. Nos vamos a Bafata, otra de las grandes ciudades de este país.

Bissau-Bafata (Guinea Bissau), 26 de julio

En un sept place nos vamos a hacer los 155 kilómetros que separan la capital Bissau de Bafata, la segunda ciudad en importancia de Guinea Bissau. Bafata significa “confluencia de los ríos”. Esta ciudad cuenta con una población de 24.000 habitantes. El río Géba baña apaciblemente la ciudad.

Una mujer a las orillas del río Geba

La intención de acercarnos a Bafata es para conocer a Carlos, un piloto que trabaja para dos empresarios españoles en esta ciudad. Llegamos cansados y sin comer. Nos instalamos en el único hotel decente que supuestamente tiene la villa. El hotel es feo, horripilante y cutre hasta la saciedad.

La habitación que nos han dado parece una cueva que tira para atrás, por no tener no tiene ni ventanas. No hemos encontrado otra opción mejor. Es tarde ya para irnos ahora a otro sitio. Solo nos queda disfrutar de esta apacible urbe. Delante de nuestro hotel, justo en nuestras narices hay una pista de aterrizaje de avionetas. Guinea Bissau es un narcoestado y país de paso de droga a Europa desde Colombia o America Latina. El país posee multitud de pistas de aterrizaje piratas, te las encuentras a cada paso sin contar con los aeropuertos estatales aún siendo  un país muy pequeño. Son pistas de aterrizaje de avionetas preparadas para que en cualquier momento se puedan cargar y descargar cargamentos de cocaína.

Una pista para aterrizar avionetas en Bafata

La mayor parte de los días de ruta comemos anacardos o cacahuetes hasta que llega la cena que se espera impaciente como uno de los mejores momentos del día. Hemos quedado con Carlos, el piloto a media tarde. Antes vamos a dar un paseo por la ciudad.

Una mujer en Bafata

Bafata resulta de una belleza singular, difícil de olvidar. Es una ciudad que merece la pena conocer. En uno de los márgenes del río Géba conserva el ambiente más decadente de la antigua colonia portuguesa. Su pasado colonial se adivina a cada paso  quedando la huella del esplendor portugués en cada esquina.

Bafata es una ciudad decadente pero preciosa

Antiguas casas coloniales,  comercios que llenaron las calles de bullicio, mercerías, tiendas de telas, fábricas de ropa todas ahora desvencijadas, abandonadas y muchas derruidas.

También nos topamos con la casa natal del impulsor de la independencia de Guinea Bissau, Amilcar Cabral junto a un monumento en su honor. Hay también un mercado casi abandonado donde un pobre viejo musulman atiende el único puesto abierto de lo que queda de un mercado que debio haber sido espléndido como único representante que se resiste a morir.

Un hombre en una calle de Bafata

Bafata resulta ser una ciudad de una belleza no esperada. En cada casa, en cada tienda, en cada calle y en cada esquina disfrutas de su hermosura. Durante nuestro paseo, hemos conocido a unos chicos de Guinea Conakry, país con el que hacemos frontera. Nos cuentan su vida y se quieren fotografiar conmigo.

Mis nuevos amigos de Guinea Conakry

Les encanta que les fotografíe con mi cámara uno a uno y en todas las posturas posibles. Se van encantados con los nuevos amigos que se han echado y con las fotos que les he regalado. Los primeros planos siempre se me han dado bien.

Disfrutando como niños durante mi sesión fotográfica

Hacer fotos en África a veces es un buen recurso para entablar relación con la gente, aunque otras veces, sin embargo, hacer una foto es misión imposible. Me gusta fotografiar a la gente y poder sacar a flote sus emociones y hasta intuir sus sentimientos. Son rostros que me dicen tantas cosas.

Como disfruta mi amigo posando

En el hotel nos espera Carlos, el piloto español que desde hace tres años vive en Bafata. Me ha impresionado. Tiene desarraigo en nuestro país buscando nuevos horizontes en el continente negro. Tendrá alrededor de sesenta años. No se parece al comandante que conocimos estos días en la capital, Bissau que te deja fascinada con sus historias. Este es un personaje más terreno y normal.

Habla de su experiencia en Guinea Bissau, de su profesión de piloto. Nos cuenta que se ha comprado unos terrenos para plantar arroz. En un arranque de complicidad y sinceridad con los españolitos que han caído por Bafata, reflexiona en alto sobre vida personal.

Dice con tristeza que sus hijos nunca vendrán a verle a Guinea Bissau, Lamenta que sus nietos ya no le reconocen. A su anciana madre que vive en Vigo no la ve desde hace tres años.

Esta obsesionado con la novia que se ha echado, una musulmana de veintitantos años a la que está costeando unos estudios de Administración de empresas en la universidad. Dice que para él, es como su segunda mujer, su mujer africana. Le avergüenza que coma con las manos pero piensa que con la educación que le esta pagando pronto abandonará esta fea costumbre africana y podrá introducir a la chica poco a poco en nuestro país sin avergonzarse de ella. En un alarde de sinceridad, nos dice que le piensa dejar todo su dinero cuando se muera. La está educando para ser su heredera.

Carlos me ha dejado de piedra porque después de tres años viviendo aquí, no sabe todavía como se contagia la malaria. Tranquilamente y se ha quedado tan ancho, me confiesa que será difícil que él pesque una malaria porque no come cualquier cosa y que la gente que trabaja para él, ya sabe lo que le tiene que cocinar. Todavía no se ha enterado que la malaria se trasmite por un mosquito, llamado Anopheles. Ademas, dice que duerme con un revolver debajo de la almohada por lo que pueda pasar. Pobre Carlos, piloto de ningún lugar.

Carlos me ha rayado con su lloriqueo personal. Nos despedimos de él y nos vamos a cenar. La cena ha resultado carísima y pésima en el restaurante del hotel.

Nos espera la noche en la cueva del hotel de Bafata y mañana nos vamos a Kolda (Senegal)

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