Viajar por Zimbabue, un diamante en bruto
Viajando por Zimbabue (Zimbabwe)
He recorrido Zimbabue (Zimbabwe) durante tres semanas a la aventura
He recorrido Zimbabue (Zimbabwe) durante tres semanas a la aventura con la ayuda de un coche alquilado y un mapa decidiendo sobre la marcha cada día la ruta. Tengo que decir que ZIMBABUE es una joya. No puede ser mas bonito pero además, es un gran desconocido. A casi nadie se le ocurre acercarse a Zimbabue.
Zimbabue es un estado de África meridional (la antigua Rhodesia). No tiene acceso al mar. Limita al NO con Zambia, al E y NE con Mozambique, al S con Sudáfrica y al O con Botswana.
Zimbabue está ubicado entre los ríos Zambeze y Limpopo y en él se encuentran las Cataratas Victoria, las más altas del mundo. El país disfruta de un clima sub tropical que se ve afectado en gran parte por la elevación del terreno. Zimbabue se compone en su mayor parte de altas mesetas.
En Zimbabue se habla inglés
El inglés es el idioma oficial del país aunque algunos grupos etnicos como los shona y los ndebele aún hablan sus lenguas. La mayoría de los zimbabuenses son cristianos aunque la mayor parte practica creencias indígenas tradicionales.
El país siempre ha exportado una imagen de inestabilidad política y de inseguridad.
La historia de Zimbabue en los últimos 50 años ha evolucionado desde la lucha por la independencia británica por parte de los propios blancos a la violencia contra los blancos por parte de los negros.
Zimbabue ha pasado por la independencia y sobre todo, por el ascenso y consolidación de un líder, Robert Mugabe que ha manipulado elecciones, cambiado la constitución y elaborado leyes que primero protegían las propiedades de los blancos, para expropiar sus tierra después.
La gran Rhodesia siempre despertó respeto para el turismo.
El fin de Robert Mugabe en 2017 tras casi 40 años en el poder abre sus puertas al turismo.
En Zimbabue NO HAY TURISMO
Alguna pareja de british, un holandés reincidente cautivado por la belleza del país. La realidad es que te encuentras a lo largo del camino con los lodges más coloniales del más puro estilo británico pero vacíos. En los maravillosos parques nacionales o reservas de animales también te encuentras SOLO salvo algún vecino de Zambia o de Namibia haciendo acampada libre con sus magníficos coches todoterreno.
Zimbabue es un TERRITORIO VIRGEN PARA EL TURISMO
Un país bellísimo SOLO para ti.
Un paraíso a estrenar. El zimbabues es amable, amigable y fácil. Nunca te asedia, no te molesta. Son educados y afables. Zimbabue es un DIAMANTE EN BRUTO que hay que descubrir. Tiene de todo pero no hay nadie para disfrutarlo
Tiene buenas carreteras que cruzan el país de un lado a otro comparadas con el resto de países africanos pero saliendo de estas calzadas, el resto no son adecuadas para un coche mínimo como el que hemos alquilado y que va a salir muy mal parado de este viaje.
Zimbabue es un TESORO POR DESCUBRIR
Este país posee las mismas riquezas que tiene Botswana pero con la ventaja de no tener que pagar un pastón por recorrer sus parques nacionales acompañados de un guía. Tiene parques nacionales donde se puede ver con facilidad a los five big (león, elefante, búfalo, rinoceronte y el leopardo).
En sus numerosos parques nacionales se puede DORMIR SOLO con la única compañía de los sonidos de la selva africana y rodeado de animales salvajes si eres atrevido y no tienes miedo. Se puede hacer acampada libre sin tener que llevar ranger como en Botswana.
Los atardeceres en esta parte del mundo (Sudáfrica, Botswana, Namibia y Zimbabue) son una locura sobre todos si se pueden disfrutar desde una reserva de animales salvajes. La hora bruja se convierte en un ritual esperando el prodigio de ver una bola de fuego naranja esconderse tras las montañas de Zambia entre hipopótamos.
El río Zambeze es el gran río que hace frontera entre Zambia y Zimbabue (Rhodesia del norte y Rhodesia del sur)
Viajar por este país es fácil. La gente de Zimbabue es muy agradable con el viajero y te hacen la vida sencilla y cómoda.
El país tiene algún problema a la hora de conducir con tu propio coche
EL GANADO que campea a sus anchas cruzando la carretera cuando menos te lo esperas y LOS CAMIONES, atrevidos fitipaldis que se te echan encima ocupando la calzada mientras atraviesan las arterias de país. Son los únicos dueños de las pistas.
Hay controles de policía a la entrada y salida de las ciudades pero no nos han parado nunca a diferencia de otros países africanos donde no das un paso sin que te pidan la documentación. Esta policía no molesta al viajero.
Los preciosismos lodges que te encuentras en el camino cuestan alrededor de 80 euros. En todos hemos negociado precio.
Otro problema de este país son LAS GASOLINERAS que muchas veces están desabastecidas de combustible. Es algo a tener en cuenta sobre todo porque la próxima gasolinera puede estar a más de 80 km encontrándote que no tienen ni gota de gasoil.
Madrid – Harare. 5 de septiembre
Vuelvo a África. Me alejo de Madrid agotada. Los últimos meses han sido para mi muy cansados pero estoy feliz. He logrado alejarme de la mediocridad que me rodeaba en mi trabajo cambiando de departamento.
Ahora vivo una etapa tranquila y satisfecha pero añoro África hasta la desesperación. Vuelvo eufórica para contemplar su luz, sentir su calor penetrante, disfrutar con su olor, percibir sus colores, escuchar sus sonidos y sobre todo observar y aprender de sus gentes. Vuelvo para volver a sentir su embrujo de nuevo.
Vamos a recorrer Zimbabue durante casi veinte días
Nunca un viaje ha tenido tanta improvisación como este. El exceso de trabajo ha hecho que solo tengamos en la mano los vuelos a Johanesburgo y a Harare. Volamos esta noche. Hace un rato hemos echado por primera vez un vistazo a la guía. Acabo de terminar de hacer mi maleta roja. Nerviosos y con prisas acabamos de alquilar un coche por Internet. El más barato del mercado. No me convence. No aprenderemos la lección. Nos pasamos de listos. Por llevar un mal coche al Desierto del Kalahari nos llevamos más de un susto.
Desde Johanesburgo, cogeremos otro vuelo a Harare la capital de Zimbabue. A partir de ahí, no tenemos NI IDEA de que vamos a hacer NI PARA DONDE vamos a tirar.
Todo será sorpresa, incertidumbre y novedad.
El vuelo a Johanesburgo ha sido perfecto salvo algunas turbulencias. He podido comenzar a disfrutar de mis vacaciones dándome un buen homenaje. Me he visto durante el viaje dos películas españolas.
Ahora volamos a Harare
Ahora volamos a Harare compartiendo asiento con una zimbabuesa blanca que se muere de ganas por charlar con nosotros. Se llama Abby. Nos cuenta que el gobierno de Robert Mugabe arrebató a su hermano su granja. Este se tuvo que ir a Australia a comenzar una nueva vida.
Hablamos con ella de la situación del país, de como se llevó a cabo la expropiación de las granjas. Nos dice tajante que las granjas expropiadas por Mugabe en la actualidad son improductivas y que el gobierno no permite su visita.
(En 1997 hace su aparición un nueva ley de Robert Mugabe de expolio de tierras a los antiguos colonizadores. Casi 1500 granjas propiedad de ciudadanos blancos, la mitad de las tierras de cultivo destinadas a uso comercial fueron designadas para ser nacionalizadas sin compensación alguna y repartidas entre los campesinos negros sin tierras.)
Zimbabue implantó la violencia contra los blancos. La “guerra de la tierra” que se saldó con la vida de numerosas personas.
Abby nos quita de la cabeza la idea de pasar a Mozambique para acercarnos a Tete, una parte de Mozambique que hace unos años nos quedamos con ganas de conocer. No hay carreteras para pasar y el coche que hemos alquilado no parece que vaya a ser adecuado para meternos por pistas de tierra y caminos.
Abby conoce Barcelona y en los años 70 estuvo en Ibiza viviendo según ella, su época más loca. Cuando habla de la expropiación de las granjas de Mugabe, sus ojos se empañan.
En el aeropuerto cogemos el coche que hemos alquilado desde Madrid. La agencia se encuentra en el mismo aeropuerto. No tienen nada informatizado. Nos atiende un agente con papel y boli en la mano. La misma imagen que en los años 40 en España. Apunta nuestros datos y los del coche en una enorme libreta.
Hemos llegado a la capital de Zimbabue, Harare
Nos hemos instalado en el hotel Sunshine Guest House de Harare. En Zimbabue se conduce por la izquierda. Es un poco arriesgado coger un coche en el aeropuerto en una ciudad ésta cayendo la noche. En esta urbe se te cruza la gente en la oscuridad como si fueran conejos. ESTO ES AFRICA. Ha sido un poco complicado llegar hasta aquí. Llegamos con los nervios a flor de piel.
El hotel se encuentra a las afueras de Harare. Es un lodge precioso.
No hay cena. La encargada nos dice que la podemos pedir por take away. Vaya chasco porque estamos hambrientos. Mientras esperamos a que nos traigan la comida hemos hecho “migas” con Anders, un empresario danés hospedado en este lodge que nos va introduciendo un poco en el país y en su situación actual.
Nos avisa que ¡ojo con el gasoil y la gasolina! porque muchas gasolineras están desabastecidas. Empezamos a darnos cuenta de que vamos a tener problemas. Hemos salido de Madrid sin informarnos de nada y claro, luego vienen las sorpresas. Anders además, nos anuncia que NO ES FÁCIL cambiar dinero por el camino. Este país tiene un lío de cojones con la moneda. Es su gran problema.
Mañana tendremos más información pero la cosa no pinta bien. Traemos pocos dólares. Los que pude conseguir en Madrid un día antes de venir a Zimbabue.
Compartimos una botella de vino con el danés y con otro empresario sudafricano y a la cama porque estamos agotados.
Harare – Montañas Vbumba. 7 de septiembre
El hotel Sunshine es muy africano. Tiene una piscina rodeada de diez pallozas africanas que son las habitaciones.
Durante el desayuno hemos decidido tirar hacia BVumba Mountains como primera etapa del viaje. BVumba significa “niebla” en songa, el dialecto más hablado de Zimbabue.
Ahora vamos a comprar una tarjeta de teléfono local y en un supermercado algunas cosas de primera necesidad porque no sabemos ni dónde ni como vamos a acabar.
Llegamos a Mutare, la puerta a las Montañas BVumba
La cuarta ciudad más grande del país. Es bulliciosa, llena de gente y hasta arriba de comercios. No hay locales donde poder tomarte un café. Es complicado en Zimbabue encontrar un sitio donde poder tomar un té, una cerveza o cualquier otra cosa salvo en los hoteles o los lodges.
La palabra Mutare significa “una pieza de metal” porque se descubrió oro en un río cercano. Mutare fue fundada en 1897 como una fortaleza. Esta situada a ocho km de la frontera con Mozambique. Mutare es la puerta a las Montañas BVumba.
Las montañas BVumba no me parecen nada del otro mundo. Habrá que adentrarse más en ellas para poder descubrirlas. Son las seis de la tarde. Estamos cansados de conducir y ya es de noche. Nos quedamos en el hotel “Inn on the Vumba”. Es muy bonito pero tiene cierto aire de desolación y de soledad. No hay luz. Nos dicen que “the light is coming”.
Con el agotamiento del viaje que traemos, Xaquín aparcando le ha metido un viaje a un lateral del coche. Empezamos con mal pie. Nos va a costar una pasta gansa la broma.
Vbumba – Lago Kyle. 8 de septiembre
El hotel “Inn on the Vumba” es exquisitamente inglés del más puro estilo colonial. De esos pequeños hoteles que ya no quedan por el mundo. Tiene diecisiete habitaciones. Eso si, HOY no hay ni luz ni agua caliente. Nos han hecho un buen precio dadas las desoladoras condiciones. Nuestra habitación tiene un ventanal que da a las montañas.
Hemos descansado como un par de bebes pero tenemos que adelantar nuestro reloj biológico europeo. En Zimbabue anochece a las seis de la tarde. Tenemos que levantarnos antes de las seis de la mañana porque ya es de día. Mientras desayunamos con el mapa en la mano ante un precioso ventanal, decidimos acercarnos a conocer Lake Mutirikwe, el lago de la ciudad de Masvingo.
El Lago era conocido en la época colonial como Lake Kyle.
Llegamos a Masvingo
Masvingo se encuentra a unos 300 km de Mutaré. Es la ciudad situada junto al Lago Kyle. También es muy bulliciosa. Las ciudades de Zimbabue no son bonitas. Se parecen a los pueblos sudafricanos. Tienen dos o tres calles que son las arterias de la ciudad hasta arriba de todo tipo de tiendas, ferreterías y supermercados y para de contar.
El preciosisimo “The old Victoria Hotel”, un bellísimo ejemplo de arquitectura colonial que estuvo cerrado durante años ha abierto sus puertas. Ahora lo ocupa un “Chicken Inn”y un “Pizza Inn”, restaurantes de comida rápida que no faltan en ninguna ciudad y que causan furor entre los zimbabwenses. La entrada al antiguo hotel está en uno de sus laterales donde todavía algún cliente despistado se deja caer. Es un triste contrate.
Masvingo, el Lago Kyle y The Great Zimbabue serán la segunda etapa del viaje
Llegando al Lago Kyle, nos vamos a instalar en el Norma Jeane’s lodge. Fue construido por Murray Mac Douglas, una importante figura de Rhodesia que introdujo el riego por irrigación permitiendo el cultivo de azúcar en este país.
El Norma Jeane’ lodge es un lugar fantástico. Situado en una pequeña colina desde donde se puede disfrutar del bellísimo Lago Kyle. Tenemos una preciosa cotagge.
Aquí en Zimbabue todavía quedan lugares con el más puro estilo colonial inglés. Zimbabue obtuvo la independencia en los años ochenta cuando dejo de ser la gran Rhodesia. El aíre británico se respira en cada rincón.
Estamos sentados en una terraza increíblemente bonita muy parecida a las recreadas en muchas películas del África colonial. Una brutal tormenta africana nos aterra con su rabiosa lluvia. Caen rayos que hacen que la noche se haga, dia. Una tormenta como solo se puede ver en África. La terraza esta llena de cientos de exóticas flores africanas que llenan de exuberancia este lugar.
Zimbabue es maravilloso. Esta mañana de camino a Masvingo, el paisaje era sensacional, sábana y sabana entre increíbles montañas. Todavía no hemos visto animales salvo algún mandril junto a la carretera.
En el elegante restaurante del hotel Norma Jeane’s nos han dado la primera cena en condiciones desde que hemos llegado. Estaba riquísima, un roast beef al más puro estilo británico. Hemos conocido a una pareja de holandeses que recorren Zimbabue por segunda vez.
Nos adelantan que el país es una maravilla inédita y desconocida pero complicada para comer, tomarte una cerveza o para encontrar un restaurante. Nos quitan de la cabeza la idea de conocer el “Great Zimbabue”. Lo han definido como “una extraña africanada”. Les vamos a hacer caso cambiando de rumbo. Recorreremos el Lago Kyle y las pequeñas villages de sus orillas. Después pondremos rumbo hacia “Gonarezhou National Park”.
Tenemos previsto hacer unos 250 o 300 km por día para evitar que se nos haga de noche.
Hay vacas campeando a sus anchas por cualquier carretera que te obliga a conducir con cien mil ojos. Atravesamos fantásticos paisajes llenos de montañas y pequeñas colinas plagadas de acacias. La vegetación y los poblados no se parecen al resto de África. Aquí las pequeñas pallozas son de piedra o ladrillo aunque a veces también se puede ver adobe y paja.
El paisaje es fantastico. No se parece al África del Oeste. Es de lo más bonito que he visto en el África Austral.
De repente pasamos por un pequeño villorrio. Hoy es domingo, día de fiesta. Desde la carretera vemos a un grupo de varias mujeres vestidas de blanco y azul junto a un buen grupo de hombres. Paramos el coche. Nos hacen señas como locos a grito pelado desde el poblado para que nos acerquemos.
En un segundo ya estamos rodeados de la gente en el centro de la aldea. Me piden las mujeres que me ponga una de sus faldas o faldones porque llevo un pantalón demasiado corto y no están acostumbrados a tanto descoque.
Están celebrando el aniversario del gran jefe del poblado muerto hace un año. Empiezan a danzar y nosotros en medio del cotarro. Es fantástico. Son las mismas danzas que ofrecía el Victoría Hotel de Victoria Falls hace una año en Zimbabue vestidos con lanzas y plumas. Aquí, esta gente llevan ropa de domingo y danzan que te dejan mudo. Bailan los hombres, bailan las mujeres. Así de fantásticos son los zimbabwenses.
Me piden que me fotografíe junto a las mujeres. Quieren que nos quedemos a comer con ellos pero nos queda un largo camino para llegar a “Gonarezhou National Park”. Este país es único y su gente es especialmente acogedora. Ha sido una experiencia única.
Pasamos por un puente donde a un lado queda el maravilloso Lago Kyle. Hay un grupo escolar. Es la primera vez que veo mezclados niños blancos y niños negros. En el aeropuerto de Harare había visto algún que otro grupo de niños negros. Lo cierto es que en este país se ven pocos blancos. Mugabe los echó a todos.
Apretamos el acelerador de nuestro Kia, el coche más cutre que he tenido entre mis manos. Queremos llegar a dormir a “Gonarezhou National Park”. Vamos al tun tun. El teléfono que traíamos para llamadas locales no funciona. No tenemos Internet, tan sólo llevamos la guía Bradt y un mapa.
En Chiredzi, una pequeña villa camino de “Gonarezhou National Park” hemos hecho la compra en un supermercado, supervivencia pura y dura para sobrevivir en la reserva. En la cola para pagar, un jeta con una enorme botella de cerveza se nos ha pegado tanto que le hemos tenido que apartar. Aprovechando el lento sistema de pago de los supermercados de Zimbabue, el tío se ha mimetizado literalmente conmigo.
El sistema de pago se llama ecocacht, consiste en que el cliente llama desde la caja al banco por teléfono para que le autorice el pago. Este sistema hace que se ralentice el proceso un montón. El jeta le iba dando personalmente al cajero nuestra compra, las latas, el pan, el agua, etc, incluida su cerveza para meterla en nuestra cuenta sin que nos diéramos cuenta.
La verdad es que se ha merecido que le pagaremos la cerveza por que la situación no ha podido ser más cómica.
Llegamos a la puerta de entrada Gonarezhou National Park
Llegamos a la puerta de entrada de “Gonarezhou National Park” antes de los previsto. Los guardas nos miran atónitos por llevar el Kia, un coche no apropiado para una reserva. A pesar de eso, nos dejan entrar. El coche se nos deshace y desvencija por las pistas.
Nos han dado una tente camp de acampada libre. En este Parque no hay nada. Haces acampada libre sin guardas ni vigilantes. Lo que si hay es un campamento con cuatro tiendas de campaña montadas financiadas por el Zoológico de Frankfurt. Hemos tenido suerte y nos han dejado una a pesar de no llevar nada reservado. Sólo quedaba una libre.
Empezamos buscar por la reserva nuestra tienda de campaña. El coche que llevamos se va desangrando vivo por el camino. Hay un montón de animales. Estamos a las afueras del parque y nos salen al paso todo tipo de bichos; impalas, jirafas, cebras, ñus, springboks, etc. Este parque está hasta arriba de vida salvaje.
Llegamos por los pelos a la tienda con el coche desguazándose en carne viva. La experiencia de andar por una reserva de animales con este coche nos ha puesto muy nerviosos.
Estamos en mitad de la selva en Nuestra tienda de campaña en Gonarezhou National Park
La tienda es una maravilla y el lugar es inenarrable. Estamos EN MITAD DE LA SELVA en un sitio difícil de explicar por bellísimo. Tenemos un río en nuestras narices lleno de hipopótamos que no paran de rugir. Junto a la tienda de campaña mientras abro las lonas de protección para tener más luz observo a un cudú y a unos impalas con asombro.
Tenemos algún vecino haciendo acampada libre. Eso me tranquiliza porque vamos a dormir entre animales salvajes. Cae la tarde y esto es una absoluta pasada, solo se escuchan hipos y cientos de maravillosos pájaros. El sol se vuelve naranja ardiendo como un melocotón maduro. Este increíble espectáculo solo puede verse aquí.
No tenemos apenas nada para cenar porque no sabíamos que nos íbamos a encontrar. Un par de sandwiches, agua y una botella de vino. Nada para hacer una barbacoa. El desayuno de mañana sin café ni te, sólo zumo y galletas.
La tienda tiene un baño en el interior además de una cocina con todo lujo de detalles. Tenemos una barbacoa. Vamos a hacer un fuego para ahuyentar a los animales. Tenemos cerillas así que cogemos leña de los alrededores sin alejarnos que cayendo la tarde es peligroso. Nos rodean animales.
Estamos en plena selva. Aunque no lo veas siempre puedes tener a un vecino entre los matorrales con hambre. Hacemos un fantástico fuego porque hace bastante frío. Una cazadora es poca ropa, estamos congelados. Las diferencias de temperatura entre el día y la noche son como en el Desierto del Kalahari demasiado bruscas.
Xaquin es un especialista en hacer las mejores fogatas en los sitios más insospechados. El fuego que hemos hecho espantará alejando a cualquier visitante no deseado. Nos hacemos nuestros sandwiches y abrimos nuestro vino. No hay un lugar en el mundo donde un Merlot sudafricano pueda saber mejor.
Es difícil poder explicar lo que se puede sentir en la noche africana con un cielo tan lleno de estrellas. Me recuerda a una noche parecida e indescriptible en el Lago Chad. Ahora nos rodean los brutales sonidos de la tenebrosa noche africana en una reserva de animales salvajes haciendo acamapada libre HEMOS SIDO UNOS OSADOS.
El poder dormir entre animales, en plena selva creía que sólo era posible en Botswana con un ranger. En Zimbabue en el “Gonarezhou National Park” es posible de una manera fácil y sencilla. Eso si, hay que traer un buen coche y NO TENER MIEDO.
La noche es oscura y solo se escuchan los sonidos de la selva.
Hemos dormido muy bien. De madrugada hemos tenido frío. Las temperaturas bajan mucho. Me he desvelado porque los sonidos de la selva me dan mucho miedo. Escuchaba rugir a los hipos incesantemente. La vista desde la tienda observando las estrellas y escuchando a los hipos NO ES COMPARABLE A NADA.
Esta mañana nos han despertado cientos de babuinos, menos mal que ya había amanecido porque se paseaban por encima de la tienda y en la noche me hubiera muerto literalmente de miedo. Nos rodeaban, se asomaban por las ventanas de la tienda y gritaban como condenados. Es un espectáculo fantástico.
Desayunamos en una mañana fresca. Estamos congelados de frío. No tenemos más que un zumo de manzana y unas galletas.
Gonarezhou National Park es UN PARAISO
Esta reserva es UN PARAISO pero tenemos un dilema, yo me quedaría aquí eternamente pero con este coche no podemos arriesgarnos a partirle en dos en una de estas travesías. Apenas tenemos nada que comer. Esto es el edén pero no tenemos víveres. Zimbabue tiene demasiados sitios que conocer. Vamos a seguir nuestro camino. Este coche nos está trastocando y alterando todo el viaje.
No voy a aprender nunca. Este trasto de coche no nos deja meternos en las reservas de animales. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Nosotros tropezamos dos, tres y hasta cuatro veces pero esta vez hemos metido la gamba hasta el fondo.
Nuestra idea hubiera sido conocer Hwange National Park, una de las reservas más grande de Zimbabue ubicada al sureste del país en la ruta hacia las Cataratas Victoria. Vista la experiencia de ayer va a ser muy complicado.
Con el mapa en la mano cambiamos de tercio y decidimos irnos al norte del país a conocer el gran río, el Zambeze. La jornada para llegar hasta allí será larga así que vamos a hacer noche en Gweru, una de las ciudades más importantes del país.
Camino de Gweru en busca del río Zambeze
El paisaje hasta Gweru es formidable como maravilloso es desplazarse por un país tan bello. Las carreteras están bastante bien siempre poniendo mucha atención con el ganado que sale desde los sitios más insospechados.
Hay peajes a lo largo de las rutas. El precio siempre es el mismo, dos bonis, dolar del país. Hay controles de policía pero nunca nos paran. Al turista se le respeta bastante.
El paisaje es sublime salpicado de pequeños poblados.
Gweru es la capital de la provincia de Midlands. Es la tercera ciudad más grande del país con una población cercana a 300.000 personas. No nos ha dado mucho tiempo a visitar la ciudad porque llegamos siempre extenuados por el viaje. Cuando llegamos a nuestro destino, el tiempo que nos queda del día es para buscar un lodge donde cenar y dormir.
Gweru es como todas las ciudades de Zimbabue, desordenada, dos o tres calles constituyen las arterias de la ciudad con las tiendas de rigor, “Pic and Pay”, “Chicken Inn” o “Pizza Inn”, etc. Sin embargo, esta ciudad es bonita. Tiene edificios de la época colonial reutilizados ahora como oficina de turismo, la sede de la polícia, etc. Edificios de una belleza decadente que sólo quedan en muy pocos lugares de África.
Teníamos previsto haber visto un museo militar y una misión que tienen buena pinta pero llegamos tan cansados, tan exhaustos que sólo nos apetece darnos una ducha, sentarnos un rato a leer, escribir y cenar. En Zimbabue se cena sobre las siete de la tarde.
Nos vamos a quedar en el “Suburban Village” a las afueras de la ciudad.
No es que sea una maravilla pero estamos exhaustos y fatigados para buscar algo mejor.
En torno al patio se distribuyen varías pallozas que son las habitaciones y que no están nada mal. En el jardín que rodea el lodge campean a sus anchas varios pavos reales. Tiene un restaurante al que hemos llegado muertos de hambre. La cena se convierte en uno de los mejores momentos del día.
Mañana nos vamos hacia Mana Pools National Park, la joya de la corona de los parques nacionales de Zimbabue buscando el río Zambeze.
Camino del río Zambeze haremos una noche en “Chinhoyi Caves National Park”, un lugar al que llaman el santuario de los espeologos. Son un grupo de cuevas declaradas parque nacional en 1995 cerca de la ciudad de Chinhoyi.
Continúa en
Mana Pools National Park, recorriendo Zimbabue en 20 días
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