Las pirámides de Giza, El Cairo la ciudad más increíble del mundo (2 parte)
Menfis y las Pirámides de Saqqara
8 de enero
Dejamos El Cairo por dos días para acercarnos a conocer Menfis, las Pirámides de Saqqara y las Pirámides de Giza. Nos vamos a hospedar en el Hotel Mena House.
Hemos cogido un chofer que nos ha recomendado Kate, la chica americana, que conocimos cenando la otra noche con Tomas, el funcionario de la Embajada española. Nuestro nuevo conductor es amable, serio y discreto. A las nueve como un clavo nos espera en la recepción del hotel “Flamenco”, nuestro hotel en El Cairo. Vamos a empezar la ruta.
Nos vamos a Menfis y Saqqara
Se encuentran a unos 30 kilómetros de El Cairo separadas por una distancia de 3 km. Siempre estuvieron vinculadas por estrechos lazos. Menfis fue la capital del país y Saqqara la necrópolis de los faraones. Saqqara siempre fue más conocida como el lugar donde se levanta la pirámide de Zoser o pirámide escalonada.
En Menfis se puede visitar un museo al aire libre con estatuas colosales y restos de monumentos dispersos. Saqqara fue lugar de enterramiento de faraones.
Hemos reservado dos noches en el Hotel Mena House. Un hotel al pie de las pirámides de Giza.
Las Pirámides de Giza
Están situadas en las afueras de El Cairo muy cerca de las anteriores. Las más importantes son las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino, cuya construcción se remonta al Imperio Antiguo de Egipto.
Son fascinantes. Nos encontramos de nuevo con muchas medidas de seguridad. Esta lleno de controles para poder entrar en el espacio donde se encuentran las grandes pirámides y la gran Esfinge de Gizeh.
La Pirámide de Keops
Es una de las siete maravillas del mundo. Se erige en el periodo de mayor apogeo del poder faraónico durante el Imperio Antiguo, y muestra la gran capacidad organizativa y el conocimiento adquirido por los artesanos y técnicos egipcios que todavía ni hoy día somos capaces de entender.
Esta pirámide es la culminación de un proceso inigualable de técnicas constructivas que comenzó en la época de Zoser.
La Pirámide de Kefrén
Pertenece también al grupo de pirámides de Giza. Fue erigida junto a la pirámide de Keops. Antiguamente se la denominaba la Gran Pirámide porque parece más alta que la pirámide de Keops. Es debido a que se encuentra situada en un nivel más alto.
La Pirámide de Micerino
Es la mas pequeña de las tres grandes pirámides. Fue construida por ordenes del faraón Micerino, nieto de Keops e hijo de Kefrén y alcanza una altura de solo 66.5 metros.
Tenia expectativas muy altas pero las pirámides me están sorprendiendo.
¡Soldados! ¡Desde lo alto de esas Pirámides, cuarenta siglos os contemplan!”
Esta frase célebre la dijo Napoleón el 21 de julio de 1798 horas antes de derrotar completamente a los mamelucos y de conquistar Egipto en lo que se llamaría la batalla de las pirámides.
La Esfinge de Gizeh custodia a Keops, Kefren y Micerino. El sol cae entre camellos y caballos en el desierto.
A pesar de las medidas de seguridad y de las amenazas de ataque terrorista hay turismo aunque no es agobiante. Lo que si abunda en las pirámides y que no he visto casi en El Cairo son buscavidas ofreciéndote sus servicios como guías.
Cae la tarde y nos instalamos en en el Hotel Mena House. Es fantástico, demasiado lujoso para nuestros gustos de trotamundos. Un impecable botones nos lleva en un carro de golf a nuestra habitación mientras nos explica fascinado todas las maravillas del hotel a las que tenemos acceso.
Nos da igual lo que nos cuenta, a nosotros lo único que nos interesa es tener las pirámides delante de nuestras narices.
El Hotel Mena House
El Hotel Mena House fue construido originalmente como un pabellón de caza en 1869. Abrió al público como hotel en 1886 bajo el nombre de “The Mena House”, todavía en los albores de la egiptomania.
Fue el primer hotel de Egipto en tener piscina, pionero en permanecer abierto durante todo el año y ha servido de escenario a algunos de las más importantes conferencias y cumbres de paz del siglo XX.
En él se han alojado primeras personalidades del siglo XX
Varios príncipes de Gales y duques de Windsor, el General Montgomery, Winston Churchill, Roosevelt, Nixon, Chiang Kai Chek, Jimmy Carter, Sadat, Menachem Beguin, Rezah Pahlavi, el Aga Khan; artistas de la talla de Arthur Conan Doyle, Cecil B. DeMille, Frank Sinatra y Agatha Christie; actores y actrices célebres, desde Jane Fonda a Roger Moore, pasando por Charlton Heston, Chaplin y Omar Sharif y un largo etc….
Por tanto, más que de un hotel estamos hablando de una leyenda.
Nuestra habitación es sencillamente maravillosa. No da directamente a las pirámides (las habitaciones que dan a las pirámides doblan el precio) sino a un bonito jardín.
Estamos cansados del día y aunque el Hotel Mena House tiene varios restaurantes en su interior vamos a hacer caso a Tomás que nos aconsejó una pequeña casa de comidas especializada en pescado.
La hemos encontrado
El restaurante esta justo a la salida del Mena House. No tiene menú solo el pescado del día. Aunque no tienen vino nos ha dado una cena increíble a base de pescados de todo tipo. Ha sido espectacular.
Es una sensación agradable saber que el Hotel Mena House es un clásico en El Cairo desde 1900. Esta claro que el turismo ha caído en picado cuando Mena House puede estar a nuestro alcance.
No hay un museo, zona turistica, hotel o iglesia que no tenga una tanqueta del ejercito a la puerta. Nuestra idea era quedarnos un par de días en este hotel y en las pirámides pero hemos cambiado de opinión. Esto ya está visto y El Cairo nos ha enamorado.
9 de enero
Dejamos Giza y volvemos a recorrer El Cairo. No es una ciudad copta, turca, griega, africana, musulmana o europea aunque tiene algo de cada una de ellas. En El Cairo se mezclan pirámides, murallas, ciudadelas, iglesias, basílicas, mezquitas, madrasas o escuelas coránicas, plazas desiertas, barrios tranquilos, rascacielos y palacios.
Esta ciudad te vuelve loco
Desde la Ciudadela en El Cairo islámico andando nos dejamos llevar porque esta ciudad es una locura. La gente es pacífica y amable. No están acostumbrados a que la gente se salga de las rutas turísticas abandonandose en sus calles. Vamos husmeando todo.
También nos metemos en las mezquitas donde el parroquiano de turno, si puede, nos la enseña, eso si hay que descalzarse y cubrirse la cabeza. A veces, nos dejan subir a los minaretes descubriendo vistas insospechadas de la ciudad. Vamos sin rumbo fijo.
Además, atravesamos calles deteniéndonos en cada tienda o puesto callejero, curioseamos las callejuelas muchas sin salida.
No tenemos ninguna sensación de peligro o inseguridad de ningún tipo
Las calles están llenas. Las mezquitas se encuentran salpicadas entre las casas.
Las mujeres casi todas llevan el hiyab o velo que cubre su cabeza
Por tanto, la ciudad está muy islamizada. Los niños juegan en la calle al caer la tarde y el imán llama a la oración. Esta metrópoli te atrapa sin piedad. Fantásticas sensaciones te acompañan por sus calles. El Cairo es inspiración. Las mil y una noche aparecen en cada esquina.
El Cairo deslumbra
Ciertamente, todo en El Cairo es desmesurado y desproporcionado, el tráfico, el río, los contrastes entre lo nuevo y lo viejo, las mezquitas, las iglesias, animales en las calles, el bullicio, la paz de algunos de sus barrios junto a la locura en el metro o en las plazas y mercados. El Cairo es una ciudad de contradicciones.
La parte islámica brilla impresionando al viajero porque lo traslada a su glorioso pasado árabe, cuando la civilización musulmana fue el centro de las ciencias y las artes.
El Cairo, “la Madre del Mundo”, la ciudad monumental, grandiosa y arrolladora que fascina o repele desde el primer instante.
La gente no habla inglés. El carioca es encantador, solo quiere agradar.
Como resultado, llegamos a la parte más moderna de El Cairo. La plaza de la Liberación o plaza Tahir. No podemos dar ni un paso más, me muero de agotamiento.
Vamos a llamar por teléfono a Pedro, un jubilado español que lleva años viviendo en esta ciudad. Quedo atrapado por la fascinación de El Cairo dejando su casa de Tarragona.
En la actualidad es un experto cariota que se deshace por compartir lo que sabe y siente por esta ciudad. Su contacto nos lo ha dado Tomas. Mañana conoceremos a Pedro. Ahora toca cenar.
10 de enero
También hoy dejándonos llevar, De nuevo hemos llegado al mercado de Jan el Jalily. Es fantástico. Me recuerda al gran Bazar de Teheran. Parece que se hubiera quedado detenido el tiempo entre sus mercaderes y que nosotros estamos en un sueño. Es el corazón de El Cairo islámico junto con la Ciudadela y la mezquita de Hussein y la de Azhar.
Entramos en un restaurante tipicamente egipcio. Los camareros uniformados llevan el típico gorro rojo carioca. La comida es genuinamente local. Se fuma. El local es un viejo cafetin donde se funden los pocos turistas que hay en El Cairo con los propios cariotas.
Viene Pedro, el jubilado español seducido por esta ciudad. Es alegre, campechano y risueño. Tiene una permanente sonrisa en la boca. Viene dando besos y abrazos a todos los camareros. Los cariotas se dan cuatro besos. En seguida pide una pipa para fumar. No quiere comer nada. Nos cuenta que solo hace una comida al dia, la cena. El resto del día lo dedica a pasear, olisquear y disfrutar.
Esta feliz en El Cairo. Lleva doce años viviendo en esta frenética ciudad. No echa de menos nada. Ha sido profesor y funcionario del Estado.
Se ha desprendido de sus responsabilidades en España. El Cairo le ha enamorado y cautivado permitiéndole vivir contento y alegre. Se dedica a buscar e identificar edificios que no están todavía catalogados por el Ministerio de Antiguedades egipcio.
La ciudad de la basura de El Cairo o Manshiyat Naser
Pedro nos acompaña a conocer la ciudad de la basura.
Al sureste de El Cairo se extiende a lo largo de más de cinco kilómetros cuadrados el barrio de Manshiyat Naser o la Ciudad de la basura de El Cairo. Las Zabbaleen son cristianos coptos conocidos por la recolección de la basura en la ciudad de El Cairo desde hace más de 50 años.
Esta comunidad ha organizado un sistema de reciclaje de residuos eficaz. Ellos mismos se encargan de recoger la basura de la gente puerta a puerta con la ayuda de camiones o carros tirados por burros y transportan la basura a su barrio. La clasifican ayudados por puercos que se alimentan de residuos orgánicos. A continuación venden los materiales como papel, hojalata, vidrio, plásticos, telas, aluminio a intermediarios.
Llegamos en el metro. Pedro nos adelanta que en El Cairo nos vamos a mover como se mueve él, en bus, tuc tuc, o a pie.
A la ciudad de la basura hemos llegado en un pequeño autobús público. Viven cientos de familias reciclando basura. Es un enorme estercolero donde hombres, mujeres y niños se dedican a lo mismo, clasificar los desperdicios. Es una imagen pavorosa y sobrecogedora.
Hemos visto cerdos o puercos en las terrazas que se van comiendo lo organico. Este lugar pone los pelos de punta. Recorremos sus calles estremecidos, nos dejamos llevar por Pedro que insiste en acercarnos a un monasterio copto donde un escultor polaco esculpe en la roca escenas biblicas.
A mi me parece mucho más interesante el barrio que las esculturas del artista pero Pedro parece encantado por este artista.
En lo alto del barrio, en la ladera de la montaña, se encuentra la iglesia copta de “San Simón, el curtidor”. Se construyó a finales del siglo pasado. Es enorme y la gente se sienta en unas empinadas gradas.
En las paredes de la montaña junto a la iglesia se ven escenas bíblicas talladas en la roca. Es un lugar curioso.
Llevamos todo el día andando por la ciudad y estamos agotados. Pedro parece inagotable. Nos dice ahora que nos va a llevar a un sitio a cenar muy popular y luego a probar un zumo de caña de azucar. Pedro siempre cena en sitios sencillos y paga poco de alquiler por su piso en El Cairo.
Le explicamos a Pedro que nuestras piernas ya no aguantan más. Nos vamos a descansar. Nos despedimos de este hombre enamorado de la vida y fascinado por El Cairo que nos ha dejado muy buen sabor de boca.
Ese entusiasmo de Pedro hace que nunca se haya puesto enfermo en los doce años que lleva viviendo en esta ciudad. Ni una gripe, ni un resfriado para este jubilado andarin a la búsqueda de viejos y descatalogados monumentos.
Una ducha y a cenar con un buen vino que en El Cairo sabe a gloria. Cenamos en el restaurante “Five campanas” cerca del hotel. Este restaurante esta hasta arriba de cariotas y de coptos.
Mañana más.
11 de enero
Amanece de nuevo por la ciudad y nos perdemos por ella. Es nuestro último día.
Yo sólo quiero vivir aqui, como Pedro. Acabar mi vida en esta ciudad que atrapa. Pasear por sus calles, descubrir cada esquina, disfrutar y conocer a sus gentes. Cenar en sitios populares y moverme por la ciudad en transporte público. Descubrir el mundo de los faraones, conocer cada pieza del Museo Egipcio. Visitar el país, conocer cada estatua, cada papiro y conocer donde Howard se quedó mudo ante la tumba de Tutankamón.
Hoy volvemos a la ciudad de la basura porque nos ha impactado.
Estamos agotados. Tenemos que acostarnos pronto porque esta madrugada nuestro avión a Casablaca sale a las 5:30 de la mañana. Un taxi nos va a recoger nada menos que a las 3 de la madrugada.
La última noche queremos cenar en un restaurante que nos ha aconsejado Tomás. Todo el personal de las embajadas y lo más distinguido de la sociedad cariota se concentra en él entre otras cosas porque tiene alcohol. Es demasiado pomposo para mi. Me atraen los restaurantes pequeños con sabor que dejan huella como los que le gustan a Pedro. En este restaurante lo único que me gusta es su fantástica terraza al Nilo.
(Continúa en El Cairo, la ciudad más increíble del mundo, 1 parte)
12 de enero
Volamos a Casablanca. Nos vamos a quedar una noche en “Hotel Central”. Un modesto hotelito junto al puerto de Casablanca. Me quiero volver a reencontrar con esta maravillosa ciudad marroquí aunque sólo sea por unas horas.