Guinea Bissau y las Bijagos en 9 días, un país diferente, ultimas horas en Bissau (6 parte)
(Continuación de Guinea Bissau y las Bijagos en 9 días, un campamento de cazadores en Cachungo 5 parte)
Domingo 28 de febrero de 2016 (Cachungo-Bissau)
Acabamos de llegar del campamento de cazadores de Cachungo y ya sólo nos quedan horas en Bissau. La tarde la vamos a dedicar a despedirnos y a entrevistarnos con gente, españoles sobre todo que nos aporten información sobre el terreno. Queremos conocer la evolución de este país en estos dos últimos años. Miguel, un funcionario español nos explica la inestabilidad de este estado, las consecuencias de las últimas elecciones en el 2014. Guinea Bissau ha sido hasta ahora un narco estado situado en mitad de la ruta que siguen los narcos desde Colombia, Bolivia, etc, camino de Europa. La droga viene en avionetas que echan los fardos al mar donde se pierde en un infinito archipiélago de 88 islas donde es muy fácil esconderla en cientos de zulos perdidos en las islas. Sin embargo, parece que algo se mueve en el lentísimo intento de acabar con esta lacra de corrupción. Se observa cierto progreso en las instituciones aunque todavía sigue la ineficacia de la policía guineana para llegar al foco del problema. El archipiélago de las Bijagos es un lugar donde un barco de la policía puede tardar hasta quince días en llegar a apresar a otro que sabe a ciencia cierta que lleva droga.
También hablamos de la situación social del país. La pobreza, la pederastia, el avance del islamismo, los niños de la calle. Muy interesante la charla con este funcionario español. Le dejamos y seguimos nuestro camino. Vamos a cenar para despedirnos a un restaurante de comida portuguesa que se llama Bifama y que es otro clásico cuando venimos a Bissau. El restaurante sigue igual que hace dos años, coqueto, con estilo, agradable e ideal para darse un buen homenaje pero esta vez enseguida echamos de menos al hermoso pavo real que se paseaba por el jardín entre las mesas del restaurante. Le pregunto al maitre y me cuenta que de un salto se escapó hace seis meses por el tejado, fijo que acabo en el puchero del vecino.
Lunes 29 de febrero de 2016
Hoy es nuestro último día en Bissau. Nos vamos esta noche. Nos reunimos con Luis, el corresponsal de la agencia de noticias portuguesa Lusa. Nos recibe en el despacho que comparte sede con RTV, la televisión pública portuguesa. Su oficina es luminosa y llena de vegetación como suele pasar en África. Hay flores y plantas por todas partes. Presiden dos fantásticos mapas de Guinea Bissau y del archipiélago de las Bijagos. Conocíamos a Luis del viaje anterior. Es portugués, lleva dos años aquí donde vive con su mujer y su pequeño hijo. Es buen periodista y compañero del oficio. Intercambiamos información, contactos y comentamos las nuevas rutas de la droga a Europa y la evolución en estos dos años. Ha sido un lujo pasar la mañana con él. No hay tiempo que perder. Nos entrevistamos con varios altos cargos de la policía de Bissau. Nos sorprende una nueva policía joven, y que colabora con la policía española y portuguesa y también con las unidades de policía de la ONU. Es un escenario muy distinto al que nos encontramos hace dos años. Nos acercamos también a la Fiscalía General del Estado. La mañana esta resultando muy provechosa. Siempre es muy interesante escuchar de primera mano las mejores fuentes para conocer una situación y poder ver el pulso y la evolución de este país tan interesante que es Guinea Bissau.
Nos sentamos a tomar un par de caipirinhas en K. el lugar encantador en el centro de la ciudad. Esperamos a un inspector de la policía guineana que nos va a dar información sobre que se está haciendo para perseguir a los narcos y los alíjos procedentes de Colombia. Llega tan pronto a la cita que por un momento pensamos si no nos estarán siguiendo. No sería raro. Bissau es un país complicado. Interesa saber con quien se habrá entrevistado el periodista. No llevamos visado de periodistas y esto nos sitúa en una situación delicada para hacer preguntas.
Ya sólo nos queda despedirnos del comandante Torres, un clásico de Bissau e irnos al aeropuerto. Nos espera un largo viaje, salimos a las cuatro de la mañana.
Me voy como siempre que abandono África con una infinita pena que se agarra a mi corazón pero con la sensación de haber disfrutado y aprovechado estos escasos nueve días de periplo por Guinea Bissau, un país que cuanto más conocemos, más nos enamora.
Ha sido tan fantástico como siempre que volvemos a este mágico continente.