Guinea Bissau y las Bijagos en 9 días, un campamento de cazadores en Cachungo (5 parte)
(continuación de Guinea Bissau y las Bijagos en 9 días, un paseo por Bissau (4 parte))
27 de febrero (sábado) Bissau-Cachungo
Nos han recomendado Cachungo, una pequeña ciudad a la orilla del río Cacheu. El sept place que hemos cogido llega en una hora por bonitos caminos llenos de bosques, selva y tabancas donde poder disfrutar de la vida cotidiana de este país tan bello. Al llegar a Cachungo, el coche nos deja junto a un orfanato sueco lleno de críos. Nos viene a recoger Gamal, el propietario del campamento en el que vamos a pasar la noche. Se encuentra a 4 kilómetros. Nos lo ha aconsejado la cónsul de España.
Gamal es un hombre grueso, mayor, afable, simpático, afectuoso y muy acogedor. Es de Sierra Leona. Su padre abandonó Libano con doce años. Nunca más volvió a su país. Hizo un intento en 1974. Ese año cerraron el aeropuerto porque estalló la guerra del Libano. No volvió a intentarlo. Así que Gamal es hijo de libaneses pero no conoce Libano. Vino a Bissau escapando de la guerra de Sierra Leona en el 94, según nos cuenta, la guerra mas sangrienta y cruel de todas las guerras. Ahora en Cachungo lleva cinco años regentando este pequeño campamento al borde del río. El lugar es de una belleza indescriptible. El río es hermoso, grande, caudaloso y africano.
Es un campamento de cazadores. Es muy básico y no tiene el gusto de los campamentos de franceses que se reparten por todo África. Son seis cabañas, mas bien seis casitas porque son de piedra pintadas de amarillo y rosa. Es una decoración muy nigeriana de gusto africano. El campamento no es bello pero esta situado en un lugar incomparable y Gamal es una persona encantadora.
Esta rodeado de un campo enorme de akayú o de anacardos. Los cultiva y los vende. Cada árbol produce tres o cuatro kilos. El anacardo uno de los productos principales de Bissau.
Estamos en el delta del río Cacheu. Tiene agua salada porque es la desembocadura del río en el mar. Toda esta parte está llena de manglares. Ya nos contó Alfa en la isla de Angurman y ahora Gamal que hay cocodrilos. Hace mes y medio, el primo de Alfa que pescaba por estos manglares, desapareció. Le devoró un cocodrilo. Un mes antes se habían comido a otras dos personas. Dice Gamal que cuando un cocodrilo prueba carne humana, quiere repetir.
En África muere mucha gente engullida por cocodrilos y atacada por hipopótamos, animal muy territorial y peligroso. Gamal dice que por su campamento también se ven de vez en cuando hipopótamos. Hace unos días se paseaba uno tranquilamente, bordeando el río. No atacó a nadie y se fue tal cual vino.
Gamal tiene un mono, muchos perros y un chico que le ayuda.
Nos ha hecho de comida unas palomas que el mismo ha cazado con arroz de montaña. Un postre libanés de agua de azahar y lilas de ese Libano que no conoce. Este hombre es un buen tipo, ya nos lo dijo el comandante Torres. Quiere que conozcamos Cachungo. Un chico del pueblo nos acompaña por las tabancas o barrios. Los manjacos son la etnia principal. Cachungo es una pequeña ciudad del oeste africano con avenidas anchas, polvorienta y con mucho movimiento. Tiene un aire decadente que deja ver su pasado colonial.
Volvemos al campamento. Hace un calor insoportable, una ducha para dejar el calor y empezar a disfrutar la tarde sentados al borde del río. Es una maravilla de lugar. Ahora la marea está baja y deja al descubierto bosques de árboles.
El gobierno de Guinea Bissau acaba de caer de nuevo hace poco y el país tiene mucha inseguridad política. Las cancelaciones de los cazadores británicos y algún cazador español, usuarios de este campamento han caído en picado porque las compañías de seguros no les cubren. Cae la tarde en uno de los brazos del río Cacheu, mientras escuchamos a cientos de pájaros y conversamos con Gamal. Este hombre lleva la honestidad y la bondad escrita en su cara. Es dulce y amable hasta enamorar.
Gamal recuerda que hace dos meses salio en una piragua a dar un paseo por los manglares con unos clientes. Cuando estaban observando unos peces vieron como un enorme cocodrilo amenazaba su embarcación. No pasó nada y el cocodrilo siguió su camino. Esta es tierra de cocodrilos. La cena al borde del río escuchando las historias africanas de Gamal es un momento incomparable. Nos vamos a dormir que mañana volvemos a Bissau dejando este lugar fantástico.
28 de febrero, domingo
Los domingos en África son aburridos, no tienen el pulso de un día de diario pero en Cachungo no es así porque es el día del mercado y está muy animado.
Antes de acercarnos al pueblo hemos desayunado unas omellettes con cebolla exquisitas que nos ha hecho Gamal frente al río. Nos dice que en Bissau aunque oficialmente no se detectó ningún caso de ébola, si que hubo, el lo sabe y lo pudo ver. En Bissau, en Médicos sin fronteras, nos contaron algo muy distinto.
Es muy difícil controlar las fronteras que son permeables. Una misma tabanca puede estar a diez kilómetros de la otra en Conakry, país contaminado. Gamal dice que enterraban a la gente sin saber de que habían muerto. Aquí no se hacen autopsias y es complicado contabilizar los casos. Gamal está convencido de que en Guinea Bissau hubo casos de ébola pero que por la razón que fuera no se extendió.
Nos vamos en un sept place a Bissau. La estación de Cachungo es muy bonita. Esta llena de gente a pesar de ser domingo. Empiezo a hacer fotos a unos críos, les enseño las fotos y ya se hace cola para posar.
Son increíbles los niños africanos, sin duda, lo mejor de este continente. Me contaba un policía español destinado en Bissau que todavía no ha visto llorar a un sólo niño desde que se encuentra en este país. Siempre tienen una sonrisa o quieren estrechar tu mano. Es cierto que la miseria hace que se conviertan en una una bomba de relojería siendo reclutados por grupos islamistas radicales en las mismas tabancas o barrios con el consentimiento de sus padres que pierden el control de sus hijos para siempre. Vienen desde la ciudad santa de Touba en Senegal, y aprovechándose de la miseria y penuria en la que vive esta gente, ofrecen a los padres una educación para los críos entrando así, en las escuelas integristas del país vecino.
Hace unos meses la policía de Bissau interceptó un camión que se llevaba 50 niños a Senegal.
En Bissau se observa mes a mes como el cristianismo está perdiendo terreno y el islamismo va avanzando. De esta realidad se da cuenta todo el mundo.
Estos niños llevados a las escuelas coránicas de Senegal no volverán a Bissau, por lo menos no a ver a sus padres con los que pierden el vinculo para siempre.