Diez libros africanos para leer en vacaciones

http://www.afribuku.com/libros-africanos-literatura-vacaciones/

(Afribuku: son las recomendaciones de Alejandro de los Santos)

Americanah de Chimamanda Adichie (Nigeria)

Novela basada en una historia de amor de una pareja dividida por la distancia. Ella, residente en EEUU se va americanizando poco a poco, reflexiona a través de su blog acerca del proceso que la está convirtiendo en una americana y sobre cómo asimila su nueva cultura frente a su pasado nigeriano. Adichie nos presenta una novela fresca e inteligente que ofrece una visión moderna de los emigrantes africanos con título universitario. Americanah derriba prejuicios sobre raza, origen y cultura para acercarnos a una historia de adaptación cultural y amorosa que vive la pareja protagonista.

Verano de J. M. Coetzee (Sudáfrica)

No podemos olvidar al último africano galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Coetzee es de esos autores de los que no se puede leer un único libro. Tras sonados éxitos como Esperando a los bárbaros (1980) o Desgracia (1999), las memorias noveladas del autor sudafricano son probablemente sus creaciones más sobresalientes. De los tres tomos de la obra, nos quedamos con el último, Verano (2009). El planteamiento es fascinante: un biógrafo decide escribir sobre la vida de Coetzee a través de entrevistas a cinco personas que fueron decisivas mientras el autor se hallaba en vida. No sólo destaca la capacidad sobrenatural de plantear la narración, sino la sinceridad que muestra con su propia existencia.

Black Bazar de Alain Mabanckou (R. Congo)

La SAPE (Sociedad de Ambientadores y Personas Elegantes) del Congo es uno de los movimientos estéticos más extravagantes de nuestros tiempos. Alain Mabanckou, una de las voces más originales de las letras en lengua francesa del momento, construye un universo narrativo centrado en personajes cuya aparente mayor aspiración es lucir zapatos, corbatas y trajes de las firmas más refinadas del mundo. El protagonista, residente en París desde hace quince años, decide ponerse a escribir y así dejar constancia de las contradicciones de su universo personal. Un relato sensacional en el que la ironía y el humor desterrnillante vencen a la lágrima gratuita.

El pan a secas de Mohamed Chukri (Marruecos)

Son pocos los autores de renombre que se familiarizan con la lectura y la escritura por primera vez pasados los 20 años de edad. Es el caso de Mohamed Chukri, que en El pan a secas narra las visicitudes de una infancia marcada por la pobreza, la marginación y la violencia. Se trata de uno de los testimonios más lúcidos sobre el norte de Marruecos durante los años de gobierno del protectorado español. Asimismo, este “escritor maldito” se codeó en Tánger con verdaderos genios de la literatura como Jean Genet, Paul Bowles, Juan Goytisolo y con figuras destacadas de la generación beat como William Burroughs.

Los pies sucios de Edem Awumey (Togo)

El exilio es una de las preocupaciones centrales de Edem Awumey, autor togolés al que tuvimos la oportunidad de entrevistar hace unos meses. Esta novela relata la condición de tantos inmigrantes que vieron a sus familiares partir y nunca más volvieron. Desaparecieron en cuerpo presente pero no lograron borrar el sentimiento traumático de la ausencia en quienes permanecieron en la tierra natal. Askia viaja a París buscando interpretaciones posibles a la marcha de su padre. El encuentro con Olia, que asegura haberlo fotografiado años antes, generará una serie de tramas sobre su propia historial familiar que el autor eslabona de forma magistral.

Hoy mejor que mañana de Nadine Gordimer (Sudáfrica)

Tras el reciente fallecimiento de la única mujer africana galardonada con el Nobel de literatura, no podemos dejar de recomendar la obra de esta excepcional escritora y activista. En este libro nos introduce en la evolución de una familia mixta residente en la periferia de Johannesburgo durante los años posteriores al apartheid. Las promesas de una sociedad más igualitaria hace jirones ante la cruda realidad que viven los sudafricanos desde los primeros días del gobierno de Mandela. Sin embargo, la esperanza surge una y otra vez en la mente de los ciudadanos, sobre todo tras haber arrancado del poder a un sistema racista que parecía haberse fosilizado hasta la eternidad.

El asesino de Banconi de Moussa Konaté (Mali)

Moussa Konaté fue otro de los grandes narradores africanos que fallecieron en el último año. Quizá sea el autor de novela negra (de intriga, evidentemente) más destacado de todo el continente. Este libro es uno de los episodios imprescindibles de dos personajes que marcan la obra del escritor maliense: el comisario Habib y el inspector Sosso. Uno racional e intelectual, el otro telúrico y desenfadado, ambos tratan de resolver el misterio de tres asesinatos aparentemente sin conexión que ocurren en el barrio de Banconi, en Bamako. Supersticiones ancestrales envueltas en tramas contemporáneas no siempre fáciles de resolver.

Buenos días camaradas de Ondjaki (Angola)

Mientras esperamos la traducción al castellano del sensacional Os transparentes (2013), último libro de Ondjaki, nos parece adecuado recomendar una de las obras más significativas de este joven autor. Cuba fue uno de los grandes peones del proceso de descolonización de Angola y tuvo un papel fundamental en los primeros años de independencia. Este libro es un periplo retrospectivo hacia la infancia y las raíces del autor, que destapa en primera persona las dificultades que vivió un país que se convirtió en el núcleo de las pugnas entre los dos grandes bloques ideológicos de la Guerra Fría.

Metro de Magdy El Shafee (Egipto)

Una novela gráfica que se convirtió en uno de los libros más polémicos de los últimos años en Egipto. En los días previos a la Revolución, el cómic fue censurado, su autor acabó detenido y tan sólo vio la luz en las librerías egipcias a principios de 2013. Publicado en el año 2008, su contenido expone la corrupción de los poderes fácticos y el sofoco en el que sobrevive una población cada vez más crítica y consciente. La obra no ha sido traducida al castellano por el momento, aunque siempre podemos armarnos de valor y desempolvar nuestro inglés para leerla.

El patio de las sombras de Mia Couto (Mozambique)

La literatura infantil africana no es uno de los géneros más difundidos en lengua española. Este cuento tradicional de la etnia makonde fue ilustrado por el genial pintor Malangatana y adaptado por el extraordinario escritor Mia Couto, a quien ya entrevistamos en afribuku. En esta edición podemos encontrar tanto la versión del reconocido escritor mozambiqueño como el propio cuento en bruto. En este pequeño relato vemos cómo la estrecha línea entre la vida y la muerte se dan la mano en el imaginario mozambiqueño. Hasta tal punto de que en ocasiones llegan a confundirse.

 

4 Replies to “Diez libros africanos para leer en vacaciones”

  1. Jose Maria

    Reply

    Hola Sonsoles,
    He caído por casualidad en tu web/blog buscando algo de información sobre las Bijagos, para mi segundo viaje allí este mes de marzo. Yo vivo en Abiyán desde hace un año y he recorrido muy intensamente Africa Occidental en los pasados tres años para establecer mis negocios textiles. He vivido en Mauritania, en Senegal y en Gambia. Ahora estoy esperando un niño con mi pareja Avalia, una maravillosa marfileña.
    Estoy totalmente de acuerdo contigo que el mundo desarrollado (yo he trabajado en banca de inversión durante 15 años en Paris, Londres, Milán y Londres, y sé de lo que hablo), y en particular ese Madrid que dejas atrás cada vez que te acercas a Africa, NO SABE LO INFELIZ QUE ES!. La felicidad está en lo que se es y no en lo que se tiene. Yo he cambiado mi vida aquí, aunque tengo teniendo mis tres niños en España, y visito mi casa de Tenerife con mucha frecuencia, mi corazón se siente repleto.
    Encantado de intercambiar opiniones y experiencias contigo.
    Recibe un saludo,
    Jose María

    1. sonsolesmeana

      Reply

      Muchas gracias por dejar tu comentario. Los amantes de África entendemos de que hablamos y lo que sentimos. Mi vida cambió en el momento en que pisé el continente negro y ya nunca he vuelto a ser la misma. He seguido en mi trabajo, tengo mi casa, los amigos de siempre pero yo nunca he vuelto a ser la persona que era y me alegro mucho de ello. No me interesa nada de lo que le suele interesar a la gente que me rodea. A veces, me siento un bicho raro sin entender y sin que me entiendan. Lo único que quiero es volver, volver y volver. Mi sueño africano es poder vivir algún día allí. Tienes mucha suerte. Un abrazo enorme.

  2. Jose Maria

    Reply

    Hola Sonsoles,
    He caído por casualidad en tu web/blog buscando algo de información sobre las Bijagos, para mi segundo viaje allí este mes de marzo. Yo vivo en Abiyán desde hace un año y he recorrido muy intensamente Africa Occidental en los pasados tres años para establecer mis negocios textiles. He vivido en Mauritania, en Senegal y en Gambia. Ahora estoy esperando un niño con mi pareja Avalia, una maravillosa marfileña.
    Estoy totalmente de acuerdo contigo que el mundo desarrollado (yo he trabajado en banca de inversión durante 15 años en Paris, Londres, Milán y Londres, y sé de lo que hablo), y en particular ese Madrid que dejas atrás cada vez que te acercas a Africa, NO SABE LO INFELIZ QUE ES!. La felicidad está en lo que se es y no en lo que se tiene. Yo he cambiado mi vida aquí, aunque tengo teniendo mis tres niños en España, y visito mi casa de Tenerife con mucha frecuencia, mi corazón se siente repleto.
    Encantado de intercambiar opiniones y experiencias contigo.
    Recibe un saludo,
    Jose María

    1. sonsolesmeana (Post author)

      Reply

      Muchas gracias por dejar tu comentario. Los amantes de África entendemos de que hablamos y lo que sentimos. Mi vida cambió en el momento en que pisé el continente negro y ya nunca he vuelto a ser la misma. He seguido en mi trabajo, tengo mi casa, los amigos de siempre pero yo nunca he vuelto a ser la persona que era y me alegro mucho de ello. No me interesa nada de lo que le suele interesar a la gente que me rodea. A veces, me siento un bicho raro sin entender y sin que me entiendan. Lo único que quiero es volver, volver y volver. Mi sueño africano es poder vivir algún día allí. Tienes mucha suerte. Un abrazo enorme.

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