Abeokuta, la capital histórica de los yorubas
Dos meses de licencia viviendo en África (4 etapa)
Abeokuta tras el estrés de Maiduguri
Continuación de Kano la ciudad indescriptible
4 de Febrero
Recorriendo la Yorubaland
Nueva etapa de este viaje de dos meses en Africa. Nos hemos quedado bloqueados. Llevamos más de un mes viviendo en Nigeria. Tras nuestro paso por Maiduguri y Kano estoy cansada.
Empiezan nuevas dificultades y estoy extenuada.
El día ha ido de mal en peor
Ha sido un día decepcionante. Hemos abandonado el confort del “Hotel Blowfish” en Victoria Island (Lagos) tras los días vividos en Maiduguri, Abuja y Kano para empezar ahora a recorrer las ciudades yorubas (los yorubas son la etnia predominante en Nigeria).
Vamos a buscar el taller de Mavua Lessor
Lo primero que quiero es visitar el taller del pintor “Mavua Lessor“. Desde que he pisado este país, tengo una idea en la cabeza, llevarme una nueva pintura a Madrid para mi colección de pintores africanos. Me gusta la pintura africana. Había apostado por Lessor después de disfrutar de sus cuadros en la maravillosa “Galería Nike” de Lagos. Llegar a su casa nos ha costado un pico y mucho esfuerzo. La carretera es un verdadero infierno.
En Nigeria todo se ha degradado desde la última vez que estuvimos en el 2012. Las poquísimas carreteras por las que se puede circular están llenas de agujeros y boquetes, en los que se hunde literalmente el coche.
Este país no tiene remedio. El gobierno no invierte ni un duro en carreteras. Un viaje de 50 km se convierte en una tortura de tres o cuatro horas de entre baches y atascos. Llegamos a casa de Lessor extenuados. Vive en un villorrio en el que el acceso a su casoplón es otro infierno.
Después de enamorarme más todavía de todo lo que tiene en su taller empieza la negociación. Lessor se cotiza muy alto dentro de lo que son los pintores nigerianos. Tiene una pintura increíble. Todo lo que toca es fantástico.
Elegimos un cuadro exacto a éste de tamaño mediano. Nos pide que hagamos una oferta. Nuestra propuesta provoca su risa (bueno risa no es la palabra correcta porque Lessor es serio y distante como no he conocido a muchos nigerianos). Se nos queda mirando con cara de desprecio y cierto aire de soberbia. Nos da su precio. Lo que nos pide nos hace pensar que el tipo se ha vuelto loco. No puede haber negociación con tan mal comienzo. Este tío es un verdadero memo.
Cambio de tercio, nos vamos a Abeokuta. La experiencia con el pintor, me ha dejado el animo por los suelos.
Abeokuta, capital del Estado de Ogún
Hemos llegado a Abeokuta a unos doscientos kilómetros de Lagos. Es una ciudad nigeriana, capital del Estado de Ogún, junto al río Ogún. Los mapas de geografía dicen que el río Ogún atraviesa la ciudad de Abeokuta y luego cruza la frontera de la República de Benin para desembocar en el gran río Ouémé. Lo que no dicen los libros es que en el río Ogún se concentra uno de los mayores focos de explotación infantil de toda África.
Abeokuta ha sido uno de los núcleos de explotación infantil de África
Capital histórica de los yorubas, la principal etnia de Nigeria. Su nombre significa “bajo la roca” en lengua local. Su principal y prácticamente única atracción turística es “Olubo Rock“, una roca gigante que ofrece unas vistas magníficas de la ciudad.
Con medio millón de habitantes, Abeokuta es un lugar clave en la reciente historia de Nigeria. De aquí son el premio Nobel de Literatura, Wole Soyinka y el ex presidente del país, Obasanjo. El cemento, la grava y los ladrillos son su principal industria. Vayas donde vayas hay un chico caminando con una pala o un pico al hombro. Las venden por todos lados, en los mercados, en los semáforos y en las cunetas de las carreteras.
Las canteras están perdidas en mitad de la selva. El territorio es propiedad de los yorubas nigerianos pero los benineses (traficantes y explotadores procedentes de la República de Benin, país limítrofe con Nigeria ) se lo alquilan para explotar la arena, grava o granito. Es un submundo inaccesible. Xaquín logró entrar hace unos años. Aquí entonces se explotaba a niños muy pequeños lo que hacia que los benineses tuvieran un buen negocio y que los nigerianos mirasen para otro lado.
Gran parte del tráfico de niños en el África occidental está en manos de los benineses. En la mayoría de los casos, los niños traficados proceden de la República de Benin, al igual que los traficantes y los capataces que los explotan. Hay tráfico de niños en Malí, Togo y Burkina Faso con destino a las plantaciones de cacao marfileñas, pero se trata de una práctica residual en numero comparada con el caso de Benín.
Las canteras de Abeokuta ha sido uno de los focos de este tráfico
El tráfico en las canteras comienza en los poblados de la República de Benin, uno de los países más pobres de África. La poligamia y la pobreza son el caldo de cultivo para que un niño no valga nada sino es para traer dinero a la familia.
El padre es el único que puede tomar la decisión de vender a su hijo, aunque para ello deberá contar con el consentimiento del clan, hermanos, cuñados y tios del niño. La madre apenas tiene capacidad para tomar decisiones.
El traficante suele ser un vecino, un amigo o alguien de la zona. En muchos casos se trata de alguien que conoce el oficio porque lo ha vivido en carne propia, puesto que fue traficado de pequeño. El traficante suele pagar menos de veinte euros por niño con derecho a explotarlo por cinco años. Al cabo de ese tiempo en niño volverá a su poblado con el dinero, una fortuna para un poblado beninés.
Hay un cuarto personaje, el yoruba nigeriano, dueño de las tierras donde están las canteras en la selva. El traficantes beninés alquila el terreno y lo explota directamente con los niños. El trabajo consiste en llenar los remolques typper de arena y grava.
Es imposible saber cuantas canteras hay en los alrededores de Abeokuta. Lo cierto es que entrar en el territorio de las canteras es muy complicado. Solo un buen conocedor de la zona es capaz de adentrarse en este territorio selvático.
Lagos la megaurbe esta muy cerca de Abeokuta y necesita los materiales en el sector de la construcción para seguir creciendo. Lo que a ningún constructor de Victoria Island, el sky line de Lagos, le importa es si la arena o la grava que utiliza ha pasado antes por las manos de los niños benineses.
Xaquín logró adentrarse en las canteras haciendo estas fotos y publicando su libro “Las fronteras se cruzan de noche” sobre el tráfico de niños benineses en Costa de Marfil y en las canteras de Abeokuta.
Hemos llegado muy cansados y hemos elegido deprisa y corriendo un hotel que tiene todo menos comodidad.
El paseo por Abeokuta se convierte en polvo y suciedad. No hay casi taxis solo motos okadas o samillans para desplazarte.
Mi único interés en esta ciudad es poder acercarme mañana a ver a los niños de las canteras como pudo Xaquín hacerlo hace unos años. Parece una misión imposible con tan poco tiempo. Hacemos varías llamadas que no dan ningún resultado.
Se nos ocurre acercarnos a una iglesia católica por si nos ayudan a coger un conductor que nos lleve mañana a ver a los niños explotados del río Ogún y de las canteras.
El párroco es un imbécil literal que aparece con cara de pocos amigos. No se le ocurre otra cosa que pedirnos las credencial de periodistas. Nos empieza a tocar las narices y le dejamos con la palabra en la boca por memo.
Se empieza a hacer de noche y la ciudad cada vez tiene más polvo. Estamos más que desorientados. Ni idea de donde cenar. No es una ciudad donde se vean restaurantes o cafés. Al final, en el mejor hotel de Abeokuta, una horterada, “nigerianada” de las gordas, feo a morir, nos han hecho unos sandwiches que nos llevamos derrotados a nuestro hotel “cutre entre los cutres“.
Nuestro paso por Abeokuta ha sido más que decepcionante. Tenía mucho interés en encontrar lo que Xaquin pudo ver hace unos años. Quería conocer a los niños del río Ogún y ha sido imposible dar con ellos. Es una labor que necesita tiempo y preparación, contactos, imposible pasando por Abeokuta un solo día.
Estamos super desanimados, Nigeria es terrible para moverse. Es un país muy complicado. Se nos está pasando por la cabeza, mandar a la mierda todo y largarnos en un avión a Johanesburgo. Me apetece cambiar de tercio. Nigeria me agota. Hemos trabajado mucho estos días en Maiduguri pero ahora viajar por carretera es un desgaste muy elevado.
5 de febrero
Tras la noche, descartamos la idea de volar a Johanesburgo, seguimos apostando por Nigeria aunque a veces te desespera.
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